Entrevistamos a la soprano Berna Perles: “La sociedad cree que la ópera es elitista”
Una entrevista de Alberto Medina.
Se despidió la primavera con la ópera de Puccini “Manon Lescaut” en el Teatro Cervantes de Málaga. Dos días que llenaron las butacas del teatro malagueño para disfrutar de la también soprano malagueña Berna Perles, donde estuvo acompañada por el Des Grieux de Carlo Ventre, el Lescaut de Rodrigo Esteves y el Geronte de Giacomo Prestia. La producción, firmada por Pier Francesco Maestrini, contó con la dirección musical de Daniel Montané al frente de la Orquesta Filarmónica de Málaga. Desde sus inicios, Berna mostró un talento excepcional para la música, lo que la llevó a perfeccionar su técnica y formación en instituciones de renombre. Su voz, caracterizada por su pureza, potencia y versatilidad, le ha permitido abordar un amplio repertorio que abarca desde la ópera barroca hasta el repertorio contemporáneo.
Enhorabuena por tu actuación en el teatro Cervantes. Seguro que muchos años estudiando y trabajando.
Claro, eso al final no deja de ser técnica, mucho estudio, mucha preparación y también la semana que hemos estado ensayando.
En estos ensayos, ¿has podido opinar sobre tu vestuario o sobre algún tema?
La maquinaria de la ópera es una maquinaria amable donde la gente puede opinar para que el trabajo sea lo más cómodo posible. Pero lo que pasa que también tu trabajo termina donde comienza el del otro, por lo que quien ha hecho el vestuario también quiere que le luzca. Por tanto, queremos hacer nuestro trabajo sin perjudicar el de los demás.
Estuviste en noviembre del año pasado en el Teatro de la Maestranza con la ópera Norma de Bellini. ¿Mucha diferencia al prepararte Manon de Puccini?
Son preparaciones de la voz completamente diferentes. Norma es un estilo bel cantista y Manon es de registro verista, necesita de matices diferentes que hay que trabajar. Requiere que sensibilizar la voz de manera diferente aunque la técnica sea la misma.
¿Manon de Massenet o de Puccini?
Yo lo tengo claro, te lo tengo que decir. La ópera de Massenet es preciosa, la ópera francesa me gusta también, pero el arrebato, la pasión, la música altamente expresiva de Puccini a mí me fascina.
¿Y cuál es la parte que más te gusta de esta ópera?
La parte que más disfruto es el último acto. Es como sentir que te has quitado un peso de encima, por lo que lo disfruto muchísimo porque empatizo con esta parte más vulnerable, más dramática del personaje. La parte con la que más me divierto es el segundo acto.
Todas las cantantes manejáis mucho estrés durante las representaciones
Hay un estrés que se va acumulando en el periodo de ensayos, luego los ensayos con orquesta, después el ensayo general…Cuando termina la función hay varios días de un cansancio extremo. Cuesta mucho que la adrenalina baje, la necesidad de recuperar la energía. Soy una persona muy sensible a los estímulos y cuando me expongo mucho, necesito un poco de cueva para recargarme. Hay un bajón emocional también porque conoces a muchas personas que pierdes de vista. Echas de menos la parte laboral como la personal. Es como un pequeño duelo.
¿Has pensando alguna vez en participar en un musical?
Tengo compañeras que han hecho musicales y género mixto. Pero eso depende mucho de la persona. Yo personalmente solo podría hacer musicales líricos en los que se requiera una voz lírica como El fantasma de la ópera. No podría hacer musicales que requieran una técnica de voz ligera porque no me he preparado para eso ni creo que fuera competitiva. El género musical es muy específico y requiere también de mucha preparación. Hay profesionales que lo hacen muy bien, por lo que sería una intrusión en un terreno que no domino.
Naciste en Málaga y ya te has recorrido la mitad del mundo, ¿cómo puedes compaginar tu trabajo con la vida personal?
Lo compagino con una cantidad importante de sacrificio. Y por supuesto teniendo a mi compañero de vida que es mi marido, que se implica exactamente igual que yo. Tengo dos hijos, de cinco y diez años, y sería imposible si no hubiera un equipo de dos personas. Tendría que contratar a alguien, gestionarlo de otra manera… En mi caso personal, no quiero hacer ningún sacrificio familiar, así que intento no estar separada de mis hijos, hacemos virguerías para estar juntos, he buscado un colegio que me flexibiliza este aspecto… Gestionamos la logística del año de manera que los días en los que estoy sin ellos sean muy pocos. Existe un sacrificio económico porque moverse una persona no es lo mismo que estar moviéndose cuatro; y hay también un sacrificio energético y personal: dedico mucha energía a la logística familiar para tener una vida realmente compartida.
¿Todavía hoy en día en el mundo de la escena una mujer se sacrifica más que un hombre?
Creo que las mujeres todavía no nos hemos quitado de encima una carga cultural muy importante. Nosotras tenemos mucha culpa histórica adquirida. Tomamos decisiones difíciles con mucha culpa y después tenemos históricamente un montón de tareas que están culturalmente asociadas a nosotras. Hasta que no nos quitemos esa mochila es inevitable que lo tengamos más difícil. Porque incluso aunque se equipare, porque actualmente no se encuentra equiparado todavía, hay una cuestión de culpa y responsabilidad, de esa parte psicológica que nos impide hacer las cosas con la libertad que puede tener un hombre a día de hoy. Pero no solamente en mi trabajo, sino en todos los ámbitos. Como todos los cambios sociales requieren de un tiempo…
¿Has tenido que trabajar en una producción más transgresora? ¿Hacen perder la esencia de la tradición?
No tengo un criterio absoluto sobre esto porque todo depende del gusto y respeto con el que se trate la obra. Puede modernizarse perfectamente una ópera. He estado en producciones que han llevado el libreto original a otras épocas, incluso han sido realmente muy alejadas de lo que suponía que tenía que ser, pero sin embargo se ha tratado con mucho gusto, con mucho respeto, y además no han perdido por el camino. He trabajado en producciones en las que el resultado final ha hecho desmerecer la obra, se han añadido cosas que no han aportado nada en absoluto, que el espectador no comprenda lo que ocurre para hacer algo vanguardista y rompedor. No todo es justificable para modernizar una ópera. Hay que respetar que el argumento se comprenda y que se haga con buen gusto y con respeto por la obra musical y la obra literaria que hay detrás de cualquier libreto de ópera.
Ahora que te estoy entrevistando está Taylor Swift dando un concierto en Madrid. Comparativamente, tienen una media de edad menor a los que asisten a una ópera ¿Tienen que hacer algo las administraciones públicas?
Sin una educación musical en la base de los niños es muy complicado. La música clásica no es mainstream, no tiene esas cotas de exposición en los medios. Pero estoy plenamente convencida que una parte importante de la población podría gustarle la ópera que hicimos el pasado día en el Teatro Cervantes. Si no hay una base educativa que te haga ver que te puede gustar la ópera, que puedas comprenderla y que te acerque al género que sea, llegas a la edad adulta sin saber lo que es la ópera y creyendo que eso no es para ti. Cuando se hacen representaciones para jóvenes, para público escolar, es el público más entusiasta con diferencia. Es el público que tiene las reacciones más espontáneas y auténticas a lo que pasa encima de los escenarios. No puedo decirte que el problema es que la ópera no gusta. Estoy convencida que el problema es la educación y un poco que todavía la sociedad crea que la ópera es un poco elitista.
¿Proyectos ya confirmados?
Sí, gracias a Dios me va muy bien y con muchos proyectos para los próximos años. Entre los cuales se encuentra debutar en el rol de Mimí en La Boheme. Fue la primera ópera que me compré, y es un momento que he estado esperando durante toda mi carrera. Tengo también ilusión en debutar en mi primer Verdi que será Il Trovatore, se va a repetir la ópera que escribió Arturo Pérez Boscovich, y tengo en agenda el estreno de una ópera que no puedo comentar porque no está todavía publicado.