Al habla con Daniel Arrébola, autor de ‘Recuérdame que soy guapa’
PILAR M. MANZANARES.
Recuérdame que soy guapa es la primera novela de ficción de Daniel Arrébola, quien, tras la publicación de su primer libro, Perdón, por favor, gracias, una recopilación de anécdotas sobre sus experiencias como periodista de cine, se sumerge en el género negro con su segunda obra. Este thriller retrata la historia de Idaira Bethencourt, una reconocida periodista canaria deportiva que se ve envuelta en una trama criminal cuando asesinan a su amante, el fotógrafo Robert Fisa.
- ¿De dónde nace este libro?
Encuentro varias raíces que me estimularon a que naciese esta novela. La principal sea, seguramente, la de mi pasión por escribir y narrar historias. Al fin y al cabo soy periodista por mi devoción por descubrir y explicar historias y creo que en el libro hay buena parte de esa vocación periodística.
También nace de mi necesidad de cambiar de registro tras haber publicado, Perdón, por favor, gracias, un libro que narraba en primera persona mi experiencia entrevistando a varios de los artistas del mundo del cine. Necesitaba demostrarme a mí mismo que también podía publicar un libro de ficción.
Y, por supuesto, también nace de mi deseo por contar una historia cuya denuncia, la de los prejuicios estéticos hacia periodistas con el estándar de atractivas, la he ido viviendo como testigo en distintas redacciones con las que he trabajado.
Todas esas raíces estaban de algún modo esperando a ser activdas y a encenderse como una mecha antes de empezar a teclear la primera palabra.
- ¿Cómo se te ocurrió unir el suspense y el periodismo deportivo?
Son dos mundos que siempre me han fascinado. Por un lado, yo desde niño recuerdo estar pegado al transistor de la radio escuchando las narraciones de partidos de fútbol o pegado en el sofá a la televisión mientras disfrutaba de las carreras ciclistas como el Tour de Francia o la Vuelta a España. Me encantaba esa épica que imprimían los periodistas en esas retransmisiones de ciclismo, muchas veces en condiciones muy adversas como intensa lluvia o niebla. Es algo que he recogido en la novela a modo de homenaje.
Y por otro lado, como cinéfilo que soy, las películas de género negro y sus ingredientes de suspense siempre han sido mis favoritas. Me he devorado desde bien niño un sinfín de títulos de cine clásico como Retorno al Pasado de Jacques Tourneur, Perdición de Wilder o toda la filmografía de Hitchcock. Ese universo tan visual cargado de suspense creo que también se refleja en la novela.
No sé quién fue quien dijo aquello de «Escribe de lo que sabes» pero desde luego lo considero un buen consejo.
- ¿Por qué el ciclismo como nexo de esta historia?
Como te comentaba antes, el ciclismo me ha aportado muy buenos ratos desde mi infancia (recuerdo pasarme los mediodías y tardes enteras de verano junto a mi hermano ver cada etapa de las grandes vueltas).
Pero es que también pienso que el ciclismo no es un tema narrativamente tan tratado y posee unos ingredientes que difícilmente se encuentran en otras disciplinas. Por ejemplo, uno de estos elementos es el de la épica. En este deporte hay mucha épica que se exhibe en el esfuerzo sobrehumano de un ciclista subiendo un puerto en condiciones climáticas adversas bajo el abrigo de toda una afición que lo arropa en un pasillo humano. Esa imagen me parece poderosa. Incluso yo relaciono toda esa épica con los relatos homéricos de la antigua Grecia en lo que lo imposible de un viaje largo y regreso a caso se hace posible para, por ejemplo, Ulises. Como continente donde ubicar el contenido, el ciclismo me pareció un cuadro perfecto para situar la trama.
- Es tu primera novela de ficción ¿Qué ha sido lo más complicado a la hora de darle forma?
Lo más complicado es saber qué elegir y qué desechar de las múltiples ideas y opciones que se te pasan por la cabeza. Cuando escribes o realizas cualquier proyecto personal se corre el riesgo de enamorarse en exceso de tu propio proyecto y crees que todo lo que se te puede ocurrir ha de tener cabida o puede funcionar de alguna manera. Pienso que no es así. Se ha de tener la cabeza fría o la perspectiva suficiente para saber, por ejemplo, que habrá personajes o diálogos que funcionen y otros que no. Es lo que yo llamo “matar princesas”, es decir, sacrificar contenido que aunque te haga mucha ilusión haberlo creado no te va a funcionar para el ritmo o desarrollo de la trama.
A partir de aquí, otra tarea compleja en una novela negra es que cada detalle, por sutil que sea, debe significar algo en la trama. Si por ejemplo el inspector es zurdo y se remarca pues el lector querrá que esa condición sea de alguna manera relevante y no sea una mera descripción gratuita. Y, por supuesto, otra tarea ardua es la de administrar las dosis de intriga para no destapar todos los ases demasiado pronto o demasiado tarde.
- ¿Qué tiene para enganchar al lector? ¿Cuál es su punto fuerte?
Creo que cada lector puede encontrar sus propios puntos fuertes en Recuérdame que soy guapa. Uno de ellos es que, hasta donde yo sé, no he encontrado otra trama con una temática similar en la que una periodista lucha por demostrar que no solo es guapa en lo físico sino también en lo mental. Así que, de entrada, la novela tiene ese gancho de originalidad.
Pienso además que la protagonista, Idaira Bethencourt, es un personaje femenino que se trata de una manera nada usual a como es tratada la mujer en este tipo de historias de suspense. A lo largo de la historia, Idaira reflexiona, duda, vacila… conocemos sus miedos e inseguridades… pero a cambio, pienso que precisamente eso es lo que la hace un personaje fuerte que se puede ir ganando el cariño del lector.
- Si la novela fuese adaptada al cine ¿Quién te gustaría que la dirigiese o protagonizase?
¡Buenísima pregunta! Quizás lo primero sería decir que no me importaría tanto que la película reflejara fielmente lo que pasa en la historia si, en aras de adaptarse al lenguaje cinematográfico ha de modificar detalles. Con todo, creo que esta es una historia muy visual y “cinéfila” si se me permite catalogarla así, fruto por supuesto de mi pasión por el cine.
David Fincher sería un director que me crea curiosidad por ver cómo la adaptaría porque creo (quizás es mucho creer y soñar) que es una trama que le podría interesar y que juega con una puesta en escena y personajes que, por ejemplo, pueden tener reminiscencias de films suyos como Perdida.
Si pienso en nuestra cinematografía más próxima, me encantaría que Rodrigo Sorogoyen se inspirara en esta trama para rodar una película porque es un director al que más allá de admirarle y conocerle bien sé que le sabría sacar el máximo partido a esta historia.
- Tu primer libro fue Perdón, por favor, gracias, una recopilación de anécdotas sobre sus experiencias como periodista de cine. Háblame sobre él.
Pues siempre será, por decirlo así, mi primera criatura (risas). Eso implica que en mi recuerdo tiene ese lugar especial de ver, por primera vez (y espero que me queden muchas) un libro creado por mis manos sujeto en las mismas.
En aquel libro voy contando en primera persona mis vivencias como periodista de cine entrevistando por ejemplo a Monica Bellucci, John Malkovich y tantos otros. Lo hice como disfrute y para recopilar de algún modo todo ese trabajo que iba acumulando y actualmente está en segunda edición algo que no me esperaba.
Creo que incluso el libro puede ser muy útil como manual para todo joven periodista que desee conocer las entrañas de esta profesión, sobre todo a nivel de cómo funciona el abrirse camino en la sección de cultura y cine con tus propios medios; cómo acudir a las agencias de prensa y de representación; cómo encarar cada entrevista y un largo etcétera que puede nutrir a todos esos jóvenes o no tan jóvenes que deseen acercarse al oficio.
- ¿A qué nuevos proyectos te enfrentas?
Estoy sumergido en una historia que combina dos tiempos: nuestros años del presente y un pasado que ubico en los noventa. Ahí conviven dos hermanas como protagonistas. Es una trama de suspense contada en primera persona que habla sobre la nostalgia de aquella época tan especial que recuerdo vivir de niño con mis hermanos mayores. Esos años noventa de habitaciones compartidas, de tardes con la minicadena puesta…
Por otro lado, ultimo una obra de teatro que coescribo con Víctor González Molero con quien ya he escrito microobras. De esta obra no puedo dar apenas detalles pero que estoy seguro que va a sorprender porque de la manera en la que la estamos creando no he encontrado apenas referencias.
Aunque si algo trato de ganar es tiempo ya que compagino la escritura con mis clases como docente en la universidad y la gestión de mi empresa Apetece Cine Comunicación y eso hace que deba aprovechar cualquier rendija libre para poder escribir.