Soulería de ida y vuelta
Por Elizabethslvtrr
La gira “Soulería de ida y vuelta” celebra los veinte años de Pitingo en la música, fue el primero en lanzarse a grabar covers de temas soul y R&B, gracias a una cinta de cassette que encontró en casa donde se oía la voz de Aretha Franklin, sus versiones llegaron a ser tan personales, odiadas y amadas a la vez, que la combinación del soul y el cante por bulerías dio un vuelco al flamenco para pasar de estado puro a líquido, y posteriormente, hacerse sólido, fusionado con su talento vocal y el dominio en escena, así fue como Pitingo, haciendo honor a su nombre artístico, abrió las puertas a un flamenco elegante que presume de derrochar “soulería” a nivel internacional.
Unir flamenco, soul, góspel con una base de músicos cubanos, no es nada fácil, así como hacer bailar con versiones flamencas de temas como himnos intocables en América Latina y los temas más representativos de la música afroamericana; toda esta fuerza musical en un escenario como el Wizink Center y la humildad que le caracteriza, es un montaje propio de Pitingo, un artista que se mantiene firme en su esencia, con el único mensaje de igualdad entre culturas y razas.
“Soulería de ida y vuelta” es también el título de su más reciente disco grabado entre México y Costa Rica y producido por Paul Rubinstein, contiene temas que también sonaron en el escenario; la versión de “Angel” de Joan Secada, dio inicio a un concierto de dos horas entre bulerías, fandango, soul y ritmos latinos donde la voz de Pitingo, parecía viajar en una montaña rusa de velocidad suave haciendo dibujos en el aire y en el espacio que existe entre el micro y su garganta, “Con los años que me quedan” no dejó de ser un bolero pero con ese toque que sólo un cantaor gitano puede darle, a la vez que convertía en flamenco los oh oh oh oh del coro de “Ojalá que llueva café”; le siguieron temas como “A puro Dolor”, “Oye cómo va”, “Fruta Fresca”, al lado de “I just call to say I love you” que prácticamente el público cantó entera, y un majestuoso “Stand by me”.
Entre palmas flamencas y chasquidos propios del soul, el coro góspel daba paso a cada uno de los temas, el concierto fue a la vez, un agradecimiento a los mentores del cantante, Enrique Morente o Ketama, quienes le apoyaron en sus inicios cuando le llovían las críticas de músicos puristas mientras él seguía abrazado a su estilo musical mestizo; dedicó a María Jiménez, el tema nominado a los Grammy Latinos “Cucurrucucú Paloma”, y cantó junto a su amigo Miguel Poveda, el tema convertido en himno del compositor panameño Omar Alfano “El Gran Varón”. Pitingo se despidió con su tema más conocido, “Killing me softly” pero dejó claro que estaría siempre presente apoyando a cantantes como Miriam Fernández y colaborando en proyectos benéficos, como la recaudación de este concierto que fue íntegro a la Fundación PRODIS. VER VIDEO