Entrevista con Jorge Ordaz, autor de ‘La sacavera’
HÉCTOR PEÑA MANTEROLA.
Jorge Ordaz (Barcelona, 1946) reside en Oviedo. Es autor de varios libros de narrativa, entre ellos Gabinete de ciencias asturales (1981, en colaboración con Juan Luis Martínez Álvarez), Prima donna (1986, finalista del Premio Herralde), Las confesiones de un bibliófago (1989; Pez de Plata, 2014), la «trilogía filipina» formada por La Perla del Oriente (1993, finalista del premio Nadal), Perdido edén (1998) y El fuego y las cenizas (Pez de Plata, 2011, Premio de la Crítica de Asturias), El cazador de dinosaurios (2009), Diabolicón (2013) y Memorias de un magnetizador (Pez de Plata, 2018).
Dentro del apartado de no ficción destaca La mariposa en el mapa (2018). Ha participado en diversos libros colectivos, periódicos y revistas culturales y traducido a poetas ingleses y norteamericanos. Es colaborador del Instituto Feijoo de Estudios del Siglo XVIII. Mantiene el blog literario Obiter dicta: www.jorgeordaz.com
- HÉCTOR PEÑA.- Buenos días, Jorge. Es un placer contar con un veterano de las letras como usted en esta humilde sección. Iremos de lo general a lo particular, si le parece. ¿Cómo se inició en el mundo de las letras?
RESPUESTA.- Empecé a escribir a finales de los años sesenta, de manera imitativa, claramente influido por algunas de las lecturas de entonces, como Historia universal de la infamia, de Jorge Luis Borges o Vidas imaginarias, de Marcel Schwob. Desde luego sin pretensiones de dedicarme a la escritura. Hasta 1980 no me decidí a reunir unos cuantos relatos cortos y autopublicarlos en el volumen Celebración de la impostura. El paso más decisivo fue el hecho de escribir una novela, Prima donna, y que esta quedase finalista del premio Herralde en 1985.
- HP.- ¿Cuáles fueron tus influencias literarias?
RESPUESTA.- Los escritores que más me influyeron al principio, además de los ya citados, fueron autores como Álvaro Cunqueiro, Joan Perucho, Italo Calvino, Antonio Beneyto, Cortázar… Más tarde vinieron otros, de otras características.
- HP.- Atendiendo a su bibliografía, ¿podría indicarnos por qué etapas ha pasado como escritor, de haberlas?
RESPUESTA.- Me resulta difícil establecer etapas dentro de mi obra. Esto es más bien territorio de estudiosos y críticos. En cualquier caso, comencé escribiendo solo narrativa breve, después seguí con la novela como género dominante, y últimamente combino la ficción con el ensayo.
- HP.- En La sacavera nos sitúa en un Oviedo muy particular: el de mediados del siglo XVIII, con la ilustre figura del Padre Feijoo en escena. ¿Por qué decidió incluirlo en su relato?
RESPUESTA.- Desde el principio tenía la idea de introducir en la novela personajes reales y otros ficticios. En este sentido, Benito Jerónimo Feijoo es una figura insoslayable, y la más relevante, desde el punto de vista intelectual, del Oviedo del siglo XVIII. Obligado es que apareciese.
- HP.- ¿Cómo surgió la idea (y la necesidad) de escribir esta novela?
RESPUESTA.- Ninguna de mis obras anteriores está ambientada en Oviedo, ya sea parcial o enteramente. Sin embargo, la idea de escribir una novela cuyo escenario fuera la ciudad en la que vivo desde hace cinco décadas me rondaba por la cabeza desde hacía tiempo. Pero solo cuando tuve claro qué tipo de novela quería hacer, y en que época histórica situarla, me puse a escribirla.
- HP.- Los diferentes personajes que dotan de cierto costumbrismo a esta obra de intriga, ¿están a su vez inspirados en personalidades reales?
RESPUESTA.- Como he comentado antes, en la novela se mezclan personajes reales de la época (El P. Feijoo, el doctor Gaspar Casal, el regente Isidoro Gil de Jaz) con otros inventados. Estos últimos son mayoría y en algunos casos responden a estereotipos o caracteres propios del Oviedo dieciochesco, aunque todos en realidad funcionan como personajes de una ficción.
- HP.- ¿Qué nos puedes contar de tus anteriores publicaciones?
RESPUESTA.- Son obras por lo general ambientadas en el siglo XIX, no estrictamente del género histórico, y que abordan diferentes temáticas (la ópera, la bibliofilia, la paleontología, el magnetismo animal, la Filipinas colonial…). Excepciones serían El fuego y las cenizas, que se sitúa en Manila durante la Segunda Guerra Mundial; y El cazador de dinosaurios, que transcurre en dos planos temporales.
- HP.- ¿Cuánto crees que ha cambiado el Oviedo actual con respecto al de la novela?
RESPUESTA.- A mediados del siglo XVIII Oviedo era una pequeña ciudad provinciana, amurallada, encerrada en sí misma, aislada de la Meseta y con escaso poder. No pasaba por su mejor momento. Había sido capital del Reino de Asturias, pero seguía conservando una cierta idea de grandeza, venida a menos, que tuvo en el pasado. Actualmente es la capital del Principado de Asturias, una ciudad que ha retomado su empaque capitalino y cultural y ha entrado definitivamente en la modernidad. Con el paso de los siglos ha habido muchos cambios, pero su esencia, en el fondo, sigue siendo la misma.
- HP.- Me gusta terminar las entrevistas con una secuencia que consta de dos únicos eslabones. En primer lugar, agradecerte enormemente el conversar conmigo. El segundo paso no es pasivo: te cedo el micrófono para que puedas comunicarte directamente con el lector y convencerles de morder la novela.
RESPUESTA.- Recomiendo La sacavera a todos quienes se sienten atraídos por la novela de intriga, misterio o de costumbres de época. En realidad, a todos aquellos lectores y lectoras que les gusta la literatura de imaginación dentro de un marco histórico, con ingredientes como la ironía, la erudición y el sentido del humor.