Correspondencia Chejov/Gorki: una amistad muy teatral
Por Horacio Otheguy Riveira
Soy un autodidacta, tengo treinta años. No creo que pueda mejorar lo que hago, ni siquiera que pueda mantenerme en el nivel al que he llegado. No es muy alto, pero es suficiente para mí. Por lo demás, soy un personaje poco interesante. Pero usted es diferente. Nos sobrecoge la capacidad de su genio. (M. Gorki).
… El oficio literario es de por sí agotador. Entre fracasos y decepciones, el tiempo pasa deprisa, no percibimos el tiempo presente, y el pasado, el tiempo en el que era tan libre, me resulta ya ajeno, como de otro. (A. Chejov).
Al irlandés Brian Friel (1929-2015) esta correspondencia entre dos colosos en el arte narrativo y teatral, le vendría de maravilla para crear una obra que desarrollara ese encuentro sobre un escenario. Friel se ocupó mucho de reelaborar cuentos y piezas teatrales de Chéjov, mas al descubrir estos diálogos con un oponente ideológico tan fuerte, al tiempo que disfrutaría con la revelación de hombres cargados de transparentes contradicciones, descubriría dos personajes de una vitalidad desbordante, ideales para protagonizar una función que recorrería mundo.
Hoy en día sólo Chejov está siendo representado constantemente por las más diversas Compañías, en versiones generalmente muy libres, según talentos o meros caprichos de los directores que se empeñan en destacar su opinión y su estética, antes que la del genial dramaturgo, pero en Rusia se le sigue admirando con suficiente talento para representarle haciendo honor a su innovadora forma de representar, irónica y poética, sin necesidad de salir en busca de versiones supuestamente rompedoras. Aunque también las aceptan, respetuosos con formas nuevas de consolidada riqueza artística, como sucedió cuando coprodujeron la extraordinaria visión de Finzi Pasca y su teatro circo en Donka, una carta a Chejov, mientras que productores nativos montan completas sus obras, como por ejemplo Las tres hermanas de tres horas de duración respetando la época original, algo de extraordinario interés que tuvimos ocasión de ver en Madrid en el Valle Inclán, gracias al Centro Dramático Nacional de 2012 [producción y reparto rusos con dirección del británico Declan Donnellan).
Pocos años duró la relación Chejov/Gorki, de finales de 1898 hasta la muerte del primero en 1904 de tuberculosis. También afectado de la misma enfermedad, Gorki vivió hasta 1936, produciendo mucho, siempre relacionado con la política marxista, ya desde tiempos de los zares, y después plenamente incorporado a la revolución bolchevique. El pueblo en que nació fue bautizado con su nombre hasta 1990 en que se eliminó, rebautizándolo por las nuevas autoridades como rechazo por sus compromisos revolucionarios. Ferviente líder de los escritores soviéticos, muy comprometido con las líneas maestras del estalinismo, aunque también vivió etapas conflictivas, y hasta un breve exilio. Al producirse el radical cambio de régimen en 1990, pasó a un olvido hoy reinante en todo el mundo con pocas excepciones. Su obra es abundante, muy variada y tan apasionante como al propio Chejov le parecía. Destacan títulos como La madre (novela de 1907, también llevada al cine), el teatro de Los pequeños burgueses (1901) y Los bajos fondos (1902), Los veraneantes (1904) o la tetralogía Cuarenta años. La vida de Klim Samguín (1925-1936).
En esta formidable publicación de la Editorial Funambulista, encontramos una muy valiosa traducción de su correspondencia con notas al pie, y postfolio de lo más interesante firmado por Rubén Pujante Corbalán.
… Por actuar con ese espíritu conseguí ganarme la muy agradable antipatía de varias personas. He visto a una multitud incalculable de gentes. Y todas ilustres. Después de lo cual me he sentido extremadamente asqueado, y me arrepiento mucho de haber venido aquí. En realidad eso significa una ilusión menos. La gente de aquí me da pena de tan desgraciada, solitaria y echada a perder por la envidia como está. (Gorki. San Pertersburgo, 1899).
Sí, ahora tengo el derecho a pregonar mis 40 años, y de recordar que ya no soy un muchacho. Fui el escritor más joven, pero usted ha aparecido y de un golpe me he vuelto a sentar, y ya no hay nadie para llamarme el más joven. (Chejov, Yalta 1900).
Anton Pavlovich Chejov nace en Taganrog, una ciudad de Rostov, Rusia, en 1860. Su familia se traslada a Moscú en 1876 para escapar de las deudas del negocio de su padre. En Moscú cursa estudios de medicina, compaginando la carrera con la publicación de historietas humorísticas.
Contrae la tuberculosis y una grave expectoración sanguinolenta que le obliga a cambiar su estilo de vida. Alcanza reconocimiento como cuentista y aparecen sus primeras antologías. El estreno de La gaviota supone un fracaso, pero la compañía del Teatro del Arte, dirigida por Konstantín Stanislavski hace de ella un éxito rotundo en 1898.
El éxito se repite con Tío Vania, Las tres hermanas y El jardín de los cerezos. Se casa con la actriz Olga Knipper en 1901. Muere en 1904 en el balneario de Badenweiler, Selva Negra, Alemania. Contaba con 44 años.
Lectura complementaria muy recomendable:
La vida de Chéjov, por Irene Nemirovsky. Varias ediciones.
Irene Nemirovsky, narra en estas páginas la breve pero intensa vida de Antón Chejov. Y lo hace a través de una atmósfera que bien podríamos llamar «chejoviana». El lector se ve tenuemente envuelto, conducido por una mano leve, mezclado con la magia de lo cotidiano. Como en el estilo de Chejov, el menor detalle tiene «la suavidad de una caricia, pero el efecto de un tentáculo». Así se muestra su vida, narrada por una mujer que hablaba su lenguaje y que nos lo restituye por entero, con sus alegrías, sus sufrimientos, sus esperanzas, sus nostalgias; en fin, con toda su humana y excepcional sensibilidad.
Maxim Gorki, seudónimo de Alexei Maximovich Pechkov, nace en Nijni-Novgorod, Rusia, en 1868. A una edad muy temprana abandona el seno familiar para vivir de forma independiente. Con la publicación de su primer relato en 1892 (Makar Chudra), firma por primera vez como Gorki, que en ruso significa «amargo».
Alentado por su amistad con Chejov, escribe Los pequeños burgueses y Los bajos fondos, que se estrenan con éxito en el Teatro del Arte de Moscú. Su obra narrativa aumenta a la par que sus implicaciones políticas, que le acarrean problemas con las autoridades zaristas. En La madre (1907), quizás su novela más popular, refleja el contexto de la Rusia socialista y revolucionaria. Vivió en Italia, se enfrentó a injusticias del nuevo régimen revolucionario con desigual fortuna, pero nunca fue purgado. Exiliado en Europa, el propio Stalin le invita a regresar a Moscú de donde ya no se marcharía, volcado en notables creaciones narrativas y teatrales, encargado también de fundamentar la literatura soviética, imbricado en movimientos culturales muy ligados a las diversas etapas por las que pasa la revolución comunista. Muere en Moscú en 1936, víctima de tuberculosis, a los 68 años.
Lectura completaria muy recomendable:
Los Vagabundos, M. Gorki. Traducción de Sara Gutiérrez. Editorial Reino de Cordelia.
Entre 1895 y 1899, Gorki escribió relatos y novelas cortas donde recogía su propia experiencia personal como vagabundo por la gélida Rusia, arrastrando una vida miserable y trabajando ocasionalmente para conseguir un mendrugo de pan con el que engañar al hambre y un harapo para burlar el frío. Las historias de vagabundos, a los que describe como seres libres que se oponen individualmente a las enormes diferencias de clases de las sociedad rusa, le fueron llevando desde el realismo hacia un romanticismo reivindicativo que marcaría en el futuro su literatura y le conduciría a apoyar abiertamente la revolución de 1917.
Sara Gutiérrez ha seleccionado y traducido seis de las piezas más brillantes dedicadas por Gorki a los vagabundos, algunas de ellas inéditas en español, y otras que dejaron de editarse hace años.
Del prólogo de Eva Orúe
«Los relatos que Sara Gutiérrez (que ha vivido en Ucrania y Rusia y conoce no ya los secretos del idioma, sino los sentimientos que lo animan) ha traducido para Los vagabundos están fechados entre 1895 y 1899. Son el trabajo de un Gorki en estado de gracia, empapado de su país y sus paisanos. En ellos modela su literatura con el material recogido durante los años errantes, siembra sus paisajes de figuras que se conocen en los pequeños detalles, da voz a las personas con las que ha compartido pan y camino, retrata a quienes le han acogido y alimentado o le han dado con la puerta en las narices. Por aquí desfilan gentes bien y gentes honradas (no es lo mismo, claro), los que se han apartado de la sociedad y los que han sido apartados, ladrones que actúan al amparo de la ley y ladrones por perseguidos en nombre de esa misma ley.
Gorki dibuja como el mejor sociólogo la estampa de un país dolorido y resignado, esboza un programa que aún no es político pero puede serlo: no a la crueldad, no a la servidumbre, sí al trabajo honrado y bien remunerado, sí también a la fortaleza que exhiben quienes parecen más cobardes, aquellos que han abandonado su puesto en la sociedad y recorren el mundo. La libertad para quien la trabaja, y para quien la pasea».
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Muy buen artículo. Admiro a esos autores…
Ya está. Tu futuro está confiado a tu suerte. Y no puedes saltar porque estás confiado en un plomo. Fin. . . . Fin. FIN. FIN. . . . FiN. . . . . . . . . . . . . . . FIN. FIN. FIN. .. … .. . , . . . FIN. . . . . . . . . . . . FIN. . . . FIN.
Me encantó el artículo, y es que adoro a estos autores.
En narrativa, recomiendo La dama del perrito, de Chéjov, y Ex-hombres, novela de Gorki.
Fui y sigo siendo fanatico de la literatura rusa del siglo XIX y primera mitad del XX. Así que encuentro admirable el artículo sobre la correspondencia de Chejov con Gorki. Saludos.