‘Los límites de la ciencia’, de Javier Argüello

Los límites de la ciencia

Javier Argüello

Debate

Barcelona, 2024

81 páginas

 

Por Ricardo Martínez Llorca / @rimllorca

La ciencia es amor para unos y dolor para otros. Hay quien piensa que intenta acaparar toda la humanidad y, lo que es más tremendo, todo el universo, y hay quien opina que lo que hace es desmenuzarlo. La ciencia nos habla de lo que nos toca sin que mencione lo que nos atañe. La ciencia es lo principal para descubrir en qué consiste el oficio de vivir. Uno puede opinar sobre ella una cosa y toda la contraria al minuto siguiente. Y eso sin ejecutar el paso previo, que es definir en qué consiste la ciencia. Posiblemente sea un tema sobre el que se pueda crear mucha literatura, pero primero habría que definir en qué consiste la literatura. En un momento de esta ponencia de Javier Argüello (Santiago de Chile, 1972) comenta que lo que nosotros entendemos por literatura es algo que se limita a poner en palabras el verdadero contenido de la literatura, que está en la vida. Ahí afuera convive la literatura con la física. Esa combinación da pie a este pequeño ensayo, creado tras la visita del autor a la Organización Europea para la Investigación Nuclear, con su acelerador de partículas de veintisiete kilómetros, en Ginebra.

Pero la principal preocupación de Argüello en todo esto es el papel protagonista de la belleza. Al fin y al cabo, no será otra cosa lo que nos llevemos de este mundo en el instante en que nos disponemos a saltar al otro lado de la tumba: aquellos momentos en que sentimos belleza justificarán todo lo que hemos sido. Una de las cuestiones que de algún modo justifican el empuje de estas páginas, es descubrir si la belleza está en la oscuridad o en la luz. Y de esa duda saldrán los mejores pensamientos y los sentimientos más queridos. Es muy probable que se encuentre en los dos lugares, y también en todos los grises intermedios, porque la belleza tiene también mucho que ver con el protagonista, que también es espectador, que es quien la percibe. Argüello habla sobre los límites, sobre la exploración, sobre lo desconocido (incluso sobre Dios y los dados), con facilidad, sabiendo que no va a descifrar enigmas, pero sí a ayudarnos a seguir el camino, a despertar curiosidad y saber que esta no tiene por qué ser inquietante. Los límites de la ciencia es un libro pacífico en el que se nos recuerda que la emoción de la belleza procede de las cosas buenas por las que merece la pena seguir luchando.

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