Ventana en la muralla de Lugo

ESPAÑA EN SORDINA

VENTANA EN LA MURALLA DE LUGO

 

Una funcionaria adocenada le dijo a Consuelo: En la foto no se ve el cielo. Pero ella no quería mostrar el cielo, quería mostrar la muralla. Y esa ventana rota que cuenta una historia. Y anuncia lo desconocido. Una ventana como las de Mallarmé, pero concebida por el tiempo. Gran escultor, según Marguerite Yourcenar.

Siempre que vuelvo a Lugo  me siento en las butacas del Café Central, entre los soportales. Como Mario Camus cuando filmó situó las divagaciones fracasadas y resistentes de “La vieja música”, con  Federico Luppi. Y me acuerdo de  Luis Pimentel y sus poemas humildes y profundos de  “Sombra del aire en la hierba”.

Y camino por la Ronda de la Muralla, la venida que ciñe la ciudad. Como un recordatorio de Nietezshe y el eterno retorno, dice Celestino Fernández de la Vega. Como un recordatorio de que todo se repite pero todo tiene matices diferentes e inagotables.

Y veo esa ventana misteriosa y dramática. Que el tiempo ha roto pero que conserva lo esencial para ser ventana. Y nos invita de modo simbólico a adivinar una trascendencia, a asomarnos a algo desconocido. A esperar algo de modo insensato.

Me detengo fascinado mirándola y se me ocurre la idea de asomarme. Y el festín de asomarme. Siempre puede llegar algo suntuoso por una ventana, siempre puede venir algo de fuera. Las murallas protegen, pero también reciben. Sirven para parapetarse, pero también para asomarse.

Pero tras esa ventana vista desde fuera no hay un Dentro, sino otro exterior desconocido. Ese en el cual no pensó la funcionaria municipal y espesa.

ANTONIO COSTA GÓMEZ      FOTO: CONSUELO DE ARCO

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