Antonia Font, wa yeah!!
Por David Farré /
Adicción. Si buscas en Google el significado de la palabra y te lleva al diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, dice: “Afición extrema a alguien o algo…”. Pues algo semejante a una adicción debe ser mi relación con el grupo Antonia Font. Cuarto concierto de su gira de teatros y festivales y hoy el lugar era espectacular, el Festival Porta Ferrada organizado por The Project en Sant Feliu de Guíxols, justo al lado de ese mar, al que abocan muchas de las letras de los mallorquines Antonia Font.
En mi cabeza sigo buscando el significado de sus letras, el porqué mezclar un lápiz de Ikea y un pistacho en la misma letra, incoherente pero atractivo a la vez. Paro un momento, tomo aire y como siempre le digo a todo el mundo “la música no es para entenderla, es para disfrutarla”, esa frase que me hago mía día tras día. Me preguntan si no me canso de verlos en directo, la respuesta es siempre un rotundo no. Ir a un concierto siempre es algo único, irrepetible. Es una suma de sensaciones, vivencias, sentimientos, encuentros, momentos y estados de ánimo.
A pesar de que la puesta en escena es la misma, Pau Debon en el centro y quien lleva el ritmo del concierto, a su izquierda con su bajo eléctrico y su eterna sonrisa Joan Roca, detrás suyo a la batería Pere Debon, el brother, siempre discreto. A su derecha el compositor, el letrista, esa cabeza de la que salen esas letras dulces y enigmáticas que no conseguimos descifrar, Joan Miquel Oliver y tras él Jaume Manresa y sus teclados. Los cinco amigos subidos de nuevo sobre un escenario.
De camino al concierto puse esa playlist con los temas que enamoran de Antonia Font; esas letras que llegan sin más, que hacen cantar a pulmón ante las atónitas miradas de quiénes comparten semáforo rojo o carriles abarrotados de la AP7. Dos horas largas de concierto preciosas, si fueran cuatro nadie habría pedido que parasen, porque Antonia Font conecta como pocos grupos. Algunos lloramos cuando decidieron colgar guitarras y otros instrumentos, algunos lloramos cuando volvieron a los escenarios.
Cercanos como pocos, a veces tímidos, a veces sorprendidos por el amor que les tiene el público, un público distinto al de la mayoría de grupos, en el que se mezclan las nuevas generaciones con las más entradas en años. Un niño espera en primera fila con una pequeña libreta la firma de algunos del grupo, en segunda fila un señora entrada en años ataviada hasta las orejas de joyas disfruta grabando al público mientras suena “Batiscafo Katiuscas”. “Cançó de llum”, “Un minut estroboscópica” y “Oh la la” han sido los temas que han iniciado el concierto. El punto de inflexión esa canción que el propio Debon ha remarcado que es un poco la canción del grupo, la que siempre suena y que supone el primer gran punto de encuentro con el público “Tots els motors”.
Repaso a esas canciones que todos tenemos en nuestra particular playlist: “Batiscafo Katiuscas”, “Alegria”, “Alpinistes-samurais”, “Wa yeah !”, “Islas Baleares”, “Calgary 88”, “Vos estim a tots igual”… la preciosa “Es far de Ses Salines” y como no, con Pau entre el público “Clint Eastwood” y “Vitamina sol” con todo el público bailando el precioso vals y momento en que el bueno de Pau me quitó mi pareja de baile; el colofón, como no, “Viure sense tu”, la preciosa canción que sirve para poner punto y final a una noche inolvidable.
El concierto termina con esa canción, el espectáculo no. Pau baja a charlar con el público. Hablar con él es como hablar con un amigo. Sin prisas, con ganas de conversar. Le suelto la típica pregunta de “qué se siente sobre un escenario y ver como todo el público canta y es feliz escuchando vuestras canciones …”la pregunta sí, típica, la respuesta no lo fue, pero entre nosotros quedará. Seguro que si lo preguntáis os lo contará.
Editado por @elizabethslvtrr