‘Tiempo de silencio’, la novela de Luis Martín Santos

FRANCISCO JOSÉ GARCÍA CARBONELL.

Esta prematura obra, y mientras iba leyéndola, me suscitaba la pregunta sobre ¿qué habría dado de sí este autor si no hubiera muerto tan joven en un fatídico accidente de tráfico? La propia obra presenta una técnica laboriosa y variopinta, todo disfrazado dentro de una historia sencilla y la cual sigue una sucesión de hechos, esto, así, da a ver su calidad literaria.

No obstante, la propia literatura que se forjo en España durante los años cincuenta y sesenta, y en la cual se enmarca nuestra novela, se merece un singular estudio, pues es esta, desde mi punto de vista, y a pesar de la dictadura, donde mejor se caracteriza ese drama barroco tan propio de nuestro país, y aunque desde luego empapado de las narraciones venidas del resto de Europa, que a su vez poseen ese aroma hispano del siglo XVI, no deja de ser curioso que ese sentido telúrico otorga a este tipo de narraciones una goyesca interpretación de la historia.

El tremendismo español, que bebe de mucho antes de la Guerra Civil, aunque se acentúe en esta, dibuja la vida de un investigador en medicina en un momento donde los remiendos aún prevalecían sobre la inmediatez de los aparatos tecnológicos, a ese mismo modo en el que Adorno o Benjamín hablaban sobre la manera que se manejaban los napolitanos con las cosas. Es así, que en esta novela se contrapone, e incluso se debate de manera explícita en una de las escenas, sobre la transformación orteguiana del medio a la medida del hombre y, por tanto, la humanización posterior del mismo.

Lo que parecía que iba a ser una vida idílica se topa con el sentido circunstancial de la pobreza, de la pobreza en todo su amplio abanico. Una pobreza circunstancial que eclipsa la razón y que sólo ve la muerte del otro.

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