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Así hablábamos: nueva obra maestra del «raro» teatro de La Tristura

Horacio Otheguy Riveira.

No es cómodo el escenario que han creado para su representación, te sientes donde te sientes has de enfocar a un lado o a otro, con más público a tus espaldas y enfrente, en medio el larguísimo tablado. Una incomodidad creativa porque forma parte de la necesaria participación de un público que ha de sentirse diferente, como distinta es la propuesta de esta compañía de jóvenes intérpretes que aborda temas muy ligados a sus edades, tiempo de vivir que consigue conmover a otras generaciones capaces, eso sí, de mantener firme su espíritu de noble convivencia, ya que el principal argumento de cuantas «tristuras» he visto, que lo hace tan diferente de los márgenes teatrales en los que nos movemos, es la solidaridad, la labor de equipo, la necesidad de aunar esfuerzos para combatir la insania de la desesperación.

Este grupo de jóvenes músicos que trabajan en la composición y grabación de un nuevo disco, con temas consagrados y otros de su creación, invocan a una amiga muerta, forman piña de penas contenidas y alegrías compartidas, todos a una en una conmovedora unión de fuerzas no sólo para sobrellevar la ausencia de alguien muy querido, sino con la firme propuesta de que la muerte tiene un valor en la vida cotidiana de los que quedan. Ningún teatro conocido se da cita, salvo unas pocas escenas de muy atractivo intimismo, especie de susurros en la noche, o diálogo con muerto a través de un hilo que une dos yogures vacíos, uno en cada extremo: ingenuidad, profundidad, convulsiones suaves y duras, y canciones que saben de tristuras como de fascinantes encuentros cuerpo a cuerpo. Momento a momento, los intérpretes crean el ambiente propicio para que nos sintamos compañeros de ruta, cualquiera sea la edad que tengamos: cuando llega el abrazo final entre todos ellos, resulta imposible no estar allí, poco antes de la ovación de un público entregado.

También en CULTURAMAS: Future Lovers, La Tristura 2018.

Ir hacia un ataúd de cristal y quedarse allí el tiempo justo para apropiarse del aire y su cadencia en busca de renovados medios de comunicación. La muerte es otra cosa si lo hablamos y cantamos…

 

 

En el momento en que hay alguien con quien puedes hablar, para mí que se quite el cine, el teatro, los viajes, incluso placeres más fuertes. Carmen Martín Gaite

 

 

Creación La tristura
A partir del universo de Carmen Martín Gaite
Dramaturgia y dirección Itsaso Arana, Violeta Gil y Celso Giménez

Reparto (por orden alfabético): Anaïs Doménech, Ede, Teresa Garzón Barla, Gonzalo Herrero, Fernando Jariego, Belén Martí Lluch, Eva Mir, Marcos Úbeda

Escenografía y vestuario Marcos Morau

Iluminación Juan Gómez-Cornejo

Música Rebeca Praga, Ede y Marcos [Nadie con la colaboración con los intérpretes]

Espacio sonoro Pablo Gisbert y Uriel Ireland

Coreografía Belén Martí Lluch

Ayudante de dirección Alicia Calôt

Ayudante de escenografía David Pascual y Roberto Baldinelli

Ayudante de iluminación Sergio Torres

Ayudante de vestuario Iván Mozetich

Construcción de escenografía Ou

Fotografía Luz Soria

Tráiler Bárbara Sánchez Palomero

Diseño de cartel Equipo Sopa Editorial

 

Carmen Martín Gaite Ediciones Siruela

Producción Centro Dramático Nacional Con la colaboración de La Moissie Creattive Residency

 

TEATRO VALLE INCLÁN. HASTA 24 DE MARZO 2024

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