Alma Festival. The Divine Comedy
Por Abel Farré /
El “Alma Festival”, lo había dejado todo preparado para la ocasión. Entrábamos por la puerta de atrás del Pueblo Español de Barcelona, lo que nos permitía atravesar cada una de aquellas calles que nos transportaban a tiempos atrás, sólo nos hubiera faltado poder tropezarnos con un castillo. Sí, un castillo donde encontrarse a Neil Hannon y los suyos.
Allí, estarían sentados en sofás aterciopelados de color rojo, con coronas inventadas, pues ellos eran sus propios juglares de ese espectáculo que se avecinaba. Pero volvamos a la realidad…, sin tener que cerrar la luces, pues los rayos de sol aun cubrían esa tarde noche de Barcelona, unos aplausos de bienvenida nos anunciaban la llegada al escenario del “dandy”, que, con traje, corbata y gafas de sol, se colocaba en el medio del escenario con piernas cruzadas, preparado para dar vida a esa “divina comedia”. Arrancaban con “Generation Sex”, con la sensación de que ni ellos mismos ni los allí presentes aun fuéramos conscientes de lo que estaba pasando. Todo estaba fluyendo como un concierto normal, pero no especial. Se intentó también con la animada “At the Indie Disco”.
Sí, todo sonaba perfecto; el sonido, la voz…el grupo parecía estar más compacto que nunca. Incluso vi a alguien que levantaba su móvil activando ese aplicativo que te ayuda a reconocer las canciones. Tal vez era puro sarcasmo, pero la verdad que todo sonaba demasiado perfecto. Pero realmente eso no es siempre lo que buscamos, pues faltaba esa
magia, ese algo que todos esperamos de un concierto. Fue cuando la noche cayo, cuando ese concierto dio el vuelco que todos esperábamos. Ese joven de 53 años, con su humor “británico”, finalmente conectaba con nosotros y se abrazaba a nosotros sin ser tocados. “Mastermind” fue sin lugar a duda la canción que lo cambió todo. Neil ya no parecía tener de esconderse de nada, se quitaba las gafas de sol y se mostraba como era, haciéndonos llegar sus sentimientos a través de la voz mientras rasgaba su guitarra cuando lo necesitaba.
Sí, ahora se sentía cómodo y aprovecharía para acercarse a esa “Summerhouse” e irnos preparándonos para uno de los momentos más álgidos y bonitos del concierto. Los primeros acordes de “A Lady of A Certain Age” empezaron a sonar. Sí, aquella canción en la que todos nos hemos puesto a pensar más de una vez, mientras nos intentamos imaginar lo que aquella noche paso. Sí, que le paso a aquel joven, de ahora 53 años. El mismo, al final de esta, recordaba lo mucho que le había costado escribir esa letra. No podía parar de pensar en esa actuación de “From the basement”, allí en donde sólo con su guitarra ya hace unos años nos mostró que significa “intimar”. Hoy hacía lo mismo, pero con el resto de la banda, y un público, ahora sí, ya entregado.
Llegaron nuevos hits como “Our mutual friend”, ya estaba todo hecho, y todos los allí presentes estábamos ya levantándonos de nuestras sillas, esperando no escuchar “Tonight we fly” ya que eso sería el presagio del fin de la fiesta. Pero llegó, sí, ya todos levantados dándole las gracias por seguir manteniendo ese espíritu intimista y a la vez festivo que Divine Comedy siempre nos ha aportado.
Sí, nos han hecho acercarnos a Dante a más de uno, por pura curiosidad, o a tantos escritores británicos que de bien seguro han pasado por las manos de Neil, mientras abraza una copa de vino o bien mejor una “Guiness”. Llegarían dos bises, “To the rescue” y “Charmed Life”, el telón “inventado” de color rojo se cerraba. Han pasado los años y siguen ofreciendo el mismo directo que todos esperamos, la música, la voz, no ha cambiado y como no, la conexión con el público, cuando eso se permite. Me gustaría pensar que a pesar de los proyectos que Neil pueda tener en paralelo, tenemos “Divine Comedy” para tiempo. Gracias Divine Comedy, gracias “Alma Festival”, por hacerlo tan especial.