‘El hombre que amaba a los perros’, de Leonardo Padura

Eduardo Suárez Fernández-Miranda.

Intento que toda mi relación con la realidad pase a través de la literatura, que lo que tenga que decir sobre la realidad cubana, bueno o malo, surja de mis libros. Esto ha provocado una gran comunicación con el público y, además, a veces me ha sorprendido, ha significado un reconocimiento de las instituciones culturales. Leonardo Padura.

Han pasado quince años desde que Leonardo Padura (La Habana, 1955) publicara una de sus novelas más emblemáticas: El hombre que amaba a los perros. La editorial Tusquets ha aprovechado la ocasión para preparar una nueva edición, con prólogo de su autor y un epílogo de Rafael Acosta.

Renovador de la novela policiaca con títulos como Pasado perfecto, donde conocimos por primera vez a su personaje más reconocido, Mario Conde, Vientos de cuaresma, Máscaras o Paisaje de otoño, que juntas conforman la tetralogía ‘Las cuatro estaciones’, Leonardo Padura utiliza este género literario como pretexto para hablar de otras cosas. Pretende con sus novelas acercarnos a la realidad de su país, a sus luces y sus sombras, mostrando lo que son algunos de sus verdaderos problemas.

Para Leonardo Padura, una de las obligaciones actuales de los escritores en Cuba es “reflejar nuestra realidad, que es muy singular, social y políticamente. Sabemos que hay reglas del juego que no se pueden violar y que hay niveles de permisividad, pero hemos de tratar de ampliar estos márgenes para poder reflexionar cada vez con más profundidad sobre nuestra sociedad”.

El hombre que amaba a los perros reconstruye, a través de su protagonista, Iván, la vida de dos personajes que acaba confluyendo en trágicas circunstancias. Seremos testigos de la vida de Liev Davídovich Bronstein, conocido como Trotski, y Ramón Mercader, que se ocultaba bajo el nombre de Jacques Mornard. Víctima y verdugo de uno de los crímenes mas significativos del siglo XX.

La novela supuso para su autor un arduo trabajo de investigación, no sólo a través de libros y documentos; Leonardo Padura viajó a Barcelona tras los pasos de Ramón Mercader. Porque la novela trata, según su autor, del destino de un hombre que por razones ideológicas empeña su propia vida hasta el punto de perderla: “A pesar de seguir vivo no volverá a ser la misma persona”. El hombre que amaba a los perros es, al mismo tiempo, un recorrido por esa “gran utopía del siglo XX, cómo se manipuló y se pervirtió a través del estalinismo”.

Y como punto de unión, está la vida de Iván y sus propios avatares en la Cuba contemporánea, lo que le sirve a Leonardo Padura para mostrarnos la realidad del complejo país caribeño.

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