Carmen Díaz de Rivera: potente lucidez en la temida Transición

Horacio Otheguy Riveira.

Dos dramaturgos han tejido una tupida tela de araña teatral que empieza con una confesión de Carmen Díaz de Rivera: “Tengo 57 años y me queda poco tiempo de vida. Yo que he muerto varias veces, ahora es cuando querría seguir viviendo apasionadamente”. A continuación va interpretando/contando/viviendo circunstancias clave de su existencia en diversos tiempos, desde su primera juventud en 1959 hasta la legalización del Partido Comunista en 1977, como un episodio clave del comienzo de la democracia española y su integración en Europa.

Carmen, nada de nadie abarca ese periodo con la vigorosa e inteligentísima jefa de gabinete de prensa de Adolfo Suárez, con quien trabajó ya en tiempos de RTVE, presentada por el Rey con segura admiración y confianza en su talento, y mucha pena de no haber sido su amante “porque ella no ha querido”, amigos desde niños.

La intrahistoria —que aquí apenas se soslaya— personal es amarga para quien comienza a vivir intensamente una historia amorosa que resultará imposible. Con ese drama a cuestas, se vuelca en el trabajo como colaboradora esencial de Suárez, atrapado en excesivas responsabilidades mientras le amenazan de muerte y los generales se mueven ansiosos por un golpe de estado.

La lucidez política de un humanismo profundo la convertirá en una personalidad única en la historia del país, incluidas estas turbulencias de 2023, ya que nunca más una mujer asumirá ese papel de comunicadora/asesora en ninguno de los gobiernos que sí han contado con femeninas representantes en otras áreas.

Dos autores han escrito con muy buenos argumentos documentales, bien entrelazados con diálogos y situaciones ficcionales, todo lo cual permite exhibir una apasionante panorámica de aquella época tan convulsa, tan compleja. La pieza termina con el fin del ciclo mencionado. Bueno es saber que entre estos acontecimientos y la trágica muerte de Díaz de Rivera, hay más política, ya que siguió en el partido de Adolfo Suárez como diputada, y después en el PSOE.

El director Fernando Soto logra aunar ficción y realidad documental imprimiendo cadencias estructuradas con cuadros continuos, sin interrupción, con cada año señalado en una gran pantalla. Todo circula con la fluidez con que fue concebida la ajetreada vida emocional e intelectual de la protagonista. En este esquema de trabajo encajan adecuadamente los talentos de sus intérpretes en el centro de un drama histórico de rico intimismo psicológico, iluminado por Juanjo Llorens con la serenidad y delicadeza de quien observa un acontecimiento histórico que necesita esta introspección para acabar de comprender el ayer y los conflictos de hoy, una vez descubiertos secretos, oscuros rincones, temblores y ambiciones…

 

Comienzo de la función: primera bronca por haber aparecido en una revista francesa como un galán de cine y con declaraciones impropias del primer presidente posfranquista.

 

Víctor Massan compone al rey Juan Carlos I y Oriol Tarrasón a Adolfo Suárez en un juego permanente de teatro-testimonial sin perder un ápice del imprescindible tono de intimismo de grandes personajes: “Por mucho miedo que le tengas, tiene razón, Adolfo. Hazle caso a la Rubia”.

 

Enérgica en su actividad política, profundamente triste a puerta cerrada. (Mónica López, luego Beatriz Argüello).

 

El amor con ímpetu juvenil sin la menor sospecha de la catástrofe que se avecina, ocultada hasta entonces por su aristocrática familia.

 

Madre-hija en el declive de su amorosa relación. Ana Fernández aborda su frío personaje con una parsimonia que provoca escalofríos.

 

Desde el 10 de septiembre 2024, con Beatriz Argüello en el papel principal.

 

Dramaturgia Francisco M. Justo Tallón y Miguel Pérez García

Dirección Fernando Soto

Con Beatriz Argüello, Oriol Tarrasón, Ana Fernández y Víctor Massán

Diseño de iluminación Juanjo Llorens

Diseño de espacio escénico Beatriz Sanjuan

Diseño de sonido Sergio Sánchez

Diseño de videoescena Elvira Ruiz

Diseño de vestuario Paola de Diego

Una producción de Teatro Español y Tablas y más tablas

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El ciclista utópico

Onán

Bailar en la oscuridad

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