Entrevista con Leticia Sánchez Ruiz, escritora, periodista y profesora de narrativa
HÉCTOR PEÑA MANTEROLA.
Ha ganado el Premio Tétrada Literaria de Novela Corta 2004 por El precio del tiempo, el IX Premio Internacional de Novela Emilio Alarcos por Los libros luciérnaga y el XVI Premio Ateneo Joven de Sevilla por El gran juego. Su novela Cuando es invierno en el mar del Norte obtuvo ex aequo el Premio Cubelles Noir 2020 y ha logrado despertar el entusiasmo de crítica y lectores, entre los que se cuenta Leonardo Padura: «Una estupenda novela negra que plantea una inquietante cuestión. ¿Qué sabemos realmente de los que amamos?».
Recientemente ha publicado La biblioteca de Max Ventura (Pez de Plata, 2020), Los detectives perdidos (Pez de Plata, 2023) y las dos primeras entregas de la serie «Oficina de Peligros» (La carretera del infierno y El trampolín de la muerte), cadáveres exquisitos escritos a cuatro manos junto a Jorge Salvador Galindo.
Parte de su obra ha sido traducida al italiano. Desde 2018 la compañía El Callejón del Gato representa su obra de teatro Hermanas. Su último libro publicado es Fragmentos del mapa del tesoro (Pez de Plata, 2024), un ensayo sobre la vida y la obra de Augusto Monterroso.
- HÉCTOR PEÑA.- Buenos días, Leticia. Muchas gracias por dedicarnos este tiempo.
La primera pregunta es obligada. ¿Por qué escribir Fragmentos del mapa del tesoro?
RESPUESTA.-Cuando me enteré que la biblioteca personal de uno de mis escritores favoritos iba a ser legada a Oviedo, me pareció prodigioso. En cuanto entré vi que allí había una historia y tenía que contarla. La de Augusto Monterroso, sí, pero también la de una biblioteca que refleja a su dueño y cuánto podemos saber de un escritor no por los libros que escribió sino por los que leyó.
- HP.- Antes de profundizar en esta obra, quiero que los lectores te sitúen. Empecemos por los entremeses. ¿Cuáles fueron tus influencias literarias?
RESPUESTA.- Estaría todo el día hablando de ellas, pero trataré de resumir. Ya en la niñez empezaron a acompañarme María Gripe y Michael Ende, en la adolescencia me adoptaron (para no dejarme marchar nunca) los escritores del Boom, y a partir de ese momento la lista ya se hace gigante, políglota (aunque destacando sobre todo el español), multitemática y un poco alocada.
- HP.- Partiendo de ellos, cualquiera que lea tu biografía reconocerá, al instante, a una escritora con una dilatada trayectoria. ¿Qué puedes contarnos sobre ella?
RESPUESTA.- Empecé a escribir mi primera novela con seis años. Antes de eso, solía narrar todo tipo de historias para divertir a los que tenía a mi lado (la preferida de casi todos era la que contaba sobre mi tío a borde de un ballenero chino). Nunca he hecho otra cosa que contar historias y leerlas. Al principio me gané la vida en los periódicos, después escribí novelas, di clases y mi asocié con tres compañeros para montar una librería. Me gusta escribir sobre familias y laberintos, si es que acaso no son la misma cosa, y sobre los misterios que soy incapaz de entender yo sola.
- HP.- Centremos el tiro, aunque algo hemos dicho nada más empezar. ¿Por qué Monterroso? ¿Qué significa para ti, como lectora, como miembro de un panteón (me atrevería a decir) formado por autores de la talla de Cortázar o García Márquez?
RESPUESTA.- Mi historia con Monterroso viene de largo. De mis lejanos tiempos universitarios, cuando encontré sus obras en una librería de segunda mano. Desde entonces hemos sido muy amigos. Por eso fue una suerte que la biblioteca de un escritor al que admiraba tanto acabara en Oviedo, que es la ciudad donde vivo, y me permitiera estar cuatro meses inmersa en ella, como si hubiera explorado una selva, para poder escribir este libro.
- HP.- Escribir este ensayo requiere de un trabajo inmenso de investigación. ¿Cómo lo abordaste? ¿En qué etapas?
RESPUESTA.-La primera fue mirar todos los libros, digamos, por fuera. Qué títulos tenía, cuáles eran sus formatos, qué características compartían, cómo los ordenaba… Después, miré los libros “por dentro”. Es decir, qué frases subrayaba, qué escribía en ellos, qué cosas guardaba (u olvidaba) entre sus páginas… Cada vez que abría un libro y encontraba un rastro de Monterroso, me sentía como Howard Carter al descubrir la tumba de Tutankamón: viendo maravillas.
- HP.- El lector joven desconocedor de Monterroso, ¿qué crees que debería saber, de entrada, para acercarse a su obra?
RESPUESTA.- Es un escritor divertidísimo, tan cervantino como melancólico, tan breve como profundo. Leer a Monterroso es tener siempre una sonrisa mientras se entiende, probablemente más que nunca, el alma humana
- HP.- Sin destripar el libro. ¿Qué información crees que transmite la biblioteca de un escritor sobre su persona?
RESPUESTA.- Un librero anticuario que conozco suele decir que si la gente supiera lo mucho que revelan sus bibliotecas, las tendrían escondidas. Porque siempre dicen la verdad. Viendo los libros que alguien lee puedes hacerte una idea clara de sus gustos o pensamientos. Más, claro está, en el caso de un escritor. La forma en la que un escritor se relaciona con los libros que posee es la forma más parecida a cómo se relaciona consigo mismo, es algo de asombrosa intimidad. Su biblioteca es su mapa del tesoro: ahí está su camino.
- HP.- Recortemos las distancias con los lectores. ¿Tienes alguna manía como escritora?
RESPUESTA.-Más allá de la de que siempre tengo que escribir por la mañana, me parece que no. Ahora, como lectora tengo muchísimas.
- HP.- ¿Cuál crees que es el panorama de las bibliotecas de nuestro país?
RESPUESTA.- De las de toda España no me siento capacitada para hablar, pero sí, por ejemplo, las de Asturias, que conozco bien. Y quiero destacar sobre todo la labor que realizan muchos bibliotecarios atrayendo a la gente, organizando eventos, abriendo puertas y deseando hacer de la biblioteca una casa para los usuarios. Por desgracia, no siempre con el apoyo de los dirigentes.
- HP.- Para finalizar, agradecerte de nuevo tu tiempo. Quería aprovechar estas últimas líneas para cederte un espacio de comunicación directa con el lector, sincerarte sobre por qué deberían leer esta u otra de tus obras, o comentar cualquier punto que se nos haya quedado en el tintero.
RESPUESTA.- Si hay algo que haga fatal en esta vida (además de cantar y jugar al ajedrez) es recomendar mis propias obras. Puede que la comunicación directa no sea lo mío, y por eso siempre voy enfrentando espejos y creando laberintos.
su sinceridad y humildad al finalizar la entrevista muestran fnaf una conexión genuina con el proceso creativo y una modestia encantadora que invita a los lectores a descubrir su obra por sí mismos.
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