Mi nombre es Ahmed Younoussi, soy actor, soy padre y soy español. Pero no nací en España. Nací en Marruecos

Horacio Otheguy Riveira.

Un hombre en escena cuenta su vida. No es un hombre cualquiera, pues representa a miles de emigrantes que intentan entrar en lo que consideran la salvación del continente europeo: una salvación que debería ser absolutamente generosa, teniendo en cuenta la colonización emprendida en África, despojando de la riqueza este enorme continente: esclavitud de seres humanos considerados salvajes por los civilizados, y tan bíblicos, hombres blancos; dominio que con el paso del tiempo fue adquiriendo matices propios de la cultura occidental-capitalista de los nuevos tiempos. Pero la generosidad no se produce, salvo la que ejecutan los resistentes al despiadado sistema, bravos gladiadores en pos de ampliar las grietas del siniestro sistema de explotación..

14.4 es un espectáculo autobiográfico en colaboración con un gran equipo de profesionales del teatro que, sobre todas las maravillas de su profesión, tienen en común el amor por la solidaridad y la justicia. De tal manera se han unido talentos, que la peripecia intensa de Ahmed se nos brinda con la calidez de un amigo que nos visita seguro de contar con nosotros, buenos oidores, mejores abrazadores, espectadores abiertos a la compleja comprensión de una situación en general tan despiadada que ha llevado a morir en el Mediterráneo a más de 5000 personas en su desesperado esfuerzo por recuperar la dignidad perdida.

La confesión se desarrolla a buen ritmo, bajo la firme creencia que el teatro exige acción creciente, envolvente, para empatizar por la causa dentro de un eficaz divertimento, de manera que el drama se encuentre a gusto con tres elementos clave: ráfagas de humor, eficaces brotes de información didáctica, y gran producción audiovisual para que no olvidemos que la trascendente visión de la obra ha de conmovernos con tiempo para la reflexión…

 

 

Llegué a tener tanto miedo a las palizas de mis padres, que a los 6 años ya había emprendido  definitivamente el camino de los Marco Polos. A esa edad ya había viajado más que mucha gente de mi pueblo en toda su vida.

 

 

[Se proyecta un mapa con proporciones reales y a su lado el tradicional Mapamundi de Mercator].

«África es así de grande en realidad. Europa es así de pequeña. Se ve que, en el siglo XVI, cuando se hizo este mapa, les gustaba pensar que el Norte colonial era más grande que el Sur colonizado. Esta cosa del tamaño que obsesiona a algunos. Pero volvamos a lo nuestro.

(Ahmed con un rotulador Veleda o similar dibuja el contorno del Estrecho).

África está a 7.78 millas náuticas de Europa en su punto más estrecho, lo que se llama frontera natural. Esa distancia separa el faro de Punta Alcázar en Tarifa del faro de Punta Cires, aquí, entre Tánger y Ceuta. 7.78 millas náuticas son 14.4 kilómetros. Para que os hagáis una idea es la distancia que hay entre la Puerta del Sol y San Fernando de Henares. (este dato cambiará dependiendo de la plaza: tarea de
regiduría). 14.4 kilómetros. Nada más. Y nada menos. El “estrecho” de Gibraltar es todo menos estrecho.
Geológicamente el Estrecho representa la fisura de dos placas tectónicas. La placa euroasiática y la placa africana. Y se atraen. ¿Qué quiere decir que se atraen? Pues que cada año se acercan unos centímetros la una a la otra. Como si se fueran espachurrando, como si quisieran contarse un secreto. Además, es también el lugar donde se cruzan dos masas de agua: el mar Mediterráneo y el océano Atlántico.
Y, por último, también se separan dos países – España y Marruecos – y dos continentes – Europa y África. Resumiendo: hay unas fuerzas que tienden a unirse, unas fronteras naturales que quieren… confundirse, unas aguas que se mezclan y se fusionan».

 

 

14.4 pretende explorar, desde un lenguaje descarnadamente realista y a la vez indisimuladamente lírico y poético, el viaje que separa dos mundos que viven a tan solo 14.4 kilómetros de distancia. Seguiremos la historia de Ahmed, un niño que escapa del maltrato familiar para habitar las calles de Tánger. Allí, en las calles de la ciudad portuaria, llegarán aventuras, sueños y desventuras y una obsesión que lo recorre todo… cruzar a España. Una España que es vista como el paraíso en la tierra, el final del camino, la Ítaca con la que sueña todo viajero. Ahmed consigue cruzar con 9 años a la península escondido en los bajos de un camión. Y aquí, en la tierra prometida llegará otra odisea que se aleja de lo soñado pero que no está exenta de sentido del humor, aventuras, redes de solidaridad y finales inesperados. Juan Diego Botto

 

 

 

Dramaturgia Juan Diego Botto, Sergio Peris-Mencheta y Ahmed Younoussi

Dirección Sergio Peris-Mencheta

Con Ahmed Younoussi

Diseño de espacio escénico Alessio Meloni (AAPEE)

Diseño de iluminación Javier Ruiz de Alegría (AAPEE)

Diseño de vestuario Elda Noriega (AAPEE)

Diseño de videoescena Ezequiel Romero

Composición música original Joan Miquel Pérez

Diseño artístico Eva Ramón

Diseño de sonido Benigno Moreno

Dirección de producción y producción ejecutiva (Barco Pirata) Nuria – Cruz Moreno

Adjunto dirección de producción (Barco Pirata) Fabián Ojeda Villafuerte

Ayudante de dirección Óscar Martínez-Gil

Fotografías: Vanessa Rabade

Agradecimientos Teatro Auditorio Escorial, Rozalén, Ismael Guijarro y Diana Palazón

Una coproducción de Barco Pirata y Teatro Español

 

NAVES DEL ESPAÑOL EN MATADERO. HASTA EL 28 DE JULIO 2024

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *