José Luis Trullo publica dos libros en defensa del humanismo clásico
Redacción.- Aunque no es nada habitual que un autor publique dos libros a la vez, es lo que ha ocurrido en el caso del autor catalán residente en Sevilla José Luis Trullo, quien acaba de sacar a la luz Dignitas. Una apología del humanismo clásico (Thémata) y Retorno al humanismo. Lecturas de sabiduría perenne (Cypress). Sin embargo, se trata de dos obras de naturaleza muy diferente, aunque en cierto sentido complementarias: mientras que la primera es una monografía que repasa la historia de un concepto, el de dignidad humana, desde Grecia y Roma hasta finales del Renacimiento, la segunda es una recopilación de los artículos que el autor ha venido publicando en los últimos años en torno a temas y autores del humanismo occidental (desde Cicerón hasta Pico della Mirandola, pasando por Petrarca, Valla o Ficino). Los dos libros componen una suerte de díptico en torno a una única cuestión, la de la vigencia de unas propuestas que, en palabras del autor, “tienen la misma actualidad que el primer día”.
“El humanismo, en su transversalidad temporal y geográfica, descubre y consolida una visión del saber para la vida que, en pleno siglo XXI, resulta insoslayable”, se lee en la nota editorial de Retorno al humanismo. “Ya no se trata de defender una tradición porque es la nuestra (eso lo hacen todas las civilizaciones), sino porque es la que mejor servicio rinde a la verdad del hombre. Ahora que se pone en la picota incluso su propia dignidad, al equipararlo al resto de seres vivos en cuanto meros sintientes y abjurando de la razón y del espíritu como instancias eminentes de la especie, el humanismo sigue clamando que, como advertía nuestro Gracián, “no se vive si no se sabe” y que, sin atender a esa dimensión existencial, el conocimiento no será más que un arsenal de datos estériles e irrelevantes. En este contexto, volver al humanismo significa, ante todo, permanecer en lo humano, defenderlo y ensalzarlo contra sus múltiples y cada vez más enconados enemigos”.
En cuanto a Dignitas, es un libro que, aunque incide en muchos de los referentes, se centra en un concepto, el de dignitas hominis, que posee una extensa tradición filosófica: “En él hallamos las tres instancias fundamentales para que una propuesta intelectual cobre un alcance existencial: una concepción clara y coherente de la naturaleza humana, una conciencia nítida de que nuestra vida personal posee una dimensión trascendente sin la cual sólo puede percibirse a sí misma como miserable, y una apuesta decidida por responder a la vocación más propia del hombre como un ser absolutamente singular, excelente: la de saberse llamado a “metas más altas” (Cicerón)”. En este libro se pasa revista a una pléyade de autores que configuran la propuesta del humanismo clásico, desde Platón y Aristóteles hasta Baltasar Gracián, deteniéndose especialmente en los pensadores del Renacimiento, a quienes debemos su formulación más precisa y consumada. La tesis del libro es que los principios del humanismo clásico sigue siendo vigentes en el siglo XXI, pues respetan y potencian como merecen las facultades propias del ser humano, descuidadas por el materialismo imperante.
Con estas publicaciones, José Luis Trullo (Barcelona, 1967) se consolida como uno de los referentes del humanismo clásico en España, una perspectiva filosófica a la cual se han sumado en los últimos meses otras publicaciones, como Rehumanismo. Una propuesta para el siglo XXI, de Jesús Cotta, o Sobre el viejo humanismo. Exposición y defensa de una tradición, de Javier García Gibert. En todos los casos, los autores pertenecen al ámbito de la investigación y la creación literaria, pero desbordan los estrechos límites de la filología académica para penetrar, como los humanistas del Renacimiento, en el campo de la reflexión moral y la crítica social y cultural. Trullo, además, es el editor de la revista digital Humanistas, donde se publican artículos en torno a los grandes temas y autores de la tradición occidental. También es colaborador habitual de Culturamas, donde mantiene desde hace varios años la sección La vara del zahorí.