Ángeles Mora: «La pasión por conocer y conocerme sigue latiendo en mí»
Ángeles Mora nació en Rute (Córdoba), es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Granada, donde vive desde comienzos de los años ochenta. En 1989 obtuvo el Premio Rafael Alberti de poesía con La Guerra de los treinta años, en 2000 el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Melilla por Contradicciones, pájaros. En 2016 recibió el Premio Nacional de la Crítica y el Premio Nacional de Poesía por Ficciones para una autobiografía (2015). Su obra más reciente, Soñar con bicicletas (2022), mereció el Premio de la Crítica de Andalucía en 2023. Hoy comparte con nosotros su Primera Impresión sobre Quién anda ahí (Tusquets, 2024), su poesía reunida (1982-2024).
Tras recibir el Premio Nacional comenzó una nueva etapa en mi vida.
Javier Gilabert: ¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?
Ángeles Mora: Se unieron dos circunstancias: la muerte de Juan Carlos, mi compañero, al que tan unida estaba, que me dejó muy herida y el éxito de Ficciones para una autobiografía, que obtuvo el Premio Nacional de Poesía cuando ya me había quedado sola. Esas dos circunstancias tan fuertes, por una parte, el dolor, por la otra, el éxito que representaba el gran reconocimiento recibido, se unieron para que tuviera la sensación de que una etapa de mi vida y de mi poesía estaba cumplida. Además, cuando él aún vivía, el libro había obtenido el Premio Nacional de la Crítica, primer gran reconocimiento en la primavera de 2015 (y un éxito que sí pude compartir, felizmente, con Juan Carlos, que había escrito un estupendo comentario sobre el libro, además). Todos estos acontecimientos me parecían señalar el final de un ciclo y me hicieron desear reunir mi obra y dedicarme a reordenar mi nueva vida en soledad, mis libros y papeles y los de Juan Carlos, profesor tanto tiempo, con una obra tan extensa (tarea inmensa, por cierto, en la que estoy aún). Tras recibir el Premio Nacional comenzó una nueva etapa en mi vida: viajes, lecturas, mucha actividad literaria que me permitió recuperarme un poco del golpe tan fuerte que me había dado la vida. Aquel ajetreo poético me animó bastante durante un tiempo, pero no dejaba de pensar en que había llegado la hora de reunir mi obra poética y dedicarme a reordenar mi vida. Pero aún escribí otro libro antes de reunir mi obra: justo en la Ceremonia de entrega de los Premios Nacionales, en la Catedral de Cuenca, conocí al editor de Tusquets, Juan Cerezo, al que se le ocurrió pedirme algo. Ese “algo”, con el tiempo, fue Soñar con bicicletas. Tardé en escribirlo, como siempre me ha sucedido entre una publicación y la siguiente, pues necesito que pase el tiempo para ir dejando atrás el clímax en que fue surgiendo la última publicación. Ese proceso es necesario para mí. Al principio de mi trayectoria algunos libros se publicaron muy cercanamente, pero fue porque no me resultaba fácil encontrar editorial y se retrasaba la publicación de alguno, no porque hubiese sido más rápida en mi escritura. Después de Soñar con bicicletas el siguiente paso ya lo tenía claro: Quién anda aquí reúne toda mi poesía, tal vez buscando el sentido último que sostiene a mi intento poético a lo largo de los años.
La poesía (…) ha sido mi manera de pensar e interrogar a la vida y a mi vida.
¿Supone esta poesía reunida un antes y un después en la carrera de Ángeles Mora?
Supone, como decía, tal vez, el deseo de buscar el sentido profundo de mi obra poética. Quién o qué la impulsa y habita diría que es algo que me inquieta: ¿por qué surgió en mí la necesidad de escribir? La poesía, lo he dicho muchas veces, ha sido mi manera de pensar e interrogar a la vida y a mi vida. Ha sido una razón de vida.
Por otra parte, reunir mi obra también tiene que ver con el deseo de que todos mis libros estén al alcance de quien los quiera leer. Mis primeros libros, sobre todo, son inencontrables. Había que recuperarlos. Pero también son inencontrables algunos que se publicaron a nivel nacional e incluso con premios. Las editoriales, hoy en día, no le suelen dar mucho tiempo de vida a los libros. Reinan las novedades. Pero ahora si alguien se interesa por mi obra la tiene a su alcance. Quien anda aquí recoge todos mis libros. Puede que no todos mis poemas, porque algunos que se publicaron solo en plaquettes o revistas no habrán sido recogidos. Pero serán pocos y poco significativos, si no llegaron a publicarse en libro.
La pena es no poder celebrar este momento con quien me acompañó desde el principio.
Más de 600 páginas, nueve libros, una buena colección de inéditos… ¿Da vértigo ahora que tienes toda tu obra poética en un solo volumen, y en Tusquets, nada menos?
Da vértigo, sí. Cuando miro atrás me parece un largo viaje con muchas dificultades. Pero las compensaciones también me han ido acompañando. No diré que haya sido fácil… “Yo solo sé que es un placer que duele”, puse al frente de mi primer libro publicado. Rosalía de Castro me acompañó desde el principio. Y sabía dónde me metía. Tampoco pienso que haya cruzado ninguna meta. No existe la meta. Lo que existe es el camino que se hace al andar… ya sabemos. La sensación no es de alcanzar una meta sino de haber seguido adelante pese a las dificultades del camino. Y en el camino estoy. Publicar en Tusquets esta recopilación de mi obra ha sido estupendo, es una gran editorial que me ha tratado muy bien. Pero también agradezco a todas las que me abrieron sus puertas, como quiero a todos mis libros. La pena es no poder celebrar este momento con quien me acompañó desde el principio. Es decir, desde que escribía La canción del olvido. Algo me falta, aunque lo siga celebrando con él en mi corazón.
No era un encargo sencillo.
El poeta y catedrático emérito de Literatura Española Francisco Díaz de Castro firma el epílogo de tan impresionante obra. ¿Qué sentiste al leerlo?
Un agradecimiento inmenso. Díaz de Castro conoce muy bien mi obra. La sigue desde hace tiempo y le ha ido dedicando espléndidas reseñas a mis libros. Aquí, desde la perspectiva que le abre una obra que se ha ido construyendo a lo largo de tantos años, realiza, en principio, una reflexión sobre las dificultades que ha tenido que ir superando mi caminar poético desde una situación doblemente marginal (dentro del canon de la poesía en general y también dentro del canon de la poesía escrita por mujeres) para ir poco a poco construyendo una obra que fue mereciendo ciertos reconocimientos y pisando zonas y territorios que parecían vedados para mi poesía. Después entra de lleno en el análisis global de la poética que la sostiene, para ir desvelando, poco a poco, ciertas cuestiones fundamentales y situando cada uno de los libros y las vías de pensamiento que abren. También se detiene en determinados poemas que resultan claves para mostrar los caminos por donde anda mi poesía, cómo piensa, cómo va construyendo su propio ámbito de ideas, que al mismo tiempo que el poema levanta el pensamiento que lo sustenta. Un epílogo importante y muy generoso. No era un encargo sencillo.
Siempre subyace en mi poesía un pensamiento transformador.
Este volumen es, al mismo tiempo, testimonio de toda una vida. ¿Qué queda de aquella Ángeles que escribía sus primeros poemas en la que firma los últimos?
La pasión por conocer y conocerme sigue latiendo en mí, el deseo de ser una persona honesta, de luchar por un mundo mejor, sin esta infinita desigualdad (de clase, de género…) siguen latiendo en mí. Siempre subyace en mi poesía un pensamiento transformador. Sueño con un mundo que sepa resolver sus contradicciones más hirientes… sin hambre, sin guerras, sin explotación. Parece que hablo de cosas absolutamente deseables, pero absolutamente imposibles. Soy una persona tímida pero enamorada de la vida. Y pienso que vivimos en un mundo demasiado cruel.
Te pongo en un aprieto. Y de los gordos: si tuvieras que quedarte sólo con tres poemas de Quién anda aquí, es decir, de toda una vida, ¿cuáles serían?
¡Me pides tres poemas! Voy a nombrarte tres de la que podríamos considerar primera etapa: La chica más suave, Elegía y postal, El infierno está en mí, Y otros tres de la última: In the windmills of your mind, La hora de la merienda, Imágenes para una exposición. Y además el más clásico, digamos, de los poemas que le dediqué a Juan Carlos al principio de nuestra historia: Casablanca. Y aunque te parezca demasiada trampa, no veas lo que me ha costado elegir.
El reconocimiento de la Crítica Andaluza ha sido muy importante para mí.
Tras el reconocimiento de la Crítica Andaluza el año pasado con Soñar con bicicletas, que viene a sumarse a otros galardones tan importantes como el Premio Nacional de la Crítica y el Nacional de Poesía, ¿es este libro el colofón perfecto para la obra poética de Ángeles Mora, o andas ya inmersa en nuevos proyectos?
El reconocimiento de la Crítica Andaluza ha sido muy importante para mí. Dicen que no es fácil “ser profeta en tu tierra”. Y creo que Quién anda aquí es el colofón perfecto para mi trayectoria poética. Aunque puede ser que con el tiempo le añada una “Coda”. Tengo poemas sueltos, dispersos en algunos archivos de mi ordenador e incluso unos cuantos poemas nuevos aparecen recogidos al final de este volumen como “Inéditos”. No sé lo que pasará en el futuro, pero, aunque creo que mi obra ya no aumentará significativamente, quién sabe. En principio debo dedicarme a poner orden en mi biblioteca y en mis papeles. Y además tengo ganas de poder leer, tranquila o ávidamente, todo lo que me he ido dejando para después.
Por último, como lectora, ¿de quién te gustaría conocer su “primera impresión”?
Me hubiese gustado poder enviarle el libro a Julia Uceda, que era una gran poeta a la que admiro mucho y que me leía sin prejuicios, cosa muy de agradecer y que habla de su inteligencia e independencia. No lo hice por consideración a su edad, a su salud. No era oportuno.
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Tres poemas
LA CHICA MÁS SUAVE
PERTENECES -lo sabes- a esa raza estafada
que el dolor acaricia en los andenes.
Medio mundo de engaño conociste
y el resto fue mentira.
Has llegado hasta aquí
huyendo de mil días
que pasaron de largo.
Has llegado hasta aquí
para mostrar a todos tu inefable pirueta,
ridículo equilibrio,
a ese nado a dos aguas,
piedra de escándalo,
Ese triste espectáculo que ofreces,
esas gotas de miedo que salpican
tus insufribles lágrimas.
Aparta.
IN THE WINDMILLS OF YOUR MIND
O El hilo de una historia
FUE el primer día.
Llamé a la puerta equivocada.
Pulsé el timbre una vea y otra, impaciente,
y tú abriste a mi espalda.
Sabías que era yo quien apretaba en vano
el timbre del vecino.
Me dijiste “es aquí”
y sonreías burlón.
Me volví avergonzada.
Parecías un diablo divertido
ante la puerta de su infierno.
Tropecé con tus ojos
y me precipité al vacío.
Aún me enciende el futuro
aquella rendija
por la que Alicia atravesó el espejo
y yo alcancé otro tiempo.
La luz devora más que el fuego.
Hay una claridad
que no está a la vista, que gira
como un molino de viento en la cabeza.
Un pensamiento puede tener la llave
para cambiar de sitio
la noche.
En aquel mundo extraño, al otro lado del mundo,
Supe de ti y de mí como no se anunciaba
en mi destino.
Pero existe un destino que sólo se conquista.
Un espacio de sueño y desafío
para escribir lo nuevo.
Aquel mundo distinto que en ti ardía
estalló en mi conciencia
como definitivo.
Me trajo el argumento
para urdir la novela de una vida.
En aquel laberinto de luces de tu mente,
fui la invitada que se quedó a cenar.
CASABLANCA
As Time GOes By…
ENTRE todos los bares de este mundo
he venido a este bar para encontrarte,
furtiva como siempre,
para rozar la piel de tus esquinas.
Y cómo me hace daño tu cansancio
-ya sabes que mañana es cada lunes-
esa vieja, tristísima, memoria
de buscarle sentido a algo que bulle
como se abre una flor,
así, de golpe.
Manías de la ausencia y tus nostalgias.
Te noto tan cansado…
Quiero dormir contigo: busca sólo
un poco más de sueño y de tabaco.
Quiero morir contigo…
¿Por qué no me apalabras un cumpleaños más?
Las arrugas ahí sí que son cosas serias
o el paso de los días,
con mis pechos que bajan a acariciar tus manos.
Y luego cuando un labio nos elude
en la piel de las ingles, ay, no muerdas,
y nos brinca por dentro…
Pero ahora llega el tren
Como un viejo caballo del National,
Qué diestro en los obstáculos,
qué sucia su taberna,
qué oscuro mediodía al despedirte.
Te veo tan delgado
con tus causas perdidas
tus canas en la llama de la copa,
mi amargo luchador,
sonriendo lentamente, como si te murieras.
Como al decirme adiós.
ENTREVISTA REALIZADA POR JAVIER GILABERT
Granada, 1973. Maestro avemariano, es autor de PoeAmario (2017), En los Estantes (2019), Sonetos para el fin del mundo conocido (2021) junto con Diego Medina Poveda, Bajo el signo del Cazador (2021) junto con Fernando Jaén, Todavía el asombro (2023). Copromotor, antólogo, coeditor y periodista cultural.