“Quiero colapsar a tu lado” podría ser un bolerazo, pero es una tragicomedia
Horacio Otheguy Riveira.
“Tragicomedia ecosocial” es el subtítulo escogido por los creadores de este espectáculo que aúna documentación con buen espíritu ficcional propio del teatro. Y en su afán de testimoniar nuestra explosiva situación (ciertamente mundial) aportan imágenes de hechos reales, así como información veraz de la tremenda situación de vivir angustiados, seguir contaminando tan ricamente (el infierno de los plásticos en sus diversas versiones; las colillas que contaminan más que los coches, por ejemplo), debatir, votar, agitar conciencias… todo un cóctel de buenos y malos propósitos porque mientras tanto… se vive como se puede en un mar de microorganismos, bacterias y mierda, mucha mierda (palabra varias veces repetidas e incluso simbólicamente escenificada).
Con la energía limpia de una reunión de buenos amigos y la terrorífica serie de ejemplos de barbarie medioambiental, se produce una creación colectiva de tres que piensan, escriben e interpretan un show que arranca con una encantadora rubia en blanco y negro cantando al colapso vivido cuando te deja un gran amor. Así, con esta proyección sobre una gran roca que pende del techo, comienza Quiero colapsar a tu lado, vaivén de ironías mientras exhiben la caída en desgracia del planeta, a fuer de arrojar los desechos del primer-gran-mundo sobre cualquier hueco que pillen en, por ejemplo, el Sudeste asiático. De basura internacional en tierra y mares envenenando por doquier mientras los máximos responsables bailan y cantan su tan egocéntrica comedia musical. Pero estos, los capitostes de las altas esferas (círculos de grandes cantidades de dinero industrial) no se mencionan y la verdad es que se echan en falta, son los responsables de que el caos medioambiental siga adelante, entorpezca la lucha de los ecologistas y los ricachones se vean fortalecidos por el auge de la ultraderecha, sector de la geopolítica más ligado al negacionismo (en España ya empezó con el entonces presidente Aznar): ellos ganan cuanto más nos pudrimos en la mierda todos los demás, como decía el poeta Nazim Hikmet, “la inmensa humanidad”.
Al carecer de datos respecto de las grandes fortunas, la función decrece en interés, se vuelve un tanto monótona en su circular por los tics y las muletillas al uso, entre la ironía y el cinismo. Y es una pena porque son muy buenos y la dirección de Rakel Camacho (1) aporta un festival de posibilidades en los tres, dúctiles, expresivos, felices en el cara-a-cara con el público desde el primer momento, pues son narradores y luego intérpretes, o actores que narran porque sienten como propias las contradicciones que exhiben en medio del desastre que vivimos y el peor que va a venir o, como dice uno de ellos “Si es que viene”.
LA RUEDA TEATRO SOCIAL
Dirección de escena: Rakel Camacho
Idea original y dramaturgia: Fernando Gallego, Sandra Arpa, Laura Presa Fox
Intérpretes: Sandra Arpa, Fernando Gallego, Laura Presa Fox
Diseño de escenografía y vestuario: Vanessa Actif
Videoescena: Davitxun Martínez
Músico compositor y espacio sonoro: Enrique Vaz Oliver
Iluminador: Carlos Marcos.
Colabora distribución: Carlos M. Carbonell – CREMILO
Asesor de producción y distribución: Jorge Silvestre Granda
Fotografía y vídeo: Nacho Goytre
Diseño gráfico: Elisa Forcano
Técnico de iluminación y sonido: Carlos Marcos
Asistente de escenografía y vestuario: Almudena Jorge
Apoyo en producción: Miguel Frutos
Construcción de roca: Miguel Ángel Infante (Utilería y Atrezzo)
Confección y diseño vestuario y máscara gorrión: Zaloa Basaldua
Una producción de: Compañía Nueveuno y La Rueda Teatro Social
SALA CUARTA PARED HASTA EL 27 DE ABRIL DE 2024
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Otras creaciones de Rakel Camacho:
Cada átomo de mi cuerpo es un vibroscopio
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El espectáculo aborda temas como la contaminación por plásticos, el impacto de las colillas de cigarrillos en el medio ambiente y la necesidad de tomar medidas para concienciar y wordle actuar. Sin embargo, también se reconoce la complejidad de la situación, con buenos y malos propósitos entrelazados en un mundo lleno de microorganismos, bacterias y desechos.