El impacto cultural de los casinos en la sociedad española
Según el Diccionario de la Lengua Española de la RAE, la palabra casino viene del italiano, y significaba originalmente “casa de campo señorial”. No es de extrañar, pues, que fueran los italianos quienes crearan la primera casa de juegos, inspirándose en estas casonas aristocráticas, y dándole, por tanto, la denominación de “casino”.
Concretamente, fue en Venecia donde se inauguró en 1638 Il Ridotto, el primer casino estatal, que se ubicó en un ala del Palacio Dandolo, y del que se dice que tenía entre sus clientes al mismísimo Casanova. El objetivo del Ridotto era sacar el juego de las calles y poder ofrecerlo en un entorno más controlado y seguro. Tras el éxito de este y otros casinos pioneros, el formato se extendió por toda Europa y América durante el siglo XIX. Y España no iba a ser una excepción.
El origen de los casinos en España: Los casinos culturales
El siglo XIX en España trajo consigo una época de crisis tras la Guerra de la Independencia, pero también de cambios y novedades. El auge de la burguesía y la citada expansión de los locales de juego por toda Europa, unida a la decadencia y muerte de Fernando VII, “el Rey Felón”, contribuyeron a la aparición de los llamados “casinos culturales”: locales elitistas inspirados en los clubes para caballeros ingleses y, por supuesto, con indiscutible influencia italiana, en los que se reunían miembros influyentes de la sociedad de la época para divertirse mientras hacían negocios.
Estos casinos culturales no solo incluían un espacio para juegos de azar, sino que también disponían de un café tertulia, además de una biblioteca y sala de lectura, donde los asistentes terminaban participando en animados debates. Pronto fueron incorporando espacios como salas de baile o de fiesta, así como escenarios donde se representaban obras de teatro o se celebraban conciertos.
Los primeros casinos españoles
El ejemplo más antiguo de estos casinos culturales es el Real Casino Antiguo de Castellón, fundado en 1814 por Francisco Giner de Lila, Barón de Benicásim y Montornés, que hoy en día sigue operativo como lugar de conciertos y conferencias, y es además Patrimonio Cultural de la ciudad.
Real Casino Antiguo, en Castellón, fundado en 1814.
Otros de los primeros casinos españoles emblemáticos tenían un carácter más obrero que los casinos culturales. El ambiente más progresista de estos lugares hizo que se crearan junto a asociaciones recreativas y sociales más abiertas, menos elitistas. El ejemplo más antiguo lo encontramos en el Real Casino de Murcia. Creado en 1847, destaca por lo espectacular de su edificio, que combina distintos estilos arquitectónicos y está considerado bien de interés cultural. El casino sigue siendo hoy en día la sede de la institución social del mismo nombre, constituida el 11 de junio de 1847.
Por su parte, el Casino Numancia, abierto en 1848, vio cómo, en 1865, nacía el Círculo de la Amistad en el mismo edificio. Al compartir no solo espacio físico, sino una misión social similar, acabaron fusionándose en 1961, y el Círculo Amistad Numancia sigue en el mismo lugar a día de hoy.
Otro casino notable es el Casino de San Sebastián, inaugurado en 1887. Situado en la costa del País Vasco, fue uno de los primeros en ofrecer una combinación de entretenimiento con el lujo de la belle époque. Durante el siglo XX, se consolidó como un centro cultural importante, donde se celebraban festivales de cine y eventos artísticos, y actualmente sirve de Casa Consistorial de la localidad.
Ayuntamiento de San Sebastián, que tuvo que cerrar como Casino por la prohibición al juego de 1924.
Los años oscuros y el renacer: de Primo de Rivera a la transición
El 13 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña, Miguel Primo de Rivera, dio un golpe de estado. Su llegada al poder abrió un periodo de dictadura y represión que llevó al cierre de muchos de estos locales. La guerra civil española (17 de julio de 1936 – 1 de abril de 1939) y la posterior dictadura de Francisco Franco consiguieron que la actividad de los casinos fuera prácticamente eliminada.
No fue hasta la transición democrática, tras la muerte de Franco en 1975, que los casinos experimentaron un renacimiento. En 1977 se legalizó de nuevo el juego a través de un Real Decreto para los juegos de azar, al que seguiría la aprobación de la Ley de Ordenación de Juego en 1981, que legalizó las tragaperras y facilitó la apertura de casinos por todo el país, haciéndolos más accesibles al público en general y consolidando a España como un destino turístico atractivo para los amantes del juego.
El auge de los casinos online
Ya en el siglo XXI, un hito marcaría un antes y un después en el mundo de los juegos de azar. La entrada en vigor de la Ley 13/2011, de 27 de mayo, de regulación del juego, y la creación de la Dirección General de Ordenación del Juego (DGOJ) como entidad reguladora y concesionaria de las licencias para que una plataforma de juego pueda operar en España, establecieron el marco jurídico para los juegos de azar en línea.
Los casinos online revolucionaron la forma de jugar, y trasladaron la experiencia del casino físico tradicional directamente a los hogares de los jugadores. Esto ha permitido una mayor accesibilidad, ya que cualquier persona con una conexión a Internet puede participar en juegos de azar desde su dispositivo móvil u ordenador.
Se podría decir que los casinos online han democratizado el acceso al juego, permitiendo que un público más amplio disfrute de esta actividad. Según los expertos de Casino.org, una de las plataformas más importantes del sector del juego en línea, la evolución de los casinos españoles es constante, y el acceso online los ha convertido en una parte importante del panorama del entretenimiento y la cultura global.
Aunque no se puede obviar el debate sobre los efectos y problemas del juego, sobre todo entre el público más joven, no se puede negar que los casinos han dejado huella en la historia y la cultura de España, y hoy en día siguen atrayendo a millones de personas, tanto a sus locales físicos como a sus salas online.