«Soy Nevenka», de Iciar Bollain
JOSÉ LUIS MUÑOZ
Se ha centrado Iciar Bollain (1967), a lo largo de una ya larga carrera, la niña de El sur de Víctor Erice, en ser la realizadora de cine social español por antonomasia, y ahí están Te doy mis ojos, También la lluvia o Maixabel, con lo que era la directora adecuada para llevar al cine el drama de Nevenka Fernández (una muy convincente interpretación de Mireia Oriol), la joven concejala del ayuntamiento de Ponferrada en la lista del PP que sufrió en sus carnes el acoso del alcalde de la localidad Ismael Álvarez (Urko Olazabal en un personaje patético y odioso).
Soy Nevenka debería ser película de obligada proyección en centro educativos para explicar exactamente en qué consiste el acoso sexual y cómo hay que denunciarlo. La joven advenediza que se metió en política cometió el error de entablar una relación sentimental, casi forzada, con el alcalde de la ciudad, que arrastraba consigo una muy ganada fama de depredador sexual, y cuando dio por terminada la relación sufrió el descrédito y las calumnias por parte de él, la corporación (excepto la oposición) y buena parte de la ciudadanía que cerró filas en torno a su primera autoridad, lo que la llevó a un estado depresivo y la huida de la población hasta que tomó la decisión de plantarle cara a la situación, llevar a juicio a Ismael Álvarez y conseguir su condena.
El mensaje de la película de Iciar Bollain es claro y contundente y resulta muy oportuno en unos tiempos en donde el machismo parece estar cobrando fuerza en todos los ámbitos como una fiera acorralada que se resiste a desaparecer. La directora aragonesa arma con maestría una película que no pierde fuelle en ninguno de sus tres tramos (seducción, desencanto y acoso) y en la que se retrata a la perfección esa forma de hacer política caciquil que todavía sigue vigente en algunos parajes de la periferia.
En demasiadas ocasiones la etiqueta de cine social lleva aparejada el concepto de panfleto. Esto, por fortuna, no sucede en Soy Nevenka, el valiente y didáctico alegato de una víctima del machismo que sirve de manual para las que se reconozcan en su protagonista.