La nada y el todo transitan por una Hysteria de Carla Nyman
Horacio Otheguy Riveira.
No resulta cómodo recorrer este mundo-espectáculo de voces blancas, sin estridencias ni emociones intensas, del mismo modo que no es fácil recorrer la histeria íntima y difusa de cada uno. De hecho, la autora y directora parte del origen histórico, con su definición atribuida a un pasado tan lejano en lo académico como cercano aún en el imaginario colectivo de hoy día:
“hysteria (n.) Enfermedad nerviosa, 1801, acuñada en latín médico como un sustantivo abstracto a partir de la palabra griega hystera “útero”, derivada de PIE *udtero-, variante de *udero- “abdomen, útero, estómago” (ver uterus)”.
Un viaje al centro de nuestra cabeza, donde los pensamientos, pim pam, corren a una velocidad ilógica y torrencial. Así crea un ambiente impoluto, hospitalario, para que lo histérico no corresponda solo a la mujer: cerebro y vagina unidos temblorosamente, sino también al doctor-doctor que la asiste y ya al comienzo; es decir, no más empezar, el galeno manipula el centro de sus piernas abiertas y encuentra, con bastante dificultad, una vagina de la que sacar variados objetos, todos significativos con su calidad metafórica, haciendo de los simbolismos un juego divertido, y tanto que del fondo de la joven surge la bandera de Finlandia, país donde parece haber huido de ella un tal Samuel que la dejó preñada de obsesiones… histéricas.
Su majestad El Libre Caos Mental
En palabras de Carla Nyman:
Partimos de lo que yo creo que vendría a ser lo surreal, que justamente nos permite deformar la realidad, dejándonos entrar en los mecanismos de aquel o aquella que propone alternativas a la realidad.
Una mujer y un hombre en un vaivén incesante de lo cierto y lo absurdo, lo factible y lo imposible, al fundirse los géneros e igualar posiciones es un punto de partida muy interesante. Lamentablemente, el mismo tono elegido para las voces (con la obligada puesta en escena de interpretar lo menos posible; decir sin emoción) consolida una decisión de irregular interés, a pesar de que se trata de un teatro más físico que palabrero.
Si bien se intercalan algunos monólogos, no importa lo que se dice ni cómo se dice, sino el vacío en el que navegan sin protección humanas elucubraciones irracionales.
En este vídeo se exponen objetivos y sentimientos con los que los intérpretes han jugado limpiamente, muy ajustados a los intereses de la autora-directora. Son voces e imágenes de tiempo de ensayos.
Una vez en escena, entregado todo a la voluntad de entendimiento de los espectadores, Hysteria de Carla Nyman se convierte en material clasificado en el que puede ahondarse con capacidad de sorpresa o aburrir soberanamente, o, como sucedió a este cronista, se puede deambular —como en una cuerda de funambulista— por ambos estados en busca de una conexión… sobre todo, la más importante, si fuera eso posible, un punto de contacto con las sucesivas crisis emocionales de cada uno.
Texto y dirección: Carla Nyman
Concepto: Carla Nyman y Alejandro Pérez-Paredes
Intérpretes: Lluna Issa Casterà y Mariano Estudillo
Ayudante Dirección: Ruth Rubio
Voz Perro heideggeriano: Marcial Álvarez
Voz Samuel: Samuel Padilla
Creación escénica: Lluna Issa Casterà, Mariano Estudillo, Juan Pérez, Danielle Mesquita, Ruth Rubio, Carla Nyman, Colectivo amor&rabia
Diseño de escenografía: Monica Boromello
Diseño de iluminación: David Picazo
Diseño de sonido: Sandra Vicente
Diseño de vestuario: Mónica Teijeiro
Coreografía: Juan Pérez
Asistencia artística: Lluna Issa Casterà
Ayudante de escenografía: Nuria Díaz-Tejeiro
Asesoría de movimiento: Danielle Mesquita
Asesoría Musical y arreglos vocales: Ruth Rubio
Construcción escenografía: Mambo Decorados
Realización escenografía textil: Estrella Baltasar
Fotografías escena: Vanessa Rábade
TEATRO DE LA ABADÍA. DEL 25 DE SEPTIEMBRE AL 13 DE OCTUBRE 2024