El arpista de Ávila

ESPAÑA EN SORDINA

EL ARPISTA DE ÁVILA

 

 

En la iglesia de san Vicente de Ávila ya se anunció el gótico con su entusiasmo y su dinamismo. Los estudiosos dicen que allí estudió el Maestro Mateo, el que concibió el Pórtico de la Gloria de la catedral de Compostela, con el maestro Fruchel, de origen francés. En la fachada de san Vicente ya están los santos en variadas posturas, que rompen toda rigidez.

Y hay un esplendor gótico también en el interior de la iglesia, en obras en madera pintada que se hicieron más tarde. Es una fiesta visual de formas y de colores y de actitudes. Y de vida cotidiana de la época mezclada con fantasía.

Pero a mí me interesa ese arpista. Ese artista que en momentos suaves hacía soltarse a los guerreros y a los gobernantes. A los que tenían el poder él los hacía meditar por momentos aunque no quisieran. Les mostraba la música y sus revelaciones, les mostraba que había otras cosas. Les mostraba que había una vida interior, y solo por ella merecía la pena luchar.  Les recordaba la vida después de los campos de la muerte.

Y después del ruido de las espadas y las trompetas él los acercaba al silencio. Y los acercaba al silencio y a su interior. Y les hacía escuchar lo que las trompetas ruidosas acallaban. Y hacía Historia en sordina con su historia pequeña y viva.

Me gusta ese arpista concentrado, que acerca la frente al arpa y pone los dedos delicados. Que pone la cara junto al arpa para comunicarse con ella. Y el arpa delicada y casi silenciosa le hace saber quién es él mismo y qué es la vida. Y España también fue eso tantas veces. Y en esos colores desvanecidos está otra Historia desvanecida. Pero tan auténtica.

ANTONIO COSTA GÓMEZ    FOTO: CONSUELO DE ARCO

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