‘París despertaba tarde’, del escritor Máximo Huerta, rememora los juegos olímpicos del París de 1924

PILAR MARTÍNEZ MANZANARES.

Este año se celebra el centenario de la última edición de los juegos olímpicos en París. Y Máximo Huerta en esta novela nos transporta al París de las olimpiadas de 1924 donde sucede una conmovedora y hermosa historia de amor romántico con las olimpiadas como telón de fondo.

Estamos en el París de 1924, donde la ciudad se prepara para albergar los Juegos Olímpicos, fundados bajo el símbolo de la unión y la hermandad. Todo bulle: la culminación de la basílica del Sagrado Corazón, los movimientos artísticos, el anarquismo, su desconsuelo…

Los Juegos Olímpicos de París 1924, oficialmente conocidos como los Juegos de la VIII Olimpiada, se celebraron en París, Francia, entre el 4 de mayo y el 27 de julio. La sede acogió a 3.089 atletas, 2.956 hombres y 136 mujeres. No sólo hubo deporte. La gran diferencia con los Juegos de hoy en día es que las competiciones de arte formaron parte del evento, tal como lo deseaba Pierre de Coubertin. Estaban divididas en cinco categorías: arquitectura, literatura, música, pintura y escultura.

París despertaba tarde es una bella historia de amor cuya protagonista, Alice Humbert, una talentosa modista con el corazón roto, luchará por alcanzar todos sus sueños. Y los juegos olímpicos le ayudarán a olvidar su gran amor. Entre deportistas, fiestas, moda y sus hermanos, la vida se revoluciona. Y todo se da la vuelta.

El autor equilibra con audacia el relato para profundizar en el viaje sentimental de la protagonista y alimentar la trama amorosa con algunos giros sorprendentes. Todo ello, edificado sobre los sólidos cimientos de un contexto histórico con abundantes referencias en forma de personajes reales, lugares significativos y episodios que marcaron aquella sociedad. El año 1924 fue importante para París porque se celebraron los Juegos Olímpicos y esa transformación social, además de algunos momentos propios de la competición, tienen cabida en las páginas de París despertaba tarde  convirtiendo a los lectores en privilegiados testigos

Este drama romántico es un canto a la vida que rinde homenaje al amor verdadero, a la amistad femenina y a la necesidad de redescubrirse y tomar las riendas de nuestra existencia.

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