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LOBA: homenaje y tierna parodia de Bette Davis

Horacio Otheguy Riveira.

Autor y director teatral, Juan Mairena —onubense residente en Madrid desde 1988— rinde homenaje a la gloria de las grandes actrices ya desaparecidas. Y lo hace en la piel de quien cubrió toda clase de papeles hasta morir en un hospital en París con 81 años físicamente muy castigados, pocas semanas después de triunfar en el Festival de San Sebastián de 1989, donde recibió no solo el galardón por toda una vida en el cine, sino el muy caluroso aplauso de un público entusiasta que la ovacionó al aparecer en la alfombra roja del gran escenario del María Eugenia, donde encendió su tan teatral cigarrillo.

Estaba muy enferma, pero —tal y como se la conocía— fue una encantadora loba en el ansia de vivir, luchando como una fiera por ser ella misma en un imperio de ficciones regido por hombres que creaban y destruían a su antojo. Esta Loba, de Juan Mairena, asume la osadía de presentar en escena a un personaje tan visto como muy admirado, y lo hace «vistiéndola» de la simpatía, del arrojo y la agonía de una mujer con mucho autocastigo y nada de la maldad absoluta del personaje que interpretó en la película del mismo nombre, La loba (1941), que dirigiera William Wyler, un maestro del cine del que se había enamorado, pero no supo llevar a la realidad lo que parecía un adorado sueño aceptado por los dos.

La función tiene el acierto de enlazar testimonios documentados con la palpitante ficción de ver al personaje como pocos han visto: con una capacidad enorme de pasar de la tragedia al melodrama y de éste a la comedia sobreactuada, ella siempre la primera en parodiarse con sus ojos saltones y brazos al cielo.

Se echan en falta otros momentos estelares, y es de lamentar un exceso de repeticiones en gestos y palabras. Por otra parte, resulta admirable el trabajo de Mélida Molina que conjuga la inevitable imitación con la personal recreación de situaciones muy destacadas, especialmente cuando menciona el doloroso recorrido de la relación con Wyler.

 

Cuando Davis fue Sor Bette

 

Resulta muy interesante recordar que, en un notable éxito de Mairena, también como autor-director, ya el eje de esta Loba estuvo presente en su pieza Cerda. Allí un personaje emblemático hablaba en gran medida como hoy podría hacerlo la Davis en boca de Mélida Molina y su gran creación:

SOR BETTE: ¿Yo?… Yo siempre he tenido dudas. He dudado… hasta de mi propia existencia. Siempre. Desde que era niña. Tan sólo el dolor parecía llevarme de nuevo a una de realidad que yo no había elegido… Una realidad que no era la mía. Y en la que no reconocía los paisajes, ni los objetos… ni siquiera esa imagen que el espejo se empeñaba en devolverme cada día… Intentaba escapar inventándome otras vidas. Las vidas de los otros… gente corriente, sencilla… cualquier vida que hiciera algo más soportable la mía. Hasta que el dolor volvía a agarrarme por los pies para hacerme suya. Para arrastrarme sin piedad, a esa existencia que… no era la mía. Esa realidad que yo no había elegido. A veces pienso que… el infierno debe ser algo parecido… Todas esas vidas, esas imágenes… todos esos paisajes que nunca he visto y que, probablemente, nunca veré… eran las únicas cosas que me hacían sentir… viva…

Aquí y ahora, en este 2024 aparece Bette revestida de sí misma entre hechos reales. Con poco más de 54 años llega a poner un anuncio buscando trabajo. La recibe un joven encargado de los anuncios en destacada revista. Resultará ser Lukas Heller, el autor del guion de ¿Qué pasó con Baby Jane? (1962), un éxito que le deparó importantes galardones, aunque no el ansiado Oscar.

Sobre este encuentro, previo a la lectura del guion, circulan recuerdos, anécdotas e imágenes breves de algunas películas de la diva… dentro de una puesta en escena dinámica en la que resultan brillantes los diálogos con dos fugaces momentos de danza.

 

 

«Cometí errores, pero tampoco me lo pusieron fácil. Amé a los hombres, aunque ellos nunca me amaron. No de verdad. De unos, recibí regalos. De otros… palizas. Algunos intentaron chantajearme, echarme de Hollywood, arruinarme. Pero yo nunca tiré la toalla… Y me gané el respeto del público. Al final… fui más lista que todos ellos». (En la foto Carlos Troya y Mélida Molina).

 

 

Jorge Varandela interpreta al redactor-guionista que recibe entusiasmado la visita de su ídolo. La tarde en que asistió este cronista actuaba él en lugar de Troya: muy eficaz en su grado de ingenua admiración, dispuesto a todo con tal de que Bette lea su guion: uno en que aparecería grotescamente maquillada, perfecta para una nueva interpretación genial en su larga carrera.

 

 

Bette DavisMélida Molina
Lukas HellerCarlos Troya (Actúa el día 8 y del 13 al 26 de octubre) / Jorge Varandela (Actúa del 26 al 12 de octubre, excepto el día 8)

Escenografía: Juan Sebastián Domínguez
Vestuario: Guadalupe Valero
Caracterización: Chema Noci
Iluminación: Bea Francos
Video creación: Luiscar Cuevas
Movimiento: Julia Monje
Ayudante de dirección: Pablo Martínez Bravo
Producción: La Caja Negra Teatro
Diseño Gráfico: María La Cartelera

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