Notable puesta en escena de «Un delicado equilibrio» entre burgueses bañados en alcohol
Horacio Otheguy Riveira.
Seis personajes prisioneros de sus angustias se mantienen en pie sin parar de hablar y beber, en una obra estrenada por Edward Albee en 1967, año en que recibió el Premio Pulitzer. Fue un autor muy prolífico del que conocemos pocas piezas, la más conocida ¿Quién teme a Virginia Woolf’?, de 1962, llevada al cine en 1966. Ambas piezas tienen en común la clase social de los personajes, la necesidad de beber alcohol de alta gradación para tolerar el deterioro de sus vidas; parejas que conviven en habitaciones separadas, cínicamente respetuosos, paulatina decadencia de toda ética, así como incapaces de emociones a salvo de una ira cada tanto incontrolable.
Sin embargo, Un delicado equilibrio juega con otras peculiaridades y las desarrolla en una muy elaborada serie de encuentros y desencuentros con diálogos muy interesantes que reclaman un gran trabajo de recreación por parte del reparto, ya que posiblemente todas las escenas son artificiales representaciones de personas que han sido «más humanas» mucho antes de que se levante el telón. Aquí y ahora, un marido sumiso al autoritario dominio de su esposa —aunque nunca pierda las formas de gran dama— y ésta que cree mantener a raya a una hermana que no le hace ni caso y a una única hija de 36 años que vuelve a casa a refugiarse de su cuarto marido, al que acaba de dejar. Infantil en su rabia, reclama a gritos su dormitorio, recientemente ocupado por un matrimonio de grandes amigos que de pronto en su confortable vivienda han sentido un miedo imbatible, y buscan la que consideran segura protección de fieles amigos.
Todos atribulados, «Casi» nunca pierden el control, por el contrario, se aferran a un alcoholismo que forma parte de una vida cotidiana circular, hecha de Un delicado equilibrio ficticio… dependiente de una corte de bebidas nobles: anisete, coñac, whisky, martini… Nada falta en el bar y el agradable ambiente por el que deambulan en torno a un gran sofá. Cuanto sucede (estupendamente interpretado) se vuelca en escena con buen dominio de tiempo, ritmo y musicalidad verbal, invitándonos a «espiar» a estos burgueses sin altibajos económicos chapoteando en su desolación mientras el mundo de finales de los años 60 empezaba a derrumbarse, y el de ahora mismo permanece cayendo lenta y abruptamente, según los días, con la sociedad entera perdiendo la seguridad que antaño creían eterna.
Irónica, mordaz, con fogonazos sarcásticos, Agnes, el personaje principal mantiene a toda la familia dentro de un orden con eficaz apariencia. Espléndido trabajo de Alicia Borrachero, dando a su personaje una tensión sobrecogedora, a diferencia de otras versiones en que se la determinaba con rasgos de agobiante perversión (como, por ejemplo, la de Katharine Hepburn en el cine, 1973).
Todos a su alrededor, una hija que detesta su autoridad y una hermana que se divierte rebelándose constantemente. Pero todos conviven porque ella dirige y resiste todos los embates. Es la que sabe controlar su desesperación porque «Dicen que dormimos para dejar libres a los demonios, para dejar que la mente vague enloquecida; en nuestros sueños y pesadillas toda nuestra lógica se pierde, es el lado oscuro de nuestra razón. Y cuando la luz del día vuelve nuevamente… vuelve el orden con ella».
Autor: Edward Albee
Dirección: Nelson Valente
Traducción: Alicia Borrachero, Ben Temple
Con: Alicia Borrachero, Ben Temple, Manuela Velasco, Joan Bentallé, Cristina de Inza y Anna Moliner
Escenografía y vestuario: Lua Quiroga Paul
Iluminación: Ion Aníbal López
TEATRO FERNÁN GÓMEZ. SALA GUIRAU. DEL 4 AL 28 DE ABRIL 2024
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