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Espejos deformantes de la realidad en «Historias de Ucrania». Impactante experiencia teatral

Horacio Otheguy Riveira.

Impactante estar frente a seres vivos que nos cuentan y viven situaciones reales en la cercanía de una sala pequeña. Impacto grande el dolor de mujeres con sus bebés, sus niños correteando por los pasillos de un hotel para refugiadas; impactante el compartir con unas actrices que abordan con éxito los diferentes perfiles en situaciones muy complejas. Así como también resulta de gran valía el esfuerzo de adaptar para el teatro, con su gran necesidad de síntesis, historias comunicadas en una serie de entrevistas. Con todo ello, la emoción del dolor ajeno se hace propia, con serio espacio para reflexiones esenciales sobre las víctimas indiscriminadas de un tipo de guerra contra civiles —y no de ejércitos versus ejércitos—. Un fenómeno de sembrar el terror que tiene origen en la barbarie de la segunda guerra mundial con Alemania y Japón a la cabeza —o Estados Unidos y su bomba atómica— hasta la que actualmente impone Rusia sobre Ucrania e Israel en su afán de «tierra quemada» sobre millones de palestinos con la excusa de defenderse del terrorismo, para lo cual utiliza medios terroristas.

El largo camino. Historias de Ucrania, aumenta su riqueza testimonial en la unión de nativos y españoles en una causa común no solo de obvia denuncia, sino también desde la perspectiva de la ceguera de las potencias mundiales cómplices del bárbaro negocio de una guerra por la que se invierte una enorme cantidad de dinero para destruir ciudades que luego reclamarán ingente inversión para reconstruir lo poco que quede en pie.

Pero son las historias personales las que nos llegan, nos involucran, tanto desde la perspectiva de países que han vivido tormentos similares como desde la conciencia de que todos podríamos ser víctimas de semejante atropello y desamparo, con las mujeres como mayores perseguidas, humilladas y asesinadas, a solas con sus hijos mientras los hombres están en el frente, obligados por reclutamientos forzosos.

 

 

«A.- Ha sido una locura…

B.- Sí, una locura…

C.- En mi vida hay dos periodos…

A.- … antes de marzo de 2022 y después de marzo de 2022.

A, B y C.- Una locura.

A.- Yo me encargaba de los traslados de la gente que llegaba en patera, pero cuando pasó lo de Ucrania cambié de trabajo y asumí la coordinación de los dispositivos que se abrieron en Madrid.

B.- Se abrieron los hoteles el 12 de marzo, y, entonces llegaron las personas de Ucrania.

C.- Yo iba a la oficina que teníamos en el hotel, que estaba abierta 24/7. Más de la mitad de los acogidos eran niños con cáncer, y eso generaba una demanda muy específica. Teníamos un enfermero siempre allí, claro. Con los niños pasan muchas cosas, de pronto uno tenía piojos y todo el hotel tenía piojos, parecía una guardería…

A.- Yo llegué con el comienzo de la guerra, los primeros días de marzo del 22. Empecé a trabajar cuando abrieron el hotel, éramos unos treinta. Como integradora social, yo mediaba entre ambas partes, y como hablo ambos idiomas (ucraniano y español), hacía de intérprete. El trabajador social hace el papeleo, y el integrador se encarga de los trámites, les acompaña, y es el que más contacto tiene con los usuarios…

B.- Hubo que montar a toda velocidad centros de emergencia de primera acogida»…

 

Después de esta presentación dramatizada con cierta euforia por parte de las trabajadoras y voluntarias a cargo de las recién refugiadas… se desarrollan situaciones como gesta de teatro breve para mostrar qué sucedía antes de que las supervivientes pudieran venir por carretera o avión, con más o menos poder adquisitivo, pero con pesadillas y pánico en común.

 

Una de las escenas más logradas cuando una profesora de buena posición quiere volver junto a su marido. Refugiada arrepentida de haberse ido del infierno de la guerra. Sentada a la derecha, comprende emocionada a la psicóloga española que no entiende su decisión.

 

 

 

Madres en el foco terrible del bombardeo de un hospital de maternidad; madres de recién nacidos, de soldados de uno y otro bando… Las mujeres como centro del horror de una invasión. Refugiadas agradecidas y desconcertadas en un mundo nuevo que no conocen.

 

En la guerra no hay poesía. Solo barbarie y miseria.

 

 

 

Dirección: Miguel Ángel Quirós
Dramaturgia: Manuel Benito, Viktoriia Chernobuk Raúl Quirós, a partir de las entrevistas realizadas por Álvaro Vicente
Personas entrevistadas: Andrea Cerezo, Viktoriia Chernobuk, Maryna Hlibka, Anastasiia Hrynzovska, Yevhen Isaiev, Liubov Isaieva, Yuliia Moskovkina Laura Muñiz

Intérpretes: Emi Caínzos, Ana Gijón Ingrid Hernández

Iluminación: Noelia Jiménez
Sonido: Manuel Solís
Comunicación: Manuel Benito
Entidades colaboradoras: CEAR, Centro Cultural Paco Rabal Bululú 2120
Producción: Los sueños de Fausto S.L. con la ayuda del Ayuntamiento de Madrid
Distribución: Los sueños de Fausto S.L.
Agradecimientos: Ksenia Guinea, Elena Méndez, Juan Manuel Fernández Lumbreras, Cristina Sirur y todas las personas entrevistadas.

 

TEATRO FERNÁN GÓMEZ. SALA JARDIEL PONCELA. HASTA EL 19 DE MAYO 2024.

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