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Javier Bozalongo: «Aunque uno siempre deje huella en sus libros, hay que tratar de no repetirse»

Foto: Joaquín Puga

Javier Bozalongo (Tarragona, 1961). Ha publicado los poemarios Líquida nostalgia (2001), Hasta llegar aquí (2005), Viaje improbable (2008, Premio Surcos de Poesía), La casa a oscuras (2009, Accésit del Premio Jaime Gil de Biedma), Todas las lluvias son la misma tormenta (Libros del Aire. Santander, 2018, Premio Blas de Otero de Majadahonda), Este país (2019), Todo es azar (2021) y Nombrar la herida (2022). Antologías de su obra han aparecido en Costa Rica, México, Ecuador y Argentina, así como traducciones de sus libros al inglés e italiano. En 2016 publicó el libro de relatos, Todos estaban vivos y los libros de aforismos Prismáticos y Cóncavo y Convexo (junto a Carmen Canet). Es editor en Sonámbulos Ediciones. Su último poemario publicado es Mecanismo de arena (El Toro Celeste, Málaga, 2024). Charlamos hoy con él para que nos dé su Primera Impresión sobre este poemario.

 

Javier Gilabert: ¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?

Javier Bozalongo: Al terminar el anterior poemario, Nombrar la herida, empecé a escribir los poemas que forman Mecanismo de arena con el propósito de sentirme totalmente libre a la hora de expresar sentimientos y vivencias, en una especie de desnudo velado ante los lectores.

 

¿Qué pistas o claves te gustaría dar a l@s posibles lector@s?

Espero que vean ese juego de luces que proponen la mayoría de los poemas, ese «íntimo acomodo» –como ha señalado Alejandro Pedregosa– que sitúa al poeta frente a sí mismo para que los demás descubran lo que sus propios espejos puedan reflejar

 

¿Qué efecto esperas que tenga en ell@s?

Sobre todo, espero que el libro guste, que es a lo que aspiramos cuando lo publicamos. Si además pueden verse reflejados en él (otra vez los espejos) y llegar a sentir que ellos o ellas han vivido o sentido algo parecido, me sentiré más feliz todavía, esperando que lo compartan y lo difundan como una buena nueva.

 

¿Qué importancia tiene la estructura o la disposición de los poemas en el volumen?

La estructura es importante. El libro se divide en tres partes cuyos contenidos están bien diferenciados. En un guiño al cine, la primera parte es “Exterior”, día; la última, “Interior”, noche; y entre las dos se sitúa un poema en cinco partes que se entrelaza con el “Paso a dos del ballet” para servir de puente entre las dos partes mencionadas.

 

Siempre hay algo de uno mismo en todo lo que escribo

¿En qué medida veremos en él —o no— al Javier Bozalongo de tus anteriores obras?

En cuanto a si veremos o no al Javier de otras obras, siempre hay algo de uno mismo en todo lo que escribo, pero creo que en este libro me he dejado llevar por una libertad de escritura e incluso de pensamiento que no estaba en mis anteriores obras, y siento mis poemas más frescos y menos encorsetados, bien sea por la madurez propia de la edad o por haber dicho y escrito lo que realmente quería decir y escribir.

 

La poesía es búsqueda continua, aprendizaje

Dice nuestro común amigo Alejandro Pedregosa de este libro que con él tratas de «encontrar un acomodo íntimo y personal en la poesía». ¿No te parece que escribir poesía y encontrar acomodo en ella es, en cierto modo, un oxímoron [risas]? ¿Cómo se consigue algo así?

La poesía es búsqueda continua, aprendizaje, y conviene estar atentos (como dice el último verso del libro) a todo lo que ocurre alrededor, en la poesía y en la vida. Creo que Alejandro se refiere más bien a lo que he dicho en la respuesta anterior, y es que en este libro he roto en cierto modo mi propia disciplina para sentirme realmente cómodo a la hora de escribir y expresarme. ¿Cómo se consigue? Si tuviera esa fórmula la seguiría utilizando, pero entonces me repetiría a mí mismo en próximos títulos, y aunque uno siempre deje huella en sus libros, hay que tratar de no repetirse.

 

Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de Mecanismo de arena, ¿cuáles serían?

No es fácil la elección, pero creo que una buena «cata» del libro sería leer “A vueltas con la luz”, “Jaque al rey” y “Sombras chinescas”.

 

La editorial Sonámbulos Ediciones, que codiriges junto a Joaquín Puga, Daniel Fajardo y Ramón L. Pérez y Lola Maleno, se ha ganado por derecho propio su lugar en el proceloso mundo del libro en nuestro país y poco a poco su catálogo crece y se enriquece.

Una editorial como Sonámbulos Ediciones se basa en la audacia (no empresarial) de quienes la componen, buscando publicar aquello que nos gusta y que a menudo no tiene cabida en los sellos más grandes, procurando estar atentos a nuevas voces en la poesía o en la narrativa, buscando traducciones de autores o autoras interesantes y cuidando especialmente el libro como objeto, tanto los de poesía o narrativa como, especialmente, los de fotografía, de manera que tengan tanto un valor literario o fotográfico como un valor como objetos en sí mismos.

 

Aparecen voces nuevas e interesantes a las que hay que prestar atención

¿Corren buenos tiempos para la lírica?

Son buenos tiempos, pues no dejan de aparecer títulos interesantes de poetas muy jóvenes que se incorporan a editoriales también jóvenes que, a su vez, incorporan nuevos lectores. Otra cosa es que se lea más o menos, que se vendan más o menos libros… pero sin duda aparecen voces nuevas e interesantes a las que hay que prestar atención, tanto como a los nuevos títulos de autores consagrados.

 

Lo que para mí puede ser un buen libro puede no serlo para otro lector o lectora

¿Qué ingredientes, a tu entender, debe tener un buen libro de poesía?

Cada uno debe tener su receta, como en la buena cocina, y manejar los ingredientes a gusto de quien escribe. Sentar cátedra en este asunto es peligroso, pues cada uno nos acercamos a los libros de una manera que tiene que ver con nuestra formación, con nuestra propia tradición y nuestras lecturas. Lo que para mí puede ser un buen libro puede no serlo para otro lector o lectora, así que es mejor que cada uno valore a su antojo lo leído.

 

Por último, como lector, ¿de quién te gustaría conocer su “Primera impresión”?

No sé si está bien mencionar autores de Sonámbulos, pero ahí van algunos nombres: José Luis López Bretones, de Almería, acaba de publicar un nuevo poemario después de veinte años de silencio: Otra vez la poesía; y un joven poeta jerezano está a punto de presentar un libro que en la editorial también nos ha gustado mucho: Punto espacio A. Y, por último, mencionar a Rosa Ortega Sánchez, una poeta valiente que repite en Sonámbulos con un nuevo poemario: Lejos del aguacero.

 

***

Tres poemas de Mecanismo de arena (El Toro Celeste, 2024)

 

A VUELTAS CON LA LUZ

 

La sombra de mis manos se proyecta en la mesa
antes de que la tinta emborrone el papel.

 

¿Dónde hay más poesía, en la luz pertinaz
que entra por la ventana y dibuja a su antojo
las formas más extrañas a las que busco nombre,
o en las leves palabras que buscan una voz
que las pronuncie y dé sentido a su existencia?

 

En ambas y en ninguna me encuentro al mismo tiempo:
soy la sombra y la voz y la palabra escrita,
soy sinsentido y soy, también, significado.

 

 

JAQUE AL REY

 

Conjugar ciertos verbos supone muchas veces
olvidar lo aprendido, ser dueño de uno mismo
aunque la posesión sea un matiz
extraño en tu vocabulario.
Supone la alegría de volver a escribir
–corazón en la mano–
la palabra alegría y la palabra risa,
compartir, celebrar…
volver al diccionario que habías olvidado,
reciclar sentimientos.

 

Recuperar el tiempo es tarea imposible,
pero otro tiempo nuevo te devuelve al tablero
donde aún es posible que esta torre caída
se enroque con el rey,
salvando así ambas vidas.

 

 

SOMBRAS CHINESCAS

 

Si todo hubiera sido un simulacro,
una ilusión, un sueño, unas sombras chinescas
proyectadas sin tino sobre una pared rota.

 

Si al encender la luz
la sombra de esas sombras
emborrona la imagen que va desvaneciéndose
cegando al que la observa,
como quien mira al sol por un instante
y retiene su fuego cuando cierra los ojos.

 

Si todo eso sucede
y al despertar no hay nadie,
quédate con el verso que copias y repites:
yo sé que existo porque tú me imaginas,
para saber entonces que sí valió la pena
porque siempre, seguro,
conviene hacerle caso a los espejos.

 

Conviene estar atentos.

 

 

ENTREVISTA REALIZADA POR JAVIER GILABERT
Granada, 1973. Maestro avemariano, es autor de PoeAmario (2017), En los Estantes (2019), Sonetos para el fin del mundo conocido (2021) junto con Diego Medina Poveda, Bajo el signo del Cazador (2021) junto con Fernando Jaén, Todavía el asombro (2023). Copromotor, antólogo, coeditor y periodista cultural.

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