El TeatroscopioEscena

Celos y ambiciones con Calderón de fiesta en «El Castillo de Lindabridis»

Horacio Otheguy Riveira.

El castillo de Lindabridis es una comedia novelesco-caballeresca de gran artificio (lenguaje poético elaborado, música, danza, disfraces, seres fantásticos…), construida sobre un enredo propio de las comedias de capa y espada. Se editó por primera vez en 1691, aunque se había estrenado como fiesta cortesana en el Salón Real de Palacio, seguramente hacia 1661. Sin embargo, para escribir esta obra, Calderón se había inspirado en el Espejo de príncipes y caballeros de Diego Ortúñez de Calahorra, que aunque fue publicada en 1555, como toda buena novela de caballerías, remite a un tiempo anterior.

Una fiesta cortesana, una juerga popular que se esfuerza por ser divertida. La directora Ana Zamora empieza bien con la escenografía de Cecilia Molano y David Foraco, facilitando su construcción como un puzzle en manos de actrices y actores bien predispuestos, algunos de los cuales tocan instrumentos de época —con temas también de entonces— y además cantan estupendamente. Todo un pack, para que los conflictos de sus jóvenes personajes se diluyan en un marco que, en principio, combina bien la musicalidad barroca con los chispazos de comediantes sobreactuados, a la manera de un noble circo histórico. Eso sí, con un muy creativo vestuario en diseño y colorido realmente fabulosos.

Sin embargo, su gracia se va diluyendo a medida que avanza la acción a fuerza de repeticiones y confuso desarrollo. Demasiado se subraya la presunta comicidad y la trama va quedando a un lado, así como la fuerza dramática de la rutina de su teatro cuando una chica se hace pasar por hombre, y el poder de un reino resulta muy apetecible para más de uno. El desarrollo resulta poco gratificante, ya que no se produce un desarrollo de creciente interés, como si la diversión asegurada en el programa de mano estuviera a cargo de apariencias reiteradas, artificios cuyos efectos mueren no más empezar. A pesar del esfuerzo de los estupendos intérpretes —con predominio muy alto de Paula Iwasaki e Inés González— el espectáculo decepciona, a poco que se le exija un mayor compromiso con el buen humor popular que desprende, pues solo lo basa en juegos físicos de clowns con más entusiasmo que eficaces recursos dramáticos.

 

 

 

 

 

Dirección y versión Ana Zamora

Intérpretes: Miguel Ángel Amor, Mikel Arostegui, Alfonso Barreno, Alba Fresno, Inés González, Paula Iwasaki, Alejandro Pau, Isabel Zamora

Asesor de verso Vicente Fuentes (Fuentes de la Voz)

Arreglos y dirección musical Miguel Ángel López y María Alejandra Saturno

Vestuario Deborah Macías (AAPEE)

Escenografía Cecilia Molano y David Faraco

Iluminación Miguel Ángel Camacho

Coreografía Javier García Ávila

Trabajo de objetos David Faraco

Asesor de movimiento Fabio Mangolini

Asesor de danza barroca Jaime Puente

Asesor de armas José Luis Massó (AAPEE)

Ayudante de dirección Álvaro Nogales

Producción ejecutiva Germán H. Solís

Dirección técnica Nao d’amores Fernando Herranz

Prensa Nao d’amores Josi Cortés

 

Coproducción Compañía Nacional de Teatro Clásico y Nao d’amores

Colaboración Ayuntamiento de Segovia y Junta de Castilla y León

TEATRO DE LA COMEDIA. HASTA EL 10 DE MARZO 2024

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OTRAS CREACIONES DE ANA ZAMORA en CULTURAMAS:

NISE: La tragedia de Inés de Castro

Penal de Ocaña

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One thought on “Celos y ambiciones con Calderón de fiesta en «El Castillo de Lindabridis»

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