Denise Despeyroux nos presenta el barco «Misericordia» en una asombrosa aventura
Horacio Otheguy Riveira.
Aunque su mención se produce muy avanzada la obra, el contenido del barco se asoma entre situaciones diversas, eje de una trama de exiliados. Un elemento muy significativo porque una pasajera clave es la propia Denise cuando con 9 años fue entrevistada para la televisión australiana.
Va vestida del mismo modo con que la autora agradece los aplausos. Una trama principal rodeada de subtramas: pasado, presente, ficciones, hechos reales… También traumas y subtraumas. Personajes emblemáticos son interpretados por excelentes figuras del espectáculo nacional para ofrecerse, enigmáticos y seductores, dentro de un campo lúdico —que transcurre en una casa de muñecas ideada por el admirable Alessio Meloni— y lírico que la autora-directora-actriz, que aquí se interpreta a sí misma, creó y crea, tarde a tarde en una comunión que conmueve si se la sigue tan de cerca como su historia reclama. Una función que anhela el compromiso del espectador para que su laberinto emocional ascienda al pequeño-gran cielo de la solidaridad.
Misericordia se tituló la novela de Pérez Galdós de 1897 que, a lo largo del siglo XX, tuvo muy aplaudidas versiones teatrales. A aquel rebelde con conocimiento de causa, le hubiera gustado esta otra de apariencia muy distinta, pero naturaleza próxima: la bondad, la solidaridad frente a la miseria, en su caso la violencia económica y social, en éste la fuga a España de las dictaduras que asolaron el Río de la Plata, un enlace singular, ya que el terrorismo de estado también conlleva la misma clase de violencia socioeconómica que lo hace posible.
Esta otra Misericordia que hoy me ocupa es un extraordinario espectáculo de dolor y ausencia, entreverado de eficaces toques de autoparodia, todo enfilado en varios conflictos de aquella identidad que se pierde entre fronteras reales e invisibles. Me sugiere la reflexión sobre la obra de Galdós, del mismo modo que muchas otras, ya que el desarrollo en dos horas y cuarto abunda en luces y sombras cargadas de preguntas con y sin respuestas; conflictos entre hermanos y amigos que intentan navegar en vidas que consideran frustradas: gente de teatro, una psicoanalista fascinada por la cábala hebrea, una chica muy joven de 36 años creadora de videojuegos… entrelazan acciones y calladas emociones para silenciar oscuras tormentas interiores. Cada uno tiene su barco fantasma y la función lo expresa a través de sus personales intereses, su muy personal contacto con rituales diversos.
Conviene saber lo menos posible de lo que se dice y hace en esta arriesgada Misericordia, apuesta grande de una mujer de teatro con mucha experiencia. Arriesgada y valiente porque toda la función es un viaje del fondo de sí misma hacia el abrazo anónimo de los espectadores (sin los cuales, sabido es que el teatro no existe); y de este modo empezar a reelaborar la existencia fuera de reglas establecidas, dentro y fuera del mundo escénico, para un público diverso que pueda empatizar, no solo con los exiliados de América del Sur, sino con el exilio interior de cada uno, sus victorias y derrotas. Una experiencia vitalista, intelectual, filosófica… mechada de hermosas canciones que van de un envolvente tema hebreo, muy popular, a un sorprendente final en castellano.
La primera aparición de «la Despeyroux» se produce en una proyección, cuando uno de los personajes decide llamarla para pedirle ayuda. Su cara en primer plano, yendo y viniendo en el qué decir, como tantas veces cualquier humano se la juega sin querer hacer y queriendo a la vez. Es una escena luminosa. Su aparente sencillez entra en escena en un momento clave, y la interpretación de la actriz aporta una frescura que vertebra la inmensa ternura que desprende toda su Misericordia:
DENISE–. (Vídeo uno.) Hola… que… que muchas gracias por pensar en mí para… bueno… es un proyecto muy bonito. El caso es que yo estoy con muy poco tiempo y… (Corta y graba otra vez.) Hola… que bueno… que muchas gracias por pensar en mí… Es un proyecto precioso, suena muy bien. Mira… el caso es que… a ver… yo es que ahora mismo… Mira, es que estoy haciendo muchas cosas gratis, ¿sabes? Me piden muchas cosas gratis y yo es que no puedo… porque a mí me lleva mucho tiempo… (Corta.) Esto no… no le interesa a nadie. (Otro intento) Hola… que… que bueno, muchas gracias por pensar en mí sobre todo…
El vídeo se interrumpe bruscamente porque algo se le cae al suelo con un ruido de haberse roto.
DENISE–. (Vídeo dos.) Hola, perdona la demora… es que te estaba contestando hace un rato, pero se me ha roto la… bueno… una cosa… (Corta.) No… ¿esto para qué? (Otro intento) Hola… bueno… qué tal… que… mira nada… que he recibido tu mensaje… que es un proyecto super bonito, muchas gracias por… por pensar en mí… la verdad es que ahora… eh… (Corta y graba otra vez.) Hola, qué tal, pues mira… no sé… si quieres… si quieres hablamos por teléfono para que me expliques mejor de… de qué se trata… Yo… yo estoy con mucha cosa, la verdad que estoy con mucha cosa, pero nada… suena super bonito eh… bueno… que hablamos. (Corta.) Con esto no… no resuelvo nada… (Graba otra vez.) Hola, ¿cómo o estás? Bueno, mira, que… que nada que sí… que cuentes conmigo, ¿vale? Un besito. Cuenta conmigo. Ciao.
«DENISE–. Yo nunca quise escribir sobre el exilio. Pero lo que sí vi claro es que, si tenía que aceptar un encargo desde cero, teniendo como tengo obras por estrenar, necesitaba entrar en este trauma de mi lugar en la profesión y en muchas de las contradicciones que no logro entender ni aceptar. … No sé si sabes que tuve un infarto cerebral… Pero no quiero hablar de eso. Mejor quedarme con que tengo la suerte de estar aquí. Lo que quiero decirte es que no sé qué hubiera hecho si eso me pasa en medio del proceso de escritura, ¿entiendes? Que por fecha me habría tocado… Yo no sé si habría sido capaz de terminar la obra y de estrenar. Probablemente no.
DARÍO [Pablo Messiez]–. O tal vez sí, amiga. Nunca lo sabremos.
DENISE–. Eso es. Nunca lo sabremos. En esta profesión hay muchísimas cosas que nunca sabremos. Lo que sí te digo es que jamás se me habría ocurrido hacer auto-ficción».
Texto y dirección Denise Despeyroux
Reparto (por orden alfabético): Denise Despeyroux, Natalia Hernández, Pablo Messiez, Cristóbal Suárez, Marta Velilla
Voz en off Sergio Blanco
Voces infantiles Marta Despeyroux y David Despeyroux
Escenografía Alessio Meloni (AAPEE)
Iluminación David Picazo (AAI)
Vestuario Guadalupe Valero
Música y sonido Pablo Despeyroux
Vídeo Emilio Valenzuela y Máximo A. Huerta
Ayudante de dirección María García de Oteyza
Ayudante de escenografía y vestuario Igone Teso (AAPEE)
Realización de escenografía Readest (AAPEE)
Realización de utilería Rocío Barreto (cordero)
Confección de vestuario Ángela Lozano y Juliet García
Ambientación de vestuario Final Fantasy Marisa Echarri
Fotografía Geraldine Leloutre
Tráiler Bárbara Sánchez Palomero
Diseño de cartel Equipo SOPA
Agradecimientos Mauro Coll
Producción Centro Dramático Nacional y Showprime
TEATRO VALLE INCLÁN. SALA FRANCISCO NIEVA HASTA EL 25 DE FEBRERO 2024