Dorantes: «Se debe conocer bien el flamenco para que el lenguaje del instrumento sea creíble y el discurso sea veraz»
Por: Eduardo Suárez Fernández-Miranda /
Qué mejor escenario que la iglesia San Luis de los Franceses, esa joya barroca sevillana, para escuchar el nuevo trabajo de Dorantes. El compositor y pianista flamenco estrenará en exclusiva, el próximo día 22 de septiembre, Scarlattianas, un tributo al músico italiano Domenico Scarlatti, que tan vinculado estuvo a España. Los dos conciertos de ese día están enmarcados dentro de la XXIII Bienal de Flamenco de Sevilla. Dorantes se ha convertido, con el paso de los años, en uno de los mejores músicos flamencos de nuestro tiempo, y ha sido pionero en incorporar el piano al flamenco. Para ello ha creado un idioma propio, lo que ha “germinado en una auténtica revolución en la concepción de la música flamenca”. Dorantes es un músico cuya obra “está repleta de mucha historia, recreación musical, de mucha composición y plena de un discurso veraz, auténtico y con la sabiduría de una sangre bañada por el arte, en su más absoluta grandeza”.
1.- El día 22 de septiembre actuará en la Bienal de Flamenco de Sevilla. ¿Qué
significa para usted participar en este festival?
Llevo muchísimos años participando en este Festival, me inicié con él. Todas mis producciones han sido estrenadas en La Bienal de Flamenco de Sevilla por lo que le estoy tremendamente agradecido a la Ciudad de Sevilla por la confianza siempre puesta en mi trabajo.
2.- De los muchos espacios emblemáticos con los que cuenta la ciudad de Sevilla, la
Bienal ha elegido la iglesia San Luis de los Franceses para su actuación. ¿Qué le
parece este lugar como escenario para su concierto?
Es una autentica bombonera del 1699, una joya barroca en el centro de Sevilla en la que tocar es un viaje en el tiempo. La sonoridad de la concha acústica natural es impresionante y estar rodeado de columnas salomónicas y un auténtico espectáculo de formas, de luces, colores y espejos que te dejan embriagado. Puedes imaginar lo que inspira para este estreno.
3.- En la Bienal de Flamenco de Sevilla presenta su último trabajo. ¿Con qué se va a encontrar el público que acuda a escuchar Scarlattianas?
A un Dorantes en un contexto musical muy diferente a lo habitual.
4.- Scarlattianas es un homenaje a Domenico Scarlatti. ¿Qué le atrajo del compositor italiano para crear una obra inspirada en él?
Es muy curioso que Scarlatti se quedara tremendamente influenciado por la música de los gitanos durante su estancia en Sevilla (de 1729 al 1733), esta admiración por el flamenco le llevó a explorar los recursos tímbricos del clave como ningún otro compositor hasta la época y creó un estilo único, innovador y ciertamente extraño para la época. Scarlatti se acercó al flamenco y lo llevó a La Corte, y ahora me apetecía embarcar parte de su legado en el camino inverso: El de ser interpretado 5 siglos después al clave por un pianista flamenco y yuxtaponer sus sonatas desde el flamenco, en nuevas creaciones mías de este siglo.
5.- Otros compositores flamencos se han acercado a otras músicas, como usted ha hecho en Scarlattianas. ¿Qué tiene el flamenco para que pueda integrarse o fusionarse con la música clásica o el jazz?
A mí no me gusta hablar de fusión, más bien de enriquecimiento. Quiero decir con esto que el flamenco puede dialogar con otras culturas, con otros momentos históricos porque es una música viva y de raíz. Está abierta a nuevas influencias porque tiene tanta fuerza y tanta identidad, que no se pierde en el camino cuando dialoga con otras formas. Yo no pienso que haya que inventar. Ni me gustan los experimentos, ni las fusiones. Nunca he pensado: “¿qué puedo unir para que suene distinto?” Nunca. Mi proceso es diferente. Lo primero que surge en mi es la necesidad de expresar algo, de contar algo. Después viene el escoger de la paleta de colores, los que más me ayuden a expresar mi sentimiento de la forma más fiel a mi corazón y mi cabeza.
6.- Lo novedoso de este concierto está en uno de los instrumentos que ha elegido: el clavicémbalo. ¿Qué aporta este instrumento al universo sonoro del flamenco, con respecto al piano?
¡Wow! ¡Es maravilloso!! Es muy difícil describirlo, hay que escucharlo. Es como un flamenco muy antiguo, muy primitivo, parte laúd, parte guitarra, parte piano… Una locura. Estoy disfrutando como un niño de esta nueva sonoridad y de lo que puedo
hacer con ella.
7.- Se cumplen los 25 años de la publicación de Orobroy, su primer álbum. ¿Qué supuso para el flamenco, desde su punto de vista, este trabajo?
Creo que fue una apertura conceptual. Hasta este álbum, el piano no había tomado su lugar como instrumento solista en el flamenco, solo como acompañante. Orobroy vino a decir que el Piano es tan flamenco como la guitarra y que no tiene que imitarla, que puede conservar su identidad instrumental. Durante muchos años estuve estructurando ese lenguaje, la forma en la que el piano sin perder su antonomasia podía expresase de forma flamenca. Creo que mi trabajo ha creado un camino, que a día de hoy ha consolidado a este instrumento en el mundo del flamenco. Recuerdo a mi abuelo Bernardo, decir en las fiestas, que la guitarra no dejaba cantar a gusto, que como los nudillos no había nada. Luego la guitarra se hizo grande y todo era guitarra… así que me halaga muchísimo, de verdad, que ahora el piano esté en el lugar que está. Siempre digo que se debe conocer bien el flamenco primero y sentir en el alma esta música para que el lenguaje del instrumento sea creíble y el discurso sea veraz.
8.- Orobroy se estrenó en el Festival de Arte Flamenco de Mont-de-Marsan, en Francia. ¿Cómo se percibe el flamenco en el extranjero?
En Francia aman tanto el flamenco como en España, os lo aseguro. Mi primera participación en el festival fue en 1996, ambos éramos muy jóvenes. Yo con 17 años y el festival con 9 años. Me da la sensación de que he crecido con él. Mi familia entera ha
pasado por este festival, he conocido a todos sus directores artísticos y hemos vivido momentos inolvidables con sus fundadores dentro y fuera del festival, en España y en Francia… Amar al flamenco es el secreto de este bello festival. Mont Marsan me dio la
primera oportunidad de mostrar mi forma de componer flamenco al piano al público francés, me ofreció además uno de mis primeros escenarios y aquí se produjo el estreno de mi primer espectáculo en solitario “Ventanales” se llamaba. Mont Marsan Arte Flamenco es muy importante para mí y este año he podido celebrar con ellos este 25 Aniversario con un concierto especial para la ocasión.
9.- Usted pertenece a una estirpe gitana de flamencos andaluces. Su tío es ‘El Lebrijano’ y su abuela, ‘La Perrata’. ¿Cuáles son sus primeros recuerdos del flamenco? En las familias gitanas, ¿se sigue viviendo el flamenco como en la época de su abuela?
Mi familia es mi escuela del alma. Donde aprendí mi idioma nativo. Luego aprendí un segundo idioma, en el conservatorio, del que me nutro para lo que me interesa en mi música. Nací en Lebrija, una campiña soleada, tranquila, de tiempo lento que nos
permitía a los niños regocijarnos en nuestra niñez, palpar la tierra, observar, experimentar y soñar. Imaginar todo sin nada, crear. Mi casa, en mi casa el flamenco inundaba toda nuestra vida y cuando digo toda es toda, créeme. El compás es algo tan importante en nuestra vida, que mi padre nos educaba en el ritmo de la vida, el compás al hablar, la coherencia del estar en reunión sin desafinar, la tolerancia y el respeto al de al lado para que la música de la vida fluya siempre cómoda y bella. Recuerdo que ya siendo niño entendía que ese “ritmo” al vivir era algo tan importante que siempre intentaba no romper.
Mi gran familia me aportaba tanta riqueza cultural, tantas noches tras la silla “del mayor” escuchando como la comunicación entre mi gente se realizaba a través de la música, como lloraban o reían comulgando todos a una, ante lo que podía parecer – a la mirada de un espectador – un momento festero, pero que para mi y para mi familia, era un reencuentro con nuestra propia alma. Desde pequeño aprendí que la improvisación es parte fundamental –al menos en mis vivencias- y el acompañamiento al cante favorecía el desarrollo improvisatorio, ya que al estar siempre el guitarrista al servicio de un cantaor (que en cualquier momento cambia las melodías, la duración, el orden de los cantes…) teníamos que desarrollar la habilidad de poder dar lógica y belleza al tema en el momento. Ahora, las formas de reunirse han cambiado un poco, pero se sigue manteniendo lo más importante, el respeto y el amor a esta forma de comunicación, a nuestra cultura.
10.- El flamenco de Dorantes ha pasado de la guitarra al piano; estudió en el Conservatorio Superior de Música de Sevilla. ¿Qué motivó ese cambio de instrumento?
En mí, sin ser consciente, crecía la necesidad de llenarme en cada momento de mi día de esa emoción que vivía en las reuniones familiares, la necesidad vertiginosa de encontrar en mí mismo, lo que recibía de mis mayores. Una tarde, en un viejo piano bajo la escalera de mi abuela La Perrata, levanté la tapa, miré ese teclado inmenso, desconocido y comencé a pulsar tímidamente las notas. No sabía tocar, nada, pero ese sonido me llamó muchísimo la atención, me encantó y cada vez que llegaba a la casa de mi abuela no podía evitar ir corriendo a ese piano y seguir sorprendiéndome con esa amplia escalera bicolor que emitía esos sonidos tan dulces. Crecí y comencé a estudiar música y guitarra con mi padre. Y casualmente, mi padre, en lugar de volver un día con una tabla para endurecer su colchón, aparece con una pianola del 1900 que encontró medio escondida entre maderas del carpintero al que acudió para hacerle el encargo. No pudo resistirse y desde aquel día tampoco yo pude ya resistirme. Pasaba horas y horas tocando, sin profesor, sin mentor, frente a un instrumento al que yo no podía aportar aún nada pero que a mí me aportaba tanto… tanto que recurrí a él para encontrarme conmigo mismo. Ese sonido diferente a la guitarra, en el que buscaba la expresión contenida de la música de mi corazón, de mi sangre, el palpitar y la esencia del lenguaje con el que crecía y vivía.
11.- ¿Es difícil sacarle sonido flamenco a un instrumento como el piano? ¿Nos
puede hablar un poco del proceso de composición, en su caso?
Todo ha sido paso a paso. No ha sido fácil. Y no me refiero a conseguir la técnica para hacerlo sonar flamenco (que me ha costado mis años también) sino a encontrar como podía hacer que este instrumento hablara de mí y cómo hacer que este instrumento en mi casa se sumara naturalmente a nuestra comunicación. Eso sí, sin imitar a lo que ya estaba, la guitarra, sino con toda su amplitud, con todas sus posibilidades y respetando su voz propia. La aportación que, con estas premisas anteriores, el piano aporta al flamenco es un abanico sonoro impresionante, unas posibilidades armónicas maravillosas y abre un camino de desarrollo a ésta, nuestra música, que rompe fronteras y limitaciones propias de otros instrumentos.
12.- En muy pocas horas se han agotado las entradas para sus dos conciertos en la Bienal de Flamenco de Sevilla. ¿En qué otros lugares vamos a poder disfrutar del piano de Dorantes?
El siguiente será el 22 de Noviembre en el Teatro Villamarta de Jerez de la Frontera.
Con la obra de un genio barroco, Dorantes le pone un volante y ya tiene Scarlattianas. El niño mimado del flamenco no va a dar otro pelotazo como Orobroy, ya no es tan niño, tan flamenco y mucho menos tan gitano. No se admiten críticas en el círculo del dios. Si Debussy levantara la cabeza…Para entender esto, hay que saber mucho de música como para ser crítico de flamenco hacía falta que vinieran los Unesco porque los de aquí no estaban preparados para entender a Dorantes, un muchachito trasteando con un piano que es capaz de componer Orobroy, con esa pizca de complejidad que tiene y de dudas.