Livianas Provincianas en “Mírame”: divinas del cuplé y la revista

Horacio Otheguy Riveira.

Cuando dan luz de sala, allí están ellas esperándonos, bien organizadas para abrazarnos, besarnos y regalarnos sonrisas mientras nos aseguran felices -pero que muy felices-, que somos sus fans preferidos.

Nos firman autógrafos en unos peculiares programas donde son portada de Interviú.

Desfilamos los espectadores como sonámbulos entre sus afectuosas maneras, como si llegáramos con las manos vacías a casa de unas amigas muy íntimas que cuando ya estamos todos ubicados, dichosamente embriagados de su compañía, al fin sin su abrigos de piel, con la escasa ropa que exige el espectáculo que venimos a ver nos canten:

Yo soy la vedette

la vedette

de un teatro de revistas

Empecé siendo corista y como fui chica lista…

Aquí me ven de vedette, de vedette de revista…

 

Con esta canción que interpretaron muchas figuras (Concha Velasco, María José Nieto, Esperanza Roy…), y que popularizó en el cine Gracita Morales (“Más bonita que ninguna”, 1965), comienza este encantador show donde se rinde tributo a las “sicalípticas” (femeninas criaturas muy deseadas, volcadas en los juegos de los placeres carnales en los años 20-30); por tanto, se juega con dobles sentidos propios del cuplé, y en diversa medida de la gran revista española, donde hermosas mujeres y guapos muchachos debían contener sus impulsos erótico-festivos bajo la rigurosa mirada de los censores del franquismo.

Sin embargo, a un lado de la picaresca más obvia de las cupletistas, las vedettes -a menudo buenas actrices cómicas- fueron capaces de enamorar con canciones como Mírame, también aquí en relieve: “Si me quieres matar… miramé” -el acento va mejor al final cuando se canta-.

El festín es grande para los amantes de estos géneros frívolos que cada tanto reaparecen por intérpretes de diferente trayectoria (por ejemplo, Carmen Barrantes y Thais Curiá, Las Sicalípticas), todas ellas muy buenas actrices cantantes.

Así, estas Livianas Provincianas, interpretadas por Paloma García-Consuegra e Irene Doher, pueden jugar a la procacidad como a la ternura (siempre, en realidad tan unidas) e incluso el toque de fecundo melodrama (homenaje sentido a estar de “bajón”), muy vestidas lo mismo que medio desnudas o desnudas del todo, oh, bueno, con mallas color carne…

Jugar al placer sexual entre hermosas canciones que pueden disfrutar también los más jóvenes en un descubrimiento que les sonroja y divierte por igual porque, como la opereta, el sainete musical o la ópera cómica perviven en el tiempo con la euforia y la belleza de los géneros populares que no hay modo de matarlos por mucho que insistan los cerebrines de turno… y poco o nada se trata en las Enciclopedias del Arte Escénico.

 

Serias se ponen de repente, pero pronto escampa y vuelven a cantar con hermosa voz y contagioso gracejo… hasta ponerse plumas e invitar al público a sacar “la vedette que todos llevamos dentro”.

 

Sexis, muy divertidas, algo dramáticas a ratos, fantásticas siempre, acompañadas por un estupendo pianista… en hora y media triunfal con final en homenaje a Lina Morgan y su “Gracias por venir”…

 

 

 

La Berta: Irene Doher
La Reme: Paloma García-Consuegra
Maestro Alacid: Pepe Alacid
Dirección: Paloma García-Consuegra, Irene Doher
Asesor de Dramaturgia y dirección: Sergio Adillo
Jefa de Producción: Mayte Barrera
Iluminación: Elena Santos
Plástica escénica: Antiel Jiménez
Ayudante de plástica escénica: Jose W. Paredes
Coreografía: Patricia Ruz
Dirección Musical: Pepe Alacid
Asesor de revista y cuplé: Manuel Lagos
Confección de vestuario: Alicia Portillo, Paula Sousa, Esther Fernández, Confección y arreglos Samira
Construcción escenografía: Metanoia
Composición musical original: Pedro Granero
Diseño de maquillaje y peluquería: Alba Jiménez
Fotografías: Luz Soria

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