Entrevista a Emili Albi, autor de ‘Esta vana esperanza’

REDACCIÓN.

Esta vana esperanza es una narración singular, híbrida, en la que lo real y lo imaginado conviven. Una obra especial y delicada a medio camino entre el relato testimonial y el ensayo que, paradójicamente, nace de una muerte, la del progenitor del autor. Emili Albi Piquer (València, 1979) es licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Edición por la Universidad de Salamanca. Desde hace casi veinte años, trabaja en el mundo de la edición, y ha ocupado diferentes puestos en grandes grupos editoriales, primero como editor de narrativa y después como responsable de un sello de no ficción. 

  • En Esta vana esperanza reflexionas sobre la paternidad, rememorando tu infancia y la figura de tu padre. Aunque parte de lo íntimo, en tu libro, en el fondo, hablas de todos nosotros.

Sí, parto de lo particular para llegar a lo universal. En cierto sentido, en eso consiste la literatura y para mí, como escritor, es una obsesión trascender lo anecdótico y lo subjetivo. Esta vana esperanza es una carta al padre, a mi padre, a Emilio Albi Ibáñez, pero como tanto mi padre como yo somos parte de una comunidad, una generación, nuestra historia cuenta también la historia de muchos otros, de aquellos con los que compartimos edad, cultura, etc.

  • ¿Con qué retos te has encontrado al abordar una historia tan dura y personal?

Lo más complicado ha sido superar los obstáculos que yo mismo me ponía, verbalizar y compartir todo aquello que alguna vez me ha hecho daño, me ha asustado o me ha avergonzado y ser capaz de convertirlo en material literario. Costó mucho al principio, pero el efecto posterior ha sido balsámico.

También tuve que hacer lo mismo con mi familia, lo di a leer a mis hermanas y a mi madre y les pedí permiso para publicarlo, porque mi intimidad tocaba en muchas ocasiones la suyas y sentía que no tenía derecho. Han sido muy generosas, han comprendido el proyecto, les ha gustado y lo han apoyado. Este libro ha sido publicado gracias a ellas.

  • En los últimos años, han sido muchos los autores que han escrito sobre sus padres, como Manuel Vilas o Miguel Ángel Oeste. ¿Te han servido de inspiración algunas obras antes o durante la escritura de Esta vana esperanza?

Sin duda. Cuando murió mi padre, se generaron muchas preguntas y dudas que traté de resolver a través de la escritura (este libro es la prueba), pero también de la lectura. Leí Tiempo de vida, de Giralt Torrente, El olvido que seremos, de Héctor Abad, El Plagio, de Daniel Jiménez (que tiene la particularidad de ser una carta al padre, con este todavía vivo), Mi padre y yo, de J.R. Ackerley, Ordesa, del citado Manuel Vilas, releí la inmensa La carretera, de McCarthy (una de mis novelas favoritas) y, aunque no tenga que ver con el padre, sino con la familia en general, también incluiría Virtudes (y misterios), de Xesús Fraga.

  • A medio camino entre el ensayo y el relato testimonial, en tu obra conviven realidad y ficción. ¿Cómo ha sido conjugar ambas?

Yo creo que, para poder amar a alguien, primero lo debes comprender. Yo no conocí realmente a mi padre, a pesar de haber convivido tantos años con él, y utilicé la literatura, Esta vana esperanza, para llegar a entenderlo. Con la ficción he rellenado aquellas lagunas desconocidas, su infancia y adolescencia, su juventud, su relación con su madre, mi abuela que era una persona muy muy particular… A través de la ficción he podido recrear al padre y conocerlo, imaginar su vida en una Valencia franquista, atosigado por una madre estricta y asfixiante, la falta de su padre, su llegada a Madrid para estudiar y aquellos años tumultuosos de juventud, amor, descubrimientos y lucha. También gracias a la ficción he podido recrear (y en cierta medida sanar) aquel abrazo que nunca nos dimos y aquellas palabras que nunca nos dijimos.

Ha sido bonito y divertido, pero también ha estado cargado de tensión, de responsabilidad y de una sensación de vértigo. Tenía entre manos algo muy poderoso, capaz de mancillar una memoria.

  • Sin ánimo de destripar nada, ¿nos puedes contar de dónde salió el título Esta vana esperanza?

Tiene que ver con la forma en la que enfrentamos la muerte (¿o deberíamos decir la vida?). Con esa “esperanza”, que es un término muy manido y a veces vacuo, quiero hablar de un imposible. Cualquier esperanza es vana porque todo lo humano es finito, y sin embargo es tan necesaria la participación de esa dichosa palabra, es algo irreal, pero con mucha influencia en la realidad… La esperanza fue importante al final de la vida de mi padre, a pesar de ser inane. Para mí es un título bello y triste a la vez, como la propia existencia.

Tú que también eres padre, ¿qué te ha aportado la escritura del libro?

Me ha ayudado a reflexionar sobre nuestro cometido, a quitarme peso y a pensar que las generaciones están destinadas a enfrentarse. Los padres somos los encargados de quitarles la “animalidad” a nuestros hijos e introducirlos en la sociedad, somos los que hemos de culturizarlos. Somos sus verdugos, desgraciadamente, y los hemos de llenar de normas, convenciones y sentimientos no siempre positivos. Pienso en los sentidos de la responsabilidad o la culpabilidad, la gran vertebradora de nuestras relaciones sociales.

Escribir este libro, me ha servido para querer mejorar y también para vivir la paternidad con menos angustia porque sé que, haga lo que haga, lo voy a hacer mal, y eso libera.

  • Tras esta experiencia literaria, ¿tienes previsto volver a escribir autoficción?

Me gustaría, sí. He pensado mucho en que es injusto escribir sobre los padres cuando ellos no están, aunque evidentemente la ausencia es un gran catalizador. Me parece que la realidad, las vivencias cotidianas, es un gran material para hacer literatura, así que es posible que vuelva a transitar este género. Lo que no sé es si será de forma inmediata.

  • Imaginamos que estás de acuerdo con la afirmación de que un buen escritor es, ante todo, buen lector. ¿Qué últimas lecturas nos puedes recomendar?

En mi caso, además, soy editor, así que no puedo estar más de acuerdo (por la cuenta que me trae). Actualmente, estoy leyendo Yeguas exhaustas, de Bibiana Collado, que me está fascinando. Otra obra que me sorprendió mucho y que leí hace unos meses fue La ternura, de Paula Ducay, una gran primera novela. En el ámbito del trabajo, recomendaría Introducción general a la crítica de mí mismo, una biografía literaria y política muy genuina de Ricardo Piglia, el gran escritor argentino y que ha publicado Siglo XXI recientemente.

One thought on “Entrevista a Emili Albi, autor de ‘Esta vana esperanza’

  • el 9 julio, 2024 a las 12:01 pm
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    Excelente nota! muy bueno el libro, recomendable para aquellos que queremos repensar nuestros vínculos familiares

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