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Una noticia sobre el mal y la maldad

JESÚS MILLÁN MUÑOZ.

Dicen que en Arabía Saudí quieren hacer el rascacielos más alto del mundo, y, solo la noticia te impacta, pero existen noticias de la realidad que te rompen por dentro…

A raíz de unas jornadas que el Grupo Hercritia de reflexión filosófica bajo la perspectiva de la Hermenéutica Crítica, unas Jornadas tituladas: El problema del mal. Consideraciones filosóficas, históricas y estéticas, celebradas  el 20 de abril del 2018, uno de los ponentes en la reflexión sobre el mal, ha ofrecido varias imágenes, de mal o males reales, y, ha dado una noticia o información, que solo conocer que un hecho así, puede darse en la humanidad, aunque solo sea un hecho, es como llegar a un límite. Es ponerse todo el interior enrevesado. Cómo es que la naturaleza humana, algunos individuos pueden llegar a realizar un acto así. Tanto temor y temblor me produce que ni siquiera soy capaz de escribirlo o redactarlo, ahí tienen la Jornada en Internet, si quieren buscarlo…

Es un acto, pero creíamos que con los campos de concentración, miles que se crearon en Eurasia, en el siglo veinte, y, creíamos que con los genocidios, a decenas que se han criado en estos últimos siglos, creíamos que se había terminado, se había llegado al límite de la maldad y del mal humano. Pero no ha sido así. Aunque ese acto, hasta donde sé y conozco solo se realizó o materializó con un ser humano. Solo con eso, uno le pone en el límite de todas las preguntas sobre el ser humano, como conjunto o general, aunque admitimos, que esos actos horrendos solo es una excepción de excepción de personas en el mundo, que lo pueden hacer o los hayan hecho. O, eso esperamos.

De ahí, que he dicho al principio, que si se hace ese rascacielos de casi dos kilómetros, si es que he entendido bien, jamás esa noticia como posible, ya jamás se me olvidará, lo mismo, esa noticia o esa información sobre ese mal o esa maldad, jamás se me olvidará, estará en mi conciencia y consciencia sin yo desearlo recordar, por el mal que representa, hasta que me muera, como está en mi conciencia otros actos, ocurridos en el siglo veinte, en esos campos de concentración-exterminio ocurridos en el siglo veinte en el mundo, algunos actos realizados, no solo en Eurasia.

Dicen que no todo el mundo sirve para ser presbítero-cura, para ser psicólogo-psiquiatra, ni para ser pensador-filósofo –creo que ocurre lo mismo en otros oficios y profesiones-, pero siempre se indica de estos tres áreas y oficios. Porque te encuentras con multitud de cuestiones profundas de la esencialidad o de actividad humana. En el terreno de quién quiera jugar al futbol del pensar-filosofar, si se acerca a la parcela de la moral, tiene que plantearse decenas de cuestiones teóricas, pero también prácticas, y, una de ellas es la del bien y la del mal.

Y, si uno se acerca a estas parcelas, no solo tiene que arar con el ejemplo y casos de los pensadores teóricos, sino con los casos prácticos que se producen en la realidad. Uno, tiene que beber y mirar con sus ojos, las personas de bien, que se pueden cristalizar en grandes personas de gran bondad, y, también en grandes santos y santas, que han pasado por este mundo, intentando hacer el bien.

Pero por desgracia también tiene uno que acercarse a personas y actos que no tienen calificación, por la maldad que representan. Y, eso es doloroso, enormemente doloroso. Que existan seres humanos, que en determinadas situaciones son capaces de realizar esos actos. Seres humanos que pueden no hacerlos, pero lo hacen –otra cosa, es la obediencia debida, pero incluso en ese caso, se puede mostrar un grado de humanidad, en la medida de lo posible, véase casos de Humanidad y humanidad en la tragedia más enorme de algunas personas, el Jardín de los Justos de Yad Vashem…-.

¡Créanme hay informaciones de casos que algún ser humano ha hecho, o algún grupo de seres humanos ha hecho, que te pone en los límites de todas las preguntas, no solo éticas, sino de todo tipo… aquí, en estas jornadas, una ponente nos ha situado, en alguna de ellas…!

¿Qué decir ante el mal? Creo que la solución se ha ido diseñando durante milenios, todas las religiones antes que todas las filosofías, llevamos milenios haciéndonos estas preguntas. Creo que ante el mal y la maldad, además de otras soluciones, es enseñar a cada individuo, que existen una moralidad mínima que toda persona tiene que cumplir. Unos mandatos o normas mínimas universales, que toda persona tiene que cumplir, sea cual sea su etnia, religión, cultura, lengua, edad, género, situación… Unas normas mínimas, que se han ido cristalizando en mandatos religiosos y filosóficos durante siglos y milenios: no matarás, no robarás, no adulterarás, no mentirás, no… Con esas normas y unas cuantas más, miles y decenas de miles y cientos de miles de sufrimientos se evitarían cada día en el mundo y en el planeta.

Normas mínimas universales que todas las religiones y filosofías y culturas y metafísicas e ideologías, deberían juntarse y firmar, todas. Quizás, ocho o diez normas mínimas universales. Y, después, que los medios de comunicación, cada día, nos las recuerden, cada día, cada mañana, cada tarde, cada noche.

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