Fran Ortega, autor de «Los hijos del Justo»: “Sevilla siempre, siempre, prevalece, sobrevive y se repone de lo que sea”

EVA FRAILE (REINA LECTORA).

Hay novelas cuyo protagonista principal compite con la fuerza que el autor le ha otorgado también al lugar en el que se desarrolla y podemos decir con bastante seguridad que, en Los hijos del Justo, Sevilla es otro personaje más que se alza desde los ojos del autor hasta los del lector, sea de donde sea, y que ni si quiera la pátina de la tragedia que se cierne sobre ella es capaz de minimizarla.

Los hijos del Justo es la primera novela de Fran Ortega y se trata de una historia de género negro que camina por las calles de la capital andaluza los días previos a la tan aclamada Semana Santa. Una desgracia acontece entre sus calles y pronto se pone en marcha la pertinente investigación policial.

Fran Ortega no solo ha luchado por tener una historia llena de intriga y giros argumentales, sino también bien cuidada y trabajada, por lo que próximamente volverá a estar a la venta con una nueva reedición.

  • 1. ¿Qué te motivó a escribir Los hijos del Justo y cómo surgió la idea? 

Sin sonar muy chovinista, el sentimiento de pertenencia a mi tierra. Lo he dicho en muchas ocasiones, pero me hacía especial ilusión que las cosas que siempre pasan en los sitios típicos pasaran en los sitios donde me he criado y he crecido, con sus peculiaridades y con la idiosincrasia que rodea a Sevilla para todo. Creo que es algo que me motivó mucho a la hora de escribir, enseñar Sevilla desde mis ojos a la gente y bajo la perspectiva de una tragedia, por así decirlo.

  • 2. En tu novela, exploras temas oscuros y complejos. ¿Cuál fue tu enfoque al abordar estos temas sensibles? 

Claramente, exponerlos. Hablo de salud mental, de cómo se llegan a situaciones límites, de cómo una persona va cargando en su mochila vital con cosas como si eso fuera necesario, como normalizando ese proceso y de cómo hay veces que hay que parar y buscar la ayuda de los profesionales. Hablo también de los remilgos que suele causar el buscar esa ayuda y de cómo con el tiempo se va acercando.

Hablo de la muerte, de lo que supone verte de la noche a la mañana sin un ser querido, de cómo la muerte no espera y le da igual cualquier tipo de duelo o luto. Y ya te digo, hablo de manera muy explícita, porque son cosas que son así y creo que adornarlo es un error.

Quiero decir que hago referencia a estos temas porque has mencionado los temas oscuros y complejos, pero hay lugar para la luz también. Y en esa luz también se habla sin remilgos y muy directamente.

  • 3. ¿Qué investigación llevaste a cabo o cómo te las apañaste para crear la ambientación? Aunque siendo de Sevilla… supongo que es fácil.  

Soy un enamorado de mi ciudad y he leído muchos libros sobre sucesos históricos y leyendas de la ciudad. Ejemplos como “Tradiciones y Leyendas Sevillanas” de José María de Mena o “Enigmas y Leyendas de Sevilla” de Ángel José Hidalgo Garrido me nutrieron para darme ideas o crear escenarios en mi cabeza que me ayudaran a poder desarrollar la historia. Además, el boca a boca de historias de la ciudad y vivencias propias, toda esa amalgama fue la que me ayudó a crear el ambiente que se relata en la novela.

  • 4. ¿Cómo desarrollaste a los personajes principales de Los hijos del Justo? ¿Algo que debamos saber y que te inspiró?

Pues es muy curioso y esta historia la sabe muchísima gente, pero a Lorenzo Millán, el protagonista, lo desarrollé alrededor de la figura de un actor sevillano muy conocido, Antonio Garrido. Hay gente que dice, por ejemplo, que esa relación de Lorenzo con su padre se parece mucho a la que puedo llegar a tener yo con el mío, hay gente que se lee en algunos comportamientos o que me lee claramente a mí, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, eso va por delante, pero con respecto al aspecto físico y durante todo mi proceso de escritura tuve en mente a Antonio, al igual que otros personajes que también tienen una cara muy reconocida, me vinieron así y me ayudaron a construir el personaje.

Además, lo más curioso es que ha habido lectores que me han desglosado su casting, por así decirlo, y coincidimos ambos en los personajes que han visualizado cuando leían la historia.

  • 5. La trama de la novela presenta giros inesperados y una intriga constante. ¿Cómo planificaste y estructuraste la historia para mantener a los lectores enganchados? 

Si te cuento cómo planifiqué la historia me vuelvo francamente loco porque la historia nació originalmente en tercera persona y en pasado. A los meses, decidí que quizá venía bien hablar en presente. Y unos meses después con casi media novela escrita, me pareció interesante el enfoque narrativo que ofrecía la posibilidad de que el protagonista nos fuese acompañando durante la historia, y por tanto lo cambié todo a primera persona del presente.

Con el galimatías de enfoques y tiempos verbales que tenía, cuando tuve todo escrito opté por poner la historia sobre un calendario real para adecuarlo a los tiempos (son muy importantes los tiempos en la novela y era vital que fuese lo más realista posible) y ese fue quizá el único esquema sobre el que trabajé más a fondo. El resto de la novela lo desarrollé de una forma más creativa sin ceñirme a un guion. Fallo y quebradero de cabeza, por cierto, que me he ahorrado para la segunda parte.

  • 6. ¿Cuál crees que es el mensaje principal que quieres transmitir a través de Los hijos del Justo

Que el bien siempre va a prevalecer. Que la luz siempre consigue encontrar su resquicio para fastidiar la oscuridad. Que Sevilla siempre, siempre, prevalece, sobrevive y se repone de lo que sea.

  • 7. ¿Tienes alguna manía a la hora de escribir o para inspirarte?

La inspiración es muy complicada de producir. Te viene o no. La tienes o no. Y a mí me suele pasar que mi productividad depende de esa inspiración. Hay autores como Stephen King que escuché en una entrevista que tiene un método por el cual escribía 2.000 palabras al día. Arthur Conan Doyle escuché que 3.000. Me parece una constancia de un mérito abrumador y dice mucho del caudal publicador, por así decirlo, que tienen.

Yo personalmente dependo mucho de la inspiración. Si estoy inspirado y todo confluye puedo escribir de corrida más de 20-30 páginas, con todo lo que ello conlleva. Y si no, aunque lo intente porque al final eso es método, no paso de 3-4. Pero es muy importante pasar por esos procesos, conocerse como autor y no desesperarse cuando llegan los días de 3-4 páginas.

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