Hechiceras de hoy para convocar a una Desobediente María
Horacio Otheguy Riveira.
Desde la resignación de una habitación sin ventanas, tres hermanas costureras viven con el espíritu combativo de una mujer que ya su abuela y su madre conocieron, conversaron, respiraron, aplaudieron, temieron. Fieles a la tradición manchega de estar con los muertos más celebrados en buena compañía, entre fogones y pucheros, sin necesidad de altares, a ras de tierra, como si compartieran con aquella joven prematuramente crecida para el amor y la viudez y la desgracia, y el temerario andar al frente de los comuneros que se levantaban contra el agobio de los impuestos del rey Carlos I de España (que apenas hablaba castellano porque era a su vez V del Sacro Imperio Germánico).
Una de aventuras es la historia desconcertante, lúdica y mágica que esta función teatral que transcurre en el taller de costura de Toledo reviven el pasado de cuando la madre les prohibía creer en lo que les pasa, y la comunidad se burlaba de ellas. Hasta que eligen confiar y representarla a través de la música, y la ficción, como un juego, pero más que eso: un ejercicio de empoderamiento.
El poder de una feminidad truncada en el pasado en batallas duras, ganadas y perdidas, que con el hechizo fascinador del teatro se presentan para hacer del recuerdo de María Pacheco una fiesta de alegría en el encuentro de fuerzas telúricas, ávidas de seguir luchando por los derechos de las mujeres, siempre cuestionados, con la frente alta, los puños cerrados, y la alegría en el cuerpo que canta y afronta con fina ironía los desaires de la ignorancia.
María, de altos reyes derivada,
de su esposo Padilla vengadora,
honor de su sexo,
yace aquí enterrada.
De origen aristocrático, se rebeló al mandato familiar, casándose con 14 años con Juan de Padilla, quien fue un bravo militar al frente de los Comuneros de Castilla, y fue decapitado delante de su viuda.
Así, María Pacheco a los 24 años lidera el movimiento comunero con mucho éxito, hasta la caída frente a los poderosos “realistas”. A los 34 años enferma y muere pobre y en el exilio.
Debido a su peripecia heroica, fue conocida por el pueblo con los apelativos de Leona de Castilla (con este título, Amparo Rivelles la interpretó en el cine, en 1951), Brava Hembra, Centella de Fuego y El último Comunero. Nunca consiguió el perdón del rey al que se enfrentó y murió en el exilio en Portugal, pasando muchas penurias en los últimos años de vida.
Un espectáculo vitalista
Lo que sucede en escena es una muy vitalista conjunción de intereses, ya que se omite la narración de muchos acontecimientos históricos, pues lo que importa es el andamiaje de tres costureras que no lo tienen nada fácil (“No podemos hacer más que arreglos, porque nos comen el terreno los de Bangladesh o China con ropa tan barata…”), de manera que entregarse al paso e invocar a María Pacheco surge de su natural vocación por vivir con la enseñanza perpetua en el arte de la desobediencia.
Encina, Jara y Oliva, cosen, remiendan, discuten, pelean, se mofan de sí mismas y se acaban uniendo en un solo corazón. Terminan aprendiendo la importancia de la fuerza común, y la memoria de la Pacheco las une y se instala en escena, gracias a una composición teatral con ráfagas de canciones y mucho sentido del humor: invención de sainete femenino para lanzar un discurso profundamente humanista.
Texto y dirección: Marianella Morena
Sobre una idea original de: Salvador Collado
Actrices: Laura Hernando, Lucía Trentini, Candela Solé
Investigación y documentación: María José Bruña
Escenografía e iluminación: Bibiana Cabral
Música original: Lucía Trentini
Letras de canciones: Marianella Morena
Vestuario: Tatiana de Sarabia
Ayudante de dirección: Andrea Saiz
Diseño gráfico: Gustavo Martín Estudio
Coordinación de producción: Jean Paul Peralta
Idea y Producción: Salvador Collado (Euroscena)
Duración: 85 minutos.
Música ejecutada en directo por las propias actrices.
TEATRO DEL BARRIO. PREMIO NACIONAL DE TEATRO. DEL 1 AL 10 DE NOVIEMBRE 2024