«Archipiélago»: los desalojos como nueva forma de destrucción masiva
Horacio Otheguy Riveira.
Un título frío que guarda en su interior una historia muy emotiva, con situaciones que ocurren en un edificio que pronto será pasto de las avaricia en una rehabilitación para centro turísticos. Esta empieza muy abajo, en el oscuro sótano que alquilan a un ciudadano portugués, que prefiere esas penosas condiciones a la propuesta de un albergue masificado… pero ante el desalojo, el hombre se suicida. Se convierte en personaje ideal para medios de comunicación sensacionalistas, pero la parte de su historia que agitarán los telediarios se integra en el devenir de otras en el mismo inmueble, a través de los personajes que encarna la creadora de todo el espectáculo, Begoña Caparrós, quien escribe, dirige e interpreta este Archipiélago, cuyo sentido último —ligado a su definición académica— se comprende al final de la trama: Conjunto, generalmente numeroso, de islas agrupadas en una superficie más o menos extensa de mar.
Todo empieza con una mujer responsable de una tienda de reparación de calzado, quien le enseña el oficio al hombre que acabará matándose. El desarrollo de los acontecimientos cuenta con una sutil intriga, cuyo misterio se resuelve al cerrarse la función con buena carga de inventiva, donde la realidad se deja sumergir en zonas más profundas, más criminales si se quiere, ya que todas ellas superan con creces lo que parece una mera rutina de ciudad grande.
Texto, personajes y situaciones se presentan bien hilvanados, pero lo hacen dentro de una puesta en escena con cajas de luces, colores y objetos, que la actriz manipula a manera de casas de muñecas. Una idea muy creativa que, sin embargo, entorpece el proceso de dramatización, distrae y convierte en cansino un material de gran interés.
Archipiélago es un muy interesante cuento teatralizado por una muy buena intérprete que, sin embargo, no acierta en la dirección y producción general que da notable importancia a la disposición de ideas plásticas que resultarían más atractivas en otro contexto, así como en otro escenario, ya que esta sala semicircular dificulta la visión de cuanto sucede en el suelo (al menos a partir de las segundas filas).
Producción: Begoña Caparrós
Dirección: Begoña Caparrós
Idea original: Begoña Caparrós
Dramaturgia: Begoña Caparrós
Ayudante de dirección y coreografía: Patricia Roldán
Escenografía: Adrián Arias
Iluminación: Inés de la Iglesia
Diseño de sonido: Pili Monzón y Lucía Trentini
Vestuario: Isa Brena
Técnico de iluminación y sonido: Jaime Miñarro
Fotografía: Fernando Roca Andreu
Cartel: Raquel Escobar