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A veces no

Escribo este artículo el veintiséis de noviembre, una semana antes de su publicación y un mes antes de que Papá Noel vuelva a fichar en el paro. Son las ocho y media de la mañana. Fuera hace un frío seco y en la cama alguien duerme. O dormita, no sé. Soy un sujeto bastante molesto. Cuando estoy despierto, tengo la desagradable costumbre de proclamarlo a los cuatro vientos con gestos tales como tropezarme contra una puerta, contra la pared, contra la nevera (sí, quién cojones se tropieza contra una nevera, si es alta, ancha, inmóvil y, lo más importante: está en una puñetera esquina. Pues el menda). Detalles románticos. Los gallan cantan y yo tropiezo.

De tropezar va la cosa.

El viernes, después de una ajetreada jornada laboral y posterior comida de empresa (no usaré adjetivos como copiosa o apetitosa o marranadas similares), impartí una conferencia en Librería Desnivel sobre El papel del entorno en la literatura, y ayer estuve de 11 a 18:30 firmando en la Casa del Libro de Torrelodones. Solo este segundo era el último evento de la gira de Cabárceno, pero las libreras de Desnivel, siempre atentas, situaron ejemplares en la mesa. Un encanto.

La firma estaba programada hasta las 21. Si recogí antes era porque me dolía la cabeza y porque a veces no, a veces simplemente no es el día. Hasta los escritores de Best Sellers acusan jornadas débiles, más cuando juegan fuera de casa. Para los escritores noveles pero que ya estamos dentro del sector, jugar fuera no es irse al extranjero, como puede serlo para Gómez-Jurado o Carmen Mola, es hacerlo fuera de nuestra ciudad o Comunidad Autónoma. Las editoriales pequeñas, aunque sean tradicionales, llegan hasta donde llegan.

Imagínenme: relativamente joven, ojeroso, con más kilos de los que enseña Instagram, intentando convencer a los clientes de que echen un vistazo a mi thriller, titulado y ambientado en Cantabria, con una sinopsis llena de humor, en vez de a la nueva de Posteguillo o del autor fiable de turno. La campaña navideña. No salió bien.

Y no pasa nada.

A menudo me encuentro con compañeros de oficio inseguros a la hora de realizar eventos, en concreto los autores de obras de ficción de nicho, como pueden serlo la fantasía o ciencia ficción en España. Bastan un porrón de horas en una librería, como yo ayer, para confirmar las los hábitos de compra: el perfil de varón adulto, entre cuarenta y sesenta años, recorría la sección histórica y en menor medida la policiaca; el varón joven, la de filosofía o fantasía épica; la mujer adulta oscilaba entre novela negra y psicología; y las mujeres jóvenes, fantasía juvenil y romántica. Los niños iban a su bola y, por supuesto, hubo excepciones. Eso sí: no vi a nadie comprar ni la ganadora ni la finalista del Planeta.

¿Con esto quiero decir que los autores de esos géneros tendrían más éxito?

Depende de cada cual. Salvo en el caso de lectores empedernidos, la literatura, como objeto de ocio, la mueve el fenómeno fan: seguidores de tal o cual autor que se compran todas sus obras y les gusta como persona, o de un orador que ahora publica, o similares. Ganarse al lector siempre es una odisea, y hacerlo convenciéndole tanto que decida incluirte en su panteón fanático, un milagro. Por eso hay que cuidarlos, al igual que a las librerías pequeñas y bibliotecas públicas, que son las mayores aliadas en este proceso. Detrás de cada venta no hay 2€, hay una persona que ha decidido apostar por ti en modalidad de doble filo: tiempo de lectura y tiempo de trabajo para pagarla, es decir, Tiempo, lo único que tenemos.

A veces hay firmas maravillosas en lugares seguros, donde este y aquel a los que convenciste se traen a otros conocidos, y la cadena crece, y a veces no y somos como colonos en tierras extrañas buscando una parcela óptima donde ondear nuestra bandera. Pero quizá a la siguiente, o a la otra, o a base de insistir, la frontera se amplíe. Ya ha ocurrido.

One thought on “A veces no

  • Gracias por ofrecer constantemente contenido de tan alta calidad.
    La claridad de su escritura y el contenido bien estructurado hacen que la lectura sea atractiva y agradable. ¡Continúa con el fantástico trabajo!

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