Irène Némirovsky emerge como uno de los casos más fascinantes de recuperación literaria reciente con ‘El baile’

PILAR MARTINEZ MANZANARES.

Irène Némirovsky es probablemente uno de los casos más interesantes de recuperación literaria reciente. Durante más de 60 años, su literatura permaneció resguardada en una maleta, esperando a ser redescubierta. Némirovsky escribía en francés, pesé a haber nacido en Kiev cuando aún formada parte del antiguo Imperio Ruso. Fue una autora respetada y reconocida en su tiempo, hasta que, en octubre de 1940, se vio obligada a dejar de publicar dado su origen judío.

Las obras de la novelista quedaron en el olvido, y el nazismo parecía haber logrado imponerse sobre su legado, hasta que, en 2004, gracias a su hija Denise Epstein, se logró rescatar un manuscrito de su inconclusa obra maestra, Suite Francesa. Cuando un nombre consigue liberarse del olvido forzado, ideológicamente impuesto, es imprescindible recuperar sus letras. Así, la editorial Alma ha decidido este 2024 incorporar a Irène Némirovsky a su colección de clásicos ilustrados.

En marzo verá la luz El baile, una novela efímera que narra la venganza de Antoniette, una joven rebelde, descuidada por su familia. Esta historia de apenas 80 páginas marca la entrada de la autora en el catálogo de Alma. Por primera vez, disfrutaremos de una edición ilustrada de esta pequeña joya literaria gracias al talento artístico de Bea Lozano. La ilustradora ha querido enfocarse en la tormentosa relación madre e hija y enfatizar los grotescos de los personajes, sobre todo de esos progenitores ambiciosos, ansiosos de reconocimiento social y ascenso social. Por este
motivo, apreciaremos un estilo de ilustración con grandes trazos a línea negra que reflejan la atmósfera hipócrita y en ocasiones cruel.

La vida y la muerte de Irène Némirovsky estuvieron marcadas por el antisemitismo. Nació en Kiev, con el nombre de Irina Lvivna Nemirovska. Su padre era un acaudalado banquero judío y su madre nunca le prestó la debida atención. A raíz de la Revolución rusa, la familia tuvo que exiliarse a Francia. Tras graduarse en la Sorbona, Irène comenzó su carrera literaria y se casó con el banquero Michel Epstein.

El baile (1930), que contiene muchos elementos autobiográficos, fue su mayor éxito en vida y fue incluso llevada al cine. No obstante, ni la fama de la autora ni la conversión del matrimonio al catolicismo bastaron para obtener la nacionalidad francesa. Deportados al campo de concentración de Auschwitz, Irène falleció de tifus y su marido murió gaseado. Aún habrían de pasar cincuenta años para que sus hijas descubrieran y editaran el manuscrito del relato autobiográfico de Irène bajo el régimen de Vichy, Suite francesa, acaso su obra más representativa y estremecedora.

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