‘Asimilación’, la historia que siempre vuelve

HÉCTOR PEÑA MANTEROLA.

Dicen que octubre es el mes para leer autoras, aunque yo me pregunto: ¿no debería ser así durante todo el año? Eva García Guerrero es una de esas promesas de la literatura de género nacional. Tras la publicación de Huella 12 y Planeta Olvido, Asimilación es la nueva apuesta de la autora. En este caso profundiza en la literatura que incluso podríamos considerar intimista valiéndose de las infinitas herramientas de la ciencia ficción.

Habiendo sido publicada hace unos meses, Asimilación ha recogido buenas críticas por parte de los lectores. Es una novela breve (menos de 200 páginas), aunque consistente. Nada que ver con los Best Sellers donde hay más diálogos que novela. La trama es sencilla pero de matices complejos; el trasfondo, oscuro. Y, como toda buena obra de ciencia ficción, la hipotética realidad está a un giro de moneda.

• Asimilación: La historia siempre vuelve

Comparto con Eva los estudios: ambos hemos cursado Historia. Creo que cuando un historiador se desliza bajo el telón de la literatura, el efecto es notorio. Es difícil que nos conformemos con tramas livianas de pinzar con los dedos. Nuestros personajes viven en un mundo orgánico, lo cual, en literatura contemporánea, es sencillo de explicar, pero al volar la imaginación hacia los futuros que abre la ciencia ficción o las tierras míticas de la fantasía, lustramos la pluma y dejamos claro que sabemos cómo debe ser el mundo y su evolución.

En Asimilación, Eva es capaz de tejer, a través de monólogos internos y conversaciones, el tapiz de una sociedad que ha repetido los errores del siglo XX y permitido que el despotismo gobierne de nuevo. La tiranía ha finalizado al inicio de la obra, pero el cauce de la historia vuelve a confluir en manos negras. Y sabe de lo que habla. No solo vivimos tiempos compulsos, con un panorama cercano al conflicto global; Eva se vale de las herramientas que hicieron ruines a las Guerras Mundiales (más allá de la ruindad de cualquier conflicto) para que el lector sienta náuseas del pasado inmediato sin necesidad de profundizar en él.

• El interior y el exterior

Asimilación no se queda en el envoltorio. Sí, fuera de nuestros personajes el mundo gira. Pero profundicemos en ellos: tenemos a la nieta del monstruo, del dictador; y tenemos a su marido, un cazador de nazis que llega tarde y que se enamora de ella. En este punto podemos pensar en el cliché de una novelita rosa donde abunde el sudor y el sexo salado. La trama es truculenta. Mucho. Sin resultar violenta o repulsiva en ningún momento: Eva está por encima de lo vulgar, su escritura es más elegante.

Al matrimonio lo acompañará Lupín, el androide familiar, un regalo del abuelo. Tras un accidente en que César, el marido, casi pierde la vida, la pareja se muda al viejo hogar familiar huyendo del calor estival de Madrid.

Y entonces descendemos al interior: entrañas húmedas, oscuridad palpitante… Secretos. Asimilación conjuga el retorno del pasado como eventos futuros donde lo único que cambia es la tecnología con la aparición de los viejos fantasmas familiares que se resisten a desaparecer. El motor de la Historia, con mayúscula, son las pasiones humanas. Por lejano que sea el futuro esta es una constante. Y es de lo que va la novela: de sentimientos truncados cincelados en un muro de misterio.

• Conclusiones

Es la primera vez que leo a Eva, aunque en mi biblioteca también está Planeta Olvido, ambas obras (al igual que Huella 12) publicadas por Apache Libros. No será la última. Acercarse a una literatura profunda desde el género es algo que se echa de menos en la producción actual.

Asimilación es el tipo de novela que evidencia que no es necesario escribir sobre visitas al supermercado o costureras para desnudar el alma humana. Profundiza en los cambios, en el concepto de eterno retorno, con una maña que solo es posible evadiendo la idiosincrasia de la literatura contemporánea. Algo que hacen autores como Kundera resucitando a los muertos en sus diálogos filosóficos y que nadie consideraría de género. Con estos tiempos que corren (¡que vuelan!), obras como Asimilación son fundamentales para recordar y, sobre todo, para evitar.