CHIC*S: una vitalista novela, con protagonistas adolescentes

Horacio Otheguy Riveira.

 

El caos se ha desatado en la clase de 3.º C. La profesora Frigerio ha pedido a sus alumnos que piensen un tema para la función de fin de año y los chicos empiezan a hacer bromas estúpidas sobre las chicas. Estas se rebelan. ¡No van a soportar sentirse discriminadas! Frigerio elabora un plan y decide que para el guion del espectáculo solo habrá una regla: los chicos escribirán e interpretarán los papeles femeninos, mientras que las chicas se encargarán de los masculinos.

 

 

Observándolos de cerca, siete dioses descendidos directamente del Olimpo deciden participar en el experimento. Y así, tras una noche de truenos y relámpagos, los jóvenes se despiertan en camas —¡y en cuerpos!— que no son los suyos. Tendrán que hacer frente a una experiencia desconcertante, que los obligará a meterse en la piel de los otros. Literalmente.

 

Una historia trepidante sobre los estereotipos de género. (A partir de 12 años).-
[…] A la hora de regresar a casa, se formaron dos grupos: las tres chicas por un lado y los chicos por otro, aunque en este último solo iban Giovanni y Tommaso, porque Jacopo sabía perfectamente que le consideraban un pringado y se quedó aparte. También lo pensaba su padre, que llevaba un tiempo burlándose de él por su afición a la poesía.
—¡La frigerio nos ha dado una oportunidad de oro! —exclamó Sara junto a sus compañeras—. No sé cuántas veces he fantaseado con ser un chico, para aprovecharme de todas sus ventajas.
—¡Exacto! Y ahora podremos vivir la experiencia, aunque sea solo en el escenario —dijo Nina—. Vamos a tener que esmerarnos en los diálogos, ¡eh!
—¡Por supuesto! —exclamó Alice—. Yo voy a centrarme en la denuncia.
—¿A qué te refieres?
—A cargar las tintas en sus comportamientos típicos, esas cosas que nos sacan de quicio. Los comentarios que no vienen a cuento, por ejemplo.
—Ellos harán lo mismo…
—Lo veremos.
—Colega, esta me la pagas —espetó Giovanni, caminando hacia el centro. En un rato entrarían en el parque y lo atravesarían por completo para salir por la otra verja situada al oeste, la que daba a la calle perpendicular, atajando en diagonal.
—¿Todavía sigues con eso?
—Pues claro. Será un esfuerzo absurdo. ¿Y para qué?
—La profe nos tenía en el punto de mira, la has visto. Si no llegamos a presentarnos voluntarios, nos la habría guardado. Por lo menos así tomamos las riendas de la situación.
—¿Las riendas? ¡¿Estás seguro?! —comentó Giovanni—. Son las tres superleonas, ya lo has visto.
Tommaso se quedó en silencio y siguió caminando.
—En serio, colega, cuanto más lo pienso más creo que este asunto será un grano en el culo. —Giovanni negó con la cabeza—.
—¿En el culo de quién? ¡Anda! —se rio Tommaso.
Pero Giovanni no le acompañó, estaba muy pensativo.
—Si pienso en la cara que han puesto esas tres, tan encantadas de conocerse… Imagínate lo que se estarán riendo ahora… Aargh, ¡lo odio!
—Venga… —Tommaso le dio un golpecito en el codo.
—¡Venga, un cuerno! ¿Te has enterado o no de que tendremos que vestirnos de mujer? ¿Te imaginas la vergüenza? Los de las otras clases nos tomarán por maricas y adiós reputación. A Iachi le importa un pimiento, él ya es un pringado de por sí. Y puede que también sea marica.
Tommaso trató de quitar hierro al asunto:
—No vamos a disfrazarnos con plumas de avestruz, ¿eh? Nosotros decidimos. Somos nosotros lo que escribimos el guion.
—¡Solo falta que me tenga que poner las tetazas de la Mariani! […]
Claro, a ellos podía parecerles el parque de siempre, el mismo parque que habían recorrido juntos miles de veces. Pero no podían imaginar que ese día era el día, ese en el que nosotros los dioses bajamos a la Tierra y nos distribuimos por los árboles (porque no habíamos perdido la costumbre de mirar a los humanos desde lo alto) para escucharlos.
Hasta que, mientras se alejaban, oímos que Giovanni Riva decía: “Ay, colega, la situación es tan absurda que ni un milagro podría sacarnos de este lío… Es más, casi…”.
Fijó la mirada en lo alto y añadió riendo: “Oh, dioses del cielo, ¿qué os parecería si movierais el culo y vinieseis a echar una mano?”
A esas alturas Tommaso ya era presa de las carcajadas más desenfrenadas. “Tío, estás como una regadera, como una auténtica regadera!”

 

Lorenza Bernardi nació en Ferrara, y vive en Milán y el Valle de Aosta, donde escribe en una cabaña perdida y pasea por los bosques junto a su perro Sherlock. Tras haber trabajado en una importante editorial, ahora es guionista y escritora, además de entrenadora de triathlon de cuarenta adolescentes. En Piemme ha publicado los exitosos Vorrei che fossi tu y su continuación Vorrei que fossi ancora tu.

 

Traductor: MARINELLA TERZI HUGUET
Editorial: Santillana Educación, S.L.
ISBN: 9788491225560
Idioma: CASTELLANO
Número de páginas: 280
Encuadernación: Tapa blanda
Fecha de lanzamiento: 13/05/2024
Año de edición: 2024

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