Teatro en el cine: La luz que agoniza, con Ingrid Bergman y Charles Boyer

Horacio Otheguy Riveira.

Más conocida desde el teatro como Luz de gas, la película es una versión adaptada para el lucimiento de sus protagonistas. Cuenta la historia de una mujer angelical que, al enamorarse, cree pisar firme el terreno de la seguridad financiera y sentimental junto a un hombre tan elegante como encantador. Historia de una trampa que hoy obtiene una mirada nueva que la enriquece aún más, puestos en primer plano el abuso de poder patriarcal y las instituciones que permiten la cruel felonía de trastornar a una mujer hasta la pérdida de todos sus valores, encerrada para siempre en un manicomio. Años 30, el público de teatro se sobrecogió al ver esta obra de Patrick Hamilton (también responsable de La soga, que inmortalizara Alfred Hitchcock) con un argumento del que las páginas de sucesos nunca habían dado muestra alguna.

Giró por diferentes países desde su estreno en Londres en 1938. Dos años después tuvo una buena versión cinematográfica que vio muy poca gente (Gaslight, 1940), muy bien hecha, más fiel a la obra de teatro que la que aquí comentamos, que se llevó todas las miradas con un triunfo internacional espectacular, unos pocos años después, 1944, gracias al impacto de una pareja romántica por primera vez reunida, pero con muchos éxitos por separado, la que formaron la sueca Ingrid Bergman y el francés Charles Boyer, ambos triunfadores en Estados Unidos.

 

 

SINOPSIS: Paula Alquist abandona sus clases de canto en Italia para casarse con Gregory Anton, un pianista, yéndose tras la boda a vivir a Inglaterra, al 9 de Thornton Square, una casa que Paula heredó de su tía Alice, una famosa cantante que la adoptó tras la muerte de sus padres y que fue asesinada 10 años antes, momento en que Paula, para olvidarlo decidió irse a Italia.

Aunque la casa aun le da miedo, cree que la presencia de Gregory y la retirada de los muebles y enseres de su tía al desván, cuya puerta condenan, le ayudarán a olvidarlo.

Pero no será así. Tras la violenta reacción de su marido cuando encuentra la carta de un tal Sergio Bauer, comienza a darse cuenta de que pierde u olvida constantemente cosas o las cambia de lugar sin darse cuenta, lo que la lleva a pensar que se está volviendo loca, reforzando esa sensación el que durante las noches, y mientras su marido sale para irse a componer a su estudio la luz de su lámpara de gas se debilite, pese a que no se enciende ninguna otra, escuchando además pisadas en el desván a pesar de estar clausurado…

 

 

 

Hoy se puede ver en FILMIN.

 

Desde Suecia con amor, hablando varios idiomas que le permitieron hacer teatro en Londres, París y Berlín, además de Broadway, a través del cine Ingrid Bergman enamoró a todo el mundo con una producción asombrosa para la época, ya que alternó el drama con la comedia sofisticada, salpicando la ficción de audaces experiencias sentimentales como cuando dejó el lugar estelar de Hollywood para unirse en Italia a Roberto Rossellini, mayor que ella, director de obras al margen de la gran industria del cine. Por donde se mirara, Ingrid Bergman, era hermosa, carismática, y si se tenía la suerte de verla en escena, allí se encontraba con fascinantes personajes creados por autores como Eugene O´Neill, Henrik Ibsen o George Bernard Shaw, creaciones con las que ganó ovaciones y galardones.

Su trabajo en esta película le valió varios premios, incluido el Oscar a la mejor actriz de 1945: de la dama ingenua a la lenta progresión a la locura inducida por su amantísimo esposo hasta arribar a un final feliz cuya mirada de agradecimiento nos deja más hechizados que nunca.

Según la lista elaborada por el American Film Institute,​ Ingrid Bergman es la cuarta estrella femenina más importante en la historia del cine, precedida por Katharine Hepburn, Bette Davis y Audrey Hepburn. Por otro lado, ya que la actriz hablaba de manera fluida los idiomas sueco, inglés, italiano, alemán y francés, pudo participar en diversos trabajos cinematográficos rodados en estos idiomas y obtener permanentes satisfacciones. También fue la segunda actriz con más premios Oscar de la historia del cine: dos como Mejor Actriz  (Gaslight y Anastasia) y uno como Mejor Actriz de Reparto (Asesinato en el Orient Express);​ la quinta actriz con más candidaturas al Oscar con siete nominaciones. Murió en Londres a los 67 años tras algunos de años de lucha contra un cáncer de mama. Está enterrada en el Cementerio del Norte de Estocolmo, Suecia.

 

 

Joseph Cotten, el salvador. Ingrid Bergman, la víctima. Charles Boyer, el peligroso encantador.

 

Charles Boyer se había casado en 1934 con la actriz Pat Paterson cuando él todavía era un desconocido. Esta pareja fue uno de los casos más inauditos de la historia de Hollywood. Jamás se les conoció un escándalo, una infidelidad, una pelea, nada. Los Boyer se guardaron su amor para ellos mismos y pocas veces iban a las fiestas de la farándula.

Su matrimonio duró 44 años. un tiempo de muy discreta vida familiar. Los reveses empezaron en 1965, cuando su hijo veinteañero Michael se suicidó tras un desengaño amoroso. El actor tenía ya por entonces 66 años pero hizo todo lo posible por sacar de la depresión y de la tristeza a su esposa. Desgraciadamente ella enfermó de cáncer y él pasó varios años cuidándola. Hasta que llegó lo inevitable.

Pat Patterson murió el 24 de agosto de 1978. Dos días más tarde Charles Boyer apareció muerto. Su suicidio fue sobrio: una dosis letal de barbitúricos y ninguna carta de despedida. El suyo no era un adiós sino simplemente un reencuentro con su amada.

La obra en España

Teatro Español, Madrid, 3 de abril de 1948. Dirección: Cayetano Luca de Tena. Escenografía: Sigfrido Burmann. Intérpretes: Mercedes Prendes, Enrique Guitart…

Teatro Romea, Murcia, 20 de abril de 1948. Dirección: Manuel Blay. Adaptación: Luis J. Bruce. Intérpretes: Irene López Heredia, José Bruguera, Vicente Soler, María Montilla, Isabel Sandoval.

Teatro Lara, Madrid, 21 de abril de 1967. Dirección: Alberto Closas. Escenografía: Santiago Ontañón. Intérpretes: Julia Gutiérrez Caba, Manuel Díaz, Manuel Collado, Lola Gálvez, María José Valero.

Teatro Olimpia, Huesca, 26 de septiembre de 2009. Dirección: Juanjo Granda.

Adaptación: Juanjo Granda y Salvador Collado.

Intérpretes: Patxi Freytez, Cecilia Freire, Marta Gutiérrez Abad, Juan Meseguer, Carlos Varela, Fernando Gómez-Cobo, Marisa Lahoz.

«Soy de una generación sumamente influenciada por el cine, que ama profundamente el teatro pero que no puede dejar de soñar en secuencias fílmicas. De hecho, Patrick Hamilton fue un descriptor valioso de su época, y un poeta capaz de reflejar y trascender los pálpitos vitales que sentía y los que contemplaba a su alrededor. Pero, a la vez, era una persona atormentada, confusa y llena de soledad. Como muchos contemporáneos suyos y tantos de nosotros». Juanjo Granda. Director de la última versión teatral en España.

 

Escenografía de Helen Hopcroft para la producción de Gaslight de Maitland Repertory Theatre en UK, 2009, dirigida por Steven Ryan.

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *