Domus Aurea, de Amelia Pérez de Villar

Domus aurea

Amelia Pérez de Villar

Editorial Fórcola

Madrid 2024   246 páginas

 

LAS CASAS DE LA VIDA

 

Por Íñigo Linaje

 

Al margen del hogar que habitamos, todos tenemos casas paralelas a la casa de la vida: la casa del cine, la casa de la literatura. Lugares en los que nos refugiamos para encontrarnos con nosotros mismos. Un recorrido por esos hogares que han inspirado cientos de libros y películas es lo que nos propone en su último ensayo la escritora y traductora Amelia Pérez de Villar (Madrid, 1964). El libro, titulado Domus Aurea (Editorial Fórcola), tiene un subtítulo explícito: “Las casas de la vida, la literatura y el cine”.

Prologado por el periodista David Felipe Arranz, Domus Aurea comienza analizando la etimología de la palabra “casa” como lugar de recogimiento y reposo, como espacio de intimidad. Aunque la casa -una casa abandonada- puede ser todo lo contrario, un lugar inhóspito lleno de recuerdos y fantasmas. Es ahí donde la autora enlaza su narración con la literatura gótica, cuyos máximos exponentes en los siglos XVIII y XIX son Mary Shelley y Bram Stoker.

A partir de ese momento, Pérez de Villar se sumerge en un buen puñado de obras literarias de autores tan dispares como Scott Fitzgerald, Mercé Rodoreda o Giorgio Bassani, haciendo un repaso de sus argumentos y centrando su atención en los hogares en las que fueron ambientadas, además de en los espacios adyacentes a estos: los jardines, los desvanes, los vestíbulos.

La sección quinta del libro –“Casas de cine”- hace un repaso por distintas construcciones que han quedado ligadas a películas inmortales de la historia del celuloide. Y es que son infinitos los escenarios que atesora la memoria de cualquier cinéfilo. Inspiradas en arquitectos como Le Corbusier o Frank Lloyd Wright, la mansión de Psicosis, por ejemplo, es un icono en este sentido, y quizás la imagen más emblemática e inquietante de la historia del cine.

Enriquecido por dos álbumes fotográficos que muestran muchas de las casas, palacios y mansiones que recorre la autora en su trabajo, Domus aurea es un ensayo minucioso y bien documentado que pone de relieve un elemento físico y arquitectónico en el que no siempre reparamos, porque casi es una extensión de nosotros mismos. Como bien dice Amelia Pérez de Villar, “solo la casa que habitamos, en el presente o en el pasado, nos habita a nosotros, nos conforma y nos constituye. La casa es cuna, escuela y tumba. Es probablemente, lo único que tenemos, aunque no la poseamos. Sin casa no existe el ser humano como individuo, y mucho menos como animal social”.

 

 

 

 

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