”Arthur Baker y la puerta del dragón’, de Luis Madorrán

HÉCTOR PEÑA MANTEROLA.

En verano me gusta hacer varias cosas. No, ir a la playa no es una de ellas. Crecer a orillas del cantábrico deja el extraño poso de que, a pesar de tenerla a diez minutos en coche, el mal tiempo se esfuerza en estropearte los días libres. Eso nos lleva a descender en la lista, que incluye: corregir los textos que verán la luz el año siguiente, centrarme en los últimos capítulos del primer borrador de un manuscrito (cuando el pescado ya está todo vendido) y leer por placer.

Seguro que ahora salta el tiquismiquis de turno, con el inquisitivo índice intentando tocar el sol y los cuatro pelos del cogote cimbreados por el ventilador, que soy un idiota si durante el resto del año no «leo por placer». Cómo explicarlo. Lo intentaré.

Imaginad que os encantan las hamburguesas gourmet. Las comerías todos los días, pero eso conlleva el riesgo de poneros primero como una patata y después como una ojiva nuclear. Por eso, en temporada (septiembre-junio), mantenéis las apariencias. Reducís el capricho a ocasionales fines de semana. Manos arriba. Que nadie se entere.

Y llega el verano y os dais un atracón, que ya se bajará.

En mi caso el equivalente es la literatura fantástica. Por los géneros que trabajo como escritor, en temporada leo mucha narrativa contemporánea, novela negra y techno-thriller/ciencia ficción. Pero en verano… Ahí recupero la infancia, de la que recuerdo con especial cariño una saga de novelas artúricas de gran influencia en mi escasa producción fantástica… no publicada.

Por eso, tras este extenso preámbulo, quiero compartir con vosotros que me hizo mucha ilusión volver a caminar por esos bosques míticos en Arthur Baker y la puerta del dragón. El autor, Luis Madorrán, ha agotado la primera edición en semanas. No es para menos.

Pero ¿qué tiene esta novela?

Lo primero, la trama, que es uno de los puntos fuertes. La obra empieza como muchos clásicos de las historias de portales: Arthur y Kay, su mejor amigo, son absorbidos por un vórtice que los traslada al reino de los Caballeros de la Mesa Redonda. No hablaré de Avalon, Merlín o el propio rey Arturo para no desvelar más de lo necesario. Lo que sí, Luis no se anda con capítulos innecesarios situando a Arthur en Edimburgo (el mundo real) que no tengan trascendencia: el autor lanza la promesa de entrada, y esta es que vamos a vivir una aventura sensacional en la mítica ambientación que todos conocemos, algo cambiada.

Con una estructura capitular dividida en escenas, al más puro estilo El misterio de Salem’s Lot, Luis sigue prometiendo: la novela se fundamenta en las relaciones entre los diversos personajes que Arthur conocerá «al otro lado», con el telón de fondo de ser una obra de misterio que me ha recordado en gran medida a la estructura de los libros intermedios de la saga de Harry Potter.

Otro punto fuerte son las descripciones. Ya de inicio, en la tercera o cuarta página, cuando Arthur y Kay cruzan el portal, vemos lo bien escrito que está el proceso. No sigue el tópico actual de secuenciar la acción en tres o cuatro frases cortas y ¡plof!, estamos al otro lado. Luis aprovecha la belleza del lenguaje para construir una descripción literaria, algo que se repetirá a lo largo del libro, evocando en el lector imágenes prístinas. Y eso es uno de los puntos fuertes de la literatura fantástica: la conjugación de estructuras poéticas que permitan imaginar lo imposible con una claridad que lo convierta en plausible.

Al tratarse, como digo, de una novela de misterio, no indagaré más. Lo único recalcar que si os gusta el ciclo artúrico, este es vuestro sitio. Un portal por el que dejaros absorber y que os atrapará no solo en lo que dura este libro, sino durante años. Sí, Luis está trabajando en la siguiente novela de la saga.

Podéis adquirir Arthur Baker y la puerta del dragón en la página web de Ediciones TyT y en vuestra librería de confianza.

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