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«Lady Anne»: del s.XV de Ricardo III a hoy en Sala de ensayo, caudaloso ejercicio teatral

Horacio Otheguy Riveira.

Hay tanto y tan interesante en esta pieza de poco más de una hora que surca los mares de las antologías de Shakespeare para arribar a nuestras tardes de urbanitas aficionados al teatro y dejarnos perplejos, asombrados… y felices de reencontrarnos con grandes temas envueltos para regalo con papel fosforescente, pues la corriente escénica que se invoca es la de perlar donde todo parece dicho para encontrar nuevos cauces, eslabones perdidos, vertiginoso encuentro con el profundo conocimiento del arte escénico por parte de sus creadoras, y hablarnos del horror y la esperanza de combatirlo con el poder de la imaginación que todo lo hace posible.

Una actriz y su director preparan la jornada de ensayo. Una escena escrita por Shakespeare en la que, aún con el cadáver de su esposo de cuerpo presente, Lady Anne es arrastrada por Ricardo en una espiral de seducción donde él tiene todas las armas menos una: el poder de creer en el otro. Una función en la que se mezclarán el mundo del ensayo y lo ensayado, para hablar de actrices y directores, de hombres y mujeres, de realidades y ficciones.

Una sinopsis preñada de las sombras que darán a luz con el talento inmenso de Elisabet Gelabert que da tanta energía al entrar de la calle como una mujer fuera de sí, acosada en verdad o imaginariamente que ha de trabajar como actriz en un ensayo muy duro dirigido por otra mujer, una autoritaria, con implacable capacidad para humillar a quien debe acatar su visión del personaje en cuestión.

Gelabert (que no hace mucho ya participara en otra excelente función metateatral: Mefisto for ever) ofrece una clase magistral de interpretación por la variedad de registros emocionales de los que se ocupa desde el comienzo hasta el final proyectado en una pantalla, notable fusión del cine y el teatro con la voz de fondo de un cantante que sigue maravillando después de muerto, en un contrapunto tan brillante y original como toda la representación escrita, dirigida y cointerpretada por Inma Nieto, quien compone un personaje de lo más antipático, perfecto arquetipo de autoridad inclemente, hasta que se topa con el miedo, un miedo superior al que ella misma ha sido capaz de infundir.

Imposible adelantar nada de lo que sucede en esta Lady Anne que recomiendo con entusiasmo. Necesario su indudable caudal de sorpresas, su vivo retrato de dos mujeres que encarnan los lados opuestos de una razón de ser para sobrevivir a los tiempos que Shakespeare retrató con maestría, y a los actuales donde hombre o mujer han de aprender a defenderse del abuso de poder en constante ebullición, bajo el magma de terroristas cotidianos sin más bombas que la manipulación económica y/o sexual para devorar al otro masticando su corazón como una gominola…, hasta que de pronto una noche brota con energía impensada una rebelión más fuerte que toda lógica, más luminosa que cualquier alternativa pacífica…

 

El fantástico diseño de iluminación de Pedro Yagüe crea tal atmósfera que se asemeja a la construcción de palpitantes personajes… [FOTO DE LA PRODUCCIÓN]
Una mujer muy alterada ha de convertirse en actriz para una directora muy exigente. Juntas crearán escenas de fuerte dramatismo dentro y fuera del Ricardo III de Shakespeare.  [FOTO ANTONIO CASTRO]

 

REPARTO: Elisabet Gelabert, Inma Nieto
TEXTO Y DIRECCIÓN: Inma Nieto
ASISTENCIA DE DIRECCIÓN: Carla Cabané

DISEÑO de ILUMINACIÓN: Pedro Yagüe
ESPACIO SONORO: Javier Almela
DISEÑO DE VESTUARIO: Nuria Martínez

AUDIOVISUALES: Jesús Díaz Morcillo

PRODUCCIÓN: ElenaArtesEscénicas y Las hijas de Eva. Colabora: Teatro De La Abadía.

DISEÑO GRÁFICO: Alexandru Stanciu

COORDINACIÓN TÉCNICA: Bela Nagy

TEATRO DE LA ABADÍA. SALA JOSÉ LUIS ALONSO. HASTA EL 19 DE MAYO 2024

One thought on “«Lady Anne»: del s.XV de Ricardo III a hoy en Sala de ensayo, caudaloso ejercicio teatral

  • The way Elisabet Gelabert and Inma Nieto expressed the complex and diverse emotions of their characters made me feel like I was living with them on stage. The interaction between the world of experimentation and the world of real acting opens up new perspectives, bringing wonder and happiness to viewers.

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