“Nos vemos en el bar”: banquete de pensamientos en voz alta, a manera de relatos breves
Horacio Otheguy Riveira.
Proclive a crear diálogos con seres reales y ficticios en un mismo viaje, el creador/creadora de esta cita invita a compartir todo tipo de inquietudes, al margen de las convenciones sociales.
Con una vocación de comunicar preguntas y respuestas junto a respuestas sin preguntas, se navega en un río espiritual que permite pensar en voz alta para todo un mundo anónimo que se entregue, página a página, desde la activa situación de ser alguien que lee: en esa soledad tan magnética y a menudo compartida en largas conversaciones, café por medio, se inscribe esta pieza literaria fuera de serie, sentida y compuesta, al margen de cualquier industria que escape de la vida cotidiana hasta crear la película de nuestra existencia. Una experiencia que adquiere otro color, uno inapresable a la primera, ya que en cuanto al género al que pertenece, la autora de Nos vemos en el bar, Yakela Relabe, en algunas páginas se expresa en el “yo” de un varón. Masculino-femenino, géneros que no son imprescindibles a la hora de marcar comportamientos, deseos, necesidades de vivir mejor… De vivir lo mejor posible con nosotr@s mism@s y los demás.
Nos ponemos armaduras para no sentir el daño que podemos sufrir, en alerta pensando que, tal vez, lo que nos llegará será para hacernos daño. El miedo a sufrir nos mantiene alejados de ser vulnerable, evita que vivamos la vida, nos aleja de la realidad. Extraído de “El áurea o la vulnerabilidad”.
La música, la escritura, la pintura, cualquier disciplina artística está al alcance del público, no de unos pocos elegidos, porque en el arte, afortunadamente, no hay lugar para el fracaso, ya que, si podemos expresar lo que queremos, ese será el mayor empoderamiento que obtendremos; ya sea un punto blanco en un lienzo en blanco o dos palabras en una hoja de color negro. No necesitamos la aceptación de nadie; solo aceptarnos por lo que somos o por cómo lo expresamos. Extraído de “Descubrámonos a nosotros mismos”.
¿Pero quién era él? ¿Y ella? ¿Con quién pensé esa noche que me hizo volver allí, donde no hacía falta soñar, sino que todo parecía real? Sí, amor real. «¿Qué es el amor?», le preguntó ella? A lo que él respondió: «La ansiedad de tener lo que uno no tiene. Pues solo podemos amar lo que no existe, lo que no podemos tocar, y que solo podemos sentir… pues el amor se siente, mi cariño. Por eso se le llama amor». Extraído de “¿Soñar es sentir? ¿Amar es sentir?”.
A partir de aquel día, empecé a experimentar con cada una de aquellas cosas que me provocaban miedo para ver si era verdad o no. Comencé a darme cuenta de que yo era la única responsable de sentir miedo o no frente a las cosas y solo tendría la respuesta si yo era la partícipe de cada una de las mismas. Extraído de “Miedo a no tener miedos”
Yakela Relabe ha nacido en algún sitio que tal vez no es necesario recordar. Creció junto a su familia y de bien pequeñ@ se dedicó a escribir sus pensamientos en pequeñas hojas que siempre acababa quemando o arrojándolas para el olvido. Con el paso de los años decidió que no tenía que avergonzarse de lo que pensaba y que era momento de guardar esas hojas y, ¿por qué no?, darle forma de libro.
Aquí están sus «entrantes», sin saber aún el propósito de su vida o del por qué debe o necesita compartirla, sigue escribiendo diariamente. Solo sabe que la razón por la que nació fue gracias al intercambio de flujos de sus padres. Todo los demás son preguntas con o sin respuesta. Su biografía se verá ampliada a medida que leáis este primer libro…
Esta cita invita a un diálogo abierto y sin convenciones, explorando inquietudes tanto reales como ficticias. Es una pieza literaria única que navega por un río espiritual, invitando al lector a pensar en voz alta y compartir en una soledad compartida. Una experiencia que escapa de la vida cotidiana para crear la película de nuestra existencia.
I love how this calculator provides a clear breakdown of my grades.
This seems like an intriguing and thought-provoking piece of literature. The invitation to share all kinds of thoughts and concerns, regardless of social conventions, is quite appealing.
See you at the bar for a banquet of thoughts spoken out loud, in the form of short stories that are good and provide us with what we need to know.