Show de Liddell: sermón blasfemo con batido de fe y autocompasión
Horacio Otheguy Riveira.
Primero lava sus partes íntimas al completo en una palangana a la vista del público. Después abre y cierra su espectáculo -de más de dos horas- citando a Ingmar Bergman «el mejor director de cine del mundo», y comulga con él odiando a los críticos que se metieron con ellos.
En medio hay un batiburrillo muy vociferado de blasfemia e increpación verbal al público, luego festín de loca fe con loas al papa polaco (sin duda uno de los más reaccionarios, acosador de los justos curas de la Teología de la liberación): misticismo a la contra y a favor.
Lo peor de todo: el larguísimo sermón mal vocalizado -incluso con micrófono en mano-, y lo mejor, un ritual con muchos ancianos encantadores que -según antes ha dicho la diva, irán al desastre orgánico inevitable, sino a la locura y el desprecio de sus cuidadores-. Y como final espectacular, la muerte de Bergman con quien ella querría casarse: confesión junto al féretro donde metafóricamente descansa el genio.
Todo deshilvanado, como suele, pero con momentos interesantes, sobre todo cuando se aleja de sí misma y monta una coreografía sui generis con desnudos de jóvenes y ancianos, mientras agita un poco el pene del que interpreta al papa. Es la tremenda Liddell y su penoso terror a la vejez y la muerte, ya con 58 años, y una rabia feroz contra los críticos que la humillaron despreciando su trabajo.
Sorprende la importancia que nos dan a los críticos, tanto Bergman (citado varias veces al respecto) y Liddell, como si de nosotros dependiera su fragilidad emocional, siempre tan necesitada de ovaciones que para nada les basta con las que el propio público, ciertamente numeroso, les otorga. Sin duda, nos sobrevalora.
En este caso somos seres crueles que disfrutamos machacando a la artista: una mujer que se autocompadece tras haber soñado hasta el hartazgo la muerte de sus padres, y disfrutado cuando al fin murieron. La demencia de algunos miembros de su familia quizás la alcance, eso teme, y muy posiblemente algo ya ocurre en los tramos más atractivos de la función, cuando la masa de ancianos va y viene, vestidos o desnudos, y el paganismo de muchas escenas se entrelaza con una mística bergmaniana tan contradictoria como conmovedora. Un toque de creatividad, quizás el único, ya que la gran obra del escritor y director teatral y cinematográfico, está a años luz del devenir desesperado y desesperante de Angélica.
Una breve perla extra con recuerdo de Strindberg, del que se representa un extracto de obra en su lengua sueca. Lo demás es, en general, una experiencia pesada, estruendosa, muy superficial con ambición de profunda, donde Liddell repite muchos de sus tics y aporta muy pocas novedades… Eso sí, cuando ella sale de escena el interés aumenta en un montaje audiovisual a veces muy atractivo.
NOTA AL MARGEN: Las fotografías que siguen a continuación pertenecen a otras puestas en escena. En las representaciones de la Sala Roja del Canal solo aparece de fondo un gran telón rojo.
DÄMON. El funeral de Bergman
Estreno en la Comunidad de Madrid
Creación Canal
País: España
Idiomas: español, francés y sueco (con sobretítulos en español)
Duración: 2 h (sin intermedio)
AVISO: Algunas escenas de este espectáculo pueden herir la sensibilidad del público
Creación para el Festival d’Avignon 2024
Con: David Abad, Ahimsa, Yuri Ananiev, Nicolas Chevallier, Guillaume Costanza, Electra Hallman, Elin Klinga, Angélica Liddell, Borja López, Sindo Puche, Daniel Richard, Tina Pour-Davoy, Nemanja Stojanovic y la colaboración especial de Erika Hagberg, sastra del Dramaten
Texto, puesta en escena, escenografía y vestuario: Angélica Liddell
Iluminación: Mark Van Denesse
Sonido: Antonio Navarro
Asistente de dirección: Borja López
Regiduría: Nicolas Guy Michel Chevallier
Director técnico: André Pato
Director de producción: Gumersindo Puche
Producción: Atra Bilis / Iaquinandi SL
Coproducción: PROSPERO – Extended Theatre*, Festival d’Avignon, Odéon-Théâtre de l’Europe, Teatros del Canal-Madrid, Théâtre de Liège, The Royal Dramatic Theatre, Dramaten, Stockholm, GREC Festival de Barcelona
Agradecimientos a The Ingmar Bergman Foundation
* PROSPERO – es un proyecto cofinanciado por el programa creativo europeo de la Unión Europea, que está liderado por Le Théâtre de Liège, Emilia Romagna Teatro Fondazione – Modena, São Luiz Teatro Municipal – Lisboa, Göteborgs Stadsteater, Hrvatsko narodno kazaliste u Zagrebu, Teatros del Canal – Comunidad de Madrid, Schaubühne – Berlin, Teatr Powszechny – Warszawa, Odéon – Théâtre de L’Europe – Paris et ARTE.