La alegría de vivir con “Agua, azucarillos y aguardiente”

Horacio Otheguy Riveira.

A finales del siglo XIX transcurre la acción de este sainete musical, hoy una de las zarzuelas más populares, gracias al talento de su compositor, Federico Chueca, creador de notable repertorio bien asentado en la memoria de los madrileños de ayer y de hoy, seguidores de un género chico que rindió culto al entusiasmo de la gente de entonces por el teatro (tiempo sin radio ni televisores, con muy poco cine, claro está) y las canciones en un ambiente surgido de costumbres arraigadas.

A partir de esta obra Madrid pasó definitivamente a ser protagonista del género chico ofreciendo sus calles, plazas, jardines, urbanismo, ambiente, clases sociales —el pueblo de los barrios bajos, los señoritos galantes y despreocupados, los militares, los oficios—.​ Por entonces ya se había tomado la resolución de abaratar los espectáculos con el sistema ofrecido por el teatro Variedades de Madrid que consistió en cambiar las cuatro horas de duración de cada zarzuela —con un precio por entrada muy alto— por cuatro funciones breves sin la obligación de asistir a todas. Fue así como nació el teatro por horas; a cada una de esas obras cortas e intrascendentes se dio el apelativo de género chico.

Agua, azucarillos y aguardiente se estrenó en 1897, tres años después de La verbena de la paloma, con la que tiene muchos puntos en común, por situaciones costumbristas, arquetipos muy reconocibles en sus personas y, sin duda, el enorme acierto en sus temas principales, convertidos por igual en canciones que la gente hizo suyas en su vida cotidiana.

En su trama, los temas de siempre tomados en solfa o tenue melodrama: la niña cursi que escribe poemas románticos que nadie lee, aunque se gasta el dinero que no tiene en publicarlos, es el eje sobre el que giran las situaciones con riñas de mujeres, hombres que no dan un palo al agua, pero siempre se las ingenian para que parezca lo contrario; niños y niñas cantarines y traviesos, señoras muy compuestas con sus niñeras, ladronzuelos más listos que los guardias… Un sinfín de ocurrencias que el público de finales de siglo identificaba con un ánimo muy latente de pasárselo bomba entre bromas y canciones.

Sin duda, origen preciso de la comedia musical española (que hoy revive bien actualizado Juan Carlos Rubio con El novio de España, por ejemplo), se presenta ahora en estupenda versión que rinde sensible homenaje al gran Federico Chueca.

 

Busto en bronce de Federico Chueca (1846–1908), detalle del Monumento a los Saineteros Madrileños, c/ Luchana (Madrid)

 

Tras un espectáculo de muy buen ritmo con altas calidades musicales, hay que destacar la excelencia de una orquesta con 20 músicos que desde la obertura genera una atmósfera de alegría compartida. La función se desarrolla en una producción que ha cuidado mucho todos los detalles y de la que hay que valorar un atrevimiento al que no estamos acostumbrados: el de presentar la obra completa, con su gran complejidad de elenco numeroso, coro de niños y orquesta en directo. Valga el término utilizado de “atrevimiento”, ya que cuantos recortan y adaptan con muy pocos personajes y música grabada, se acomodan en el mínimo esfuerzo para gran empobrecimiento de las obras presentadas.

Si todo circula felizmente, llega un gran final de toda la compañía a la altura de estos tiempos donde las cosas del teatro quedan en el teatro… pero a ratos se comparten con un público que aplaude con entusiasmo:

 

Ya es más de la una y media,
¡Jesús, qué atrocidad!
Un día en el teatro
nos amanecerá.
La culpa es de la Empresa,
y si esto sigue así,
dará leche de burras
a la hora de salir.
¡Ay, qué calor hacía
en el teatro aquel!
Aquí se está muy fresco
y se respira bien.

 

 

Reparto:

ASIA: MARGARITA MARBÁN
SERAFÍN: MARIO MÉNDEZ / CARLOS CROOKE
PEPA: GUADALUPE SÁNCHEZ
MANUELA: MILAGROS MARTÍN / INÉS OLABARRÍA
LORENZO: PACO LAHOZ / RAFAEL ÁLVAREZ DE LUNA
VICENTE: RICARDO MUÑIZ / GERARDO BULLÓN
DOÑA SIMONA: MARTA MORENO / RESU MORALES
DON AQUILINO: ANTONIO CHAMORRO
GACHÓ DEL ARPA: PEDRO VEGA
GUARDIA 1: VÍCTOR GÓMEZ
GUARDIA 2: MATÍAS ÁLVAREZ
RATA 1º: BENJAMÍN ZAFRA
RATA 2º: MATÍAS ÁLVAREZ
RATA 3º: FÉLIX SÁNCHEZ
SEÑA TOMASA: MINERVA PRADILLO

NIÑERAS: TERESA MARTINEZ, KRYSTA KINETA, SARA VIÑAS
AMAS DE CRÍA: LUCIA REY, ISABEL RODRÍGUEZ, MÓNICA SALCEDO
BARQUILLERAS: AZUCENA DEL CASTILLO, ELENA DE CANALES, INGRID NARVÁEZ, REGINA SICILIA
NIÑOS: AZAY, MARIO, AINOHA, PABLO, CANDELA, AITANA, AVRIL, ISABELLA, MARINA, ABRIL …

DIRECCIÓN DE ESCENA: LUIS ROQUERO
DIRECCIÓN MUSICAL: ENRIQUE GARCÍA REQUENA

ESCENOGRAFÍA: CÉSAR RECUENCO ÁLVAREZ
ILUMINACIÓN: JORGE NAVARRO
VESTUARIO: AMPARO LOBATO / MARIA LUISA GONZÁLEZ
COORDINACIÓN ORQUESTA: SANCHO SÁNCHEZ

PRODUCCIÓN: DRAO Producciones

Coro y Orquesta titulares de la Compañía.

TEATRO LA LATINA DEL 7 AL 11 DE AGOSTO 2024

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