Teresa, de Paula Ortiz
JOSÉ LUIS MUÑOZ
Estrenada casi simultáneamente que la brillante adaptación de la novela de Ernest Hemingway Al otro lado del río y entre los árboles, y diametralmente distinta argumental y formalmente hablando, este acercamiento a la vida de Teresa de Jesús, interpretado en su juventud por Greta Fernández y en la edad adulta por Blanca Portillo, es una adaptación de la obra teatral de Juan Mayorga La lengua en pedazos y lo teatral, en su puesta en escena que quiere ser original, pesa como una losa en la película a pesar de la belleza plástica de la fotografía de Rafael García.
Los enfrentamientos verbales entre Teresa, a punto de que se proscriba su orden y se cierre su convento, y el Inquisidor (Asier Etxeandía) que amenaza con procesarla, pecan de histrionismo. La intensidad dramática, con subidas de tono constantes, entre los dos actores que sustentan la película se hacen cansinos y si uno no es muy proclive a la mística de la santa pronto se desentiende de lo que sucede en pantalla. Puro teatro filmado a pesar de una cámara inquieta, buenas intenciones y actores buenos, aunque sobreactuados, que creen estar pisando un escenario.