Sombras que bailan en Madrid

ESPAÑA EN SORDINA

SOMBRAS QUE BAILAN EN MADRID

 

 

Una vez paseábamos por el Barrio de Salamanca en Madrid. Y vimos esas siluetas indefinidas bailando en un balcón. Parecía un baile de fantasmas, una vitalidad de espectros. Un persistir en el baile de formas desconocidas pero presentes.

Es un barrio elegante y exclusivo. Pero lleno de lugares con encanto, de rincones atractivos. La alta burguesía tiene ahí sus retiros inaccesibles pero cualquiera puede pasear por sus calles. Y la belleza de los edificios y los bulevares la puede disfrutar incluso este poeta que no tiene nada.

España fue una tragedia a menudo. Tragedia también a menudo en el sentido de vitalidad intensa que se ve coartada por el destino o la intolerancia y por eso destaca más. Tragedia en el sentido de vitalismo, como la consideraban Nietzsche o los románticos.

Pero también fue una fiesta. Una fiesta tan intensa y tan chorreante muchas veces. Una fiesta que superó polarizaciones y encierros ideológicos. Las personas latían y chorreaban vitalidad a pesar de todos los muros.

Y la gente cantaba flamenco con sentir hondo en locales de Madrid o Andalucía. Y corría por las calles delante de los toros en Pamplona. Y recordaba a Lorca en Granada. Y paseaba entre la fiesta de los entrelazos en la Alhambra.

Y en Madrid hubo tragedias pero también hubo tantas fiestas. Y los locales cierran tarde, pese a los puritanos. Y la gente se empeña en respirar. E incluso Emilia Pardo Bazán se enamoraba con delirio  (y le echaba la culpa a una insolación)  en la pradera de San Isidro. En la novela “Insolación”.

Y en algún bar pintoresco del barrio de Salamanca uno toma vino español con aceitunas de verdad. Y la burguesía hace sus fiestas de noche en sus palacios y yo las miro al trasluz por las ventanas.  Debemos vivir, en un tiempo entre dos guerras civiles.

 

ANTONIO COSTA GÓMEZ

FOTO: CONSUELO DE ARCO

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