«El quinto mandamiento»: En la mejor tradición de las series británicas

Por Gerardo Gonzalo.

Filmin acaba de estrenar la ficción británica El quinto mandamiento (The Sixth Commandment) de 2023. Una miniserie de 4 episodios, basada en hechos reales, que nos cuenta el complejo caso de la muerte de dos ancianos.

Pero antes de nada voy a hacer mención al título en castellano, ya que llevo toda la serie obsesionado viendo como en el inicio de cada capítulo The “sixth” Commandment ha sido traducido como El “quinto” mandamiento. Al fin he descubierto el misterio. La numeración de los mandamientos es algo distinta en protestantes y anglicanos respecto a católicos, así “no matarás”, es el sexto para los anglicanos y el quinto para los católicos.

Tras este desahogo, como ya he comentado, esta miniserie trata la muerte de dos ancianos que comparten un factor común, que es su encuentro y convivencia con un joven estudiante, Ben, un tipo amable, encantador, atento y detallista, que entra en sus vidas y que deslumbra a ambos e incluso enamora. La serie, con delicadeza y acierto, nos muestra esa relación de Ben con ambos. La familiaridad, el afecto y la fragilidad de dos personas mayores, solitarias, en el ocaso de sus vidas, que de repente encuentran la ilusión en su crepúsculo, se sienten queridos y se enamoran de este joven. Es ahí donde se revela la extraordinaria sensibilidad de unas interpretaciones plagadas de matices. Ben, interpretado por un gran Eanna Hardwicke (actor para mi desconocido) impenetrable, de apariencia y modales impecables, que en ocasiones deja traslucir un fondo complejo, un interior algo turbio. Junto a él, los dos ancianos, uno un viejo profesor interpretado por Timothy Spall, enorme en su fragilidad y en una mezcla de emoción y vulnerabilidad que estremece. Por otro lado, una solvente Anne Reid, la siguiente persona y víctima en la que tras el fallecimiento del primer anciano, fija Ben su objetivo.

Una trama que discurre con elegancia, minuciosidad y toda la sobriedad propia de la mejor tradición británica y de la BBC. Una historia por otra parte, llena de huecos que hay que llenar, sometida a la interpretación última de un espectador que debe completar los hechos y saber encontrar las posibles motivaciones y hasta donde llega la sinceridad y comienza la manipulación y el crimen.

Alrededor de estos personajes principales, un amigo de Ben que le sigue a todas partes, el complejo periplo personal de los familiares de las víctimas tras su pérdida y el minucioso trabajo policial. Todo ello, acaba convergiendo en un brillante juicio final, que muestran concienzudamente los hechos pero sin terminar de despejar todas las dudas, ni alcanzar a dejar traslucir toda la verdad.

El director de la serie, Saul Dibb, forjado tanto en la televisión como en el cine (suya es la más que estimable La duquesa de 2018) compone una obra sobria, meticulosa y elegante, con grandes interpretaciones y llena de matices, que sabe escapar del sensacionalismo con grandes dosis de sensibilidad, a pesar de lo escabroso y complejo de los hechos que relata.

Una miniserie estupenda, notabilísima, muy original y un notable ejercicio actoral y narrativo, con un tema difícil y complejo, muy bien tratado, con la duración justa y necesaria, que creo que merece mucho la pena ver. No os la perdáis.